Hablar del despoblado de San Silvestre, muy cercano a la localidad toledana de Novés, es tratar con nostalgia la historia de un emplazamiento que llegó a ostentar el título de villa, y a ser propiedad y lugar de residencia de importantes personajes de la gloriosa historia de nuestro país. Su etapa más floreciente podemos situarla a finales del siglo XV, cuando Gutiérre de Cárdenas, Señor de Torrijos, manda construir su imponente castillo que aún hoy se mantiene en pie conservando su magnífica portada. Su momento de decadencia y posterior despoblamiento lo situamos en el siglo XVIII, llegando en la actualidad a ser propiedad privada, que aún mantiene intacta su iglesia parroquial y un conjunto de casas de labor.
Las Relaciones Topográficas de
Felipe II nos revelan cómo era la villa a finales del siglo XVI, su economía,
su sociedad, sus usos y costumbres… Hay datos muy importantes que nos hacen
pensar en la posible causa de su temprano despoblamiento, pues “se dice questa villa es tierra fria, llana y
rasa y lugar enfermo… es tierra falta
de leña de dos leguas de la dicha villa y que no hay montes ni se crian animales”.
También se hace referencia a un elemento tan importante para la supervivencia
como es el agua: “A los veinte y tres se
dice que los vecinos de la dicha villa beben del dicho arroyo y fuentes porque
los pozos son salobres y no para beber”.
La iglesia parroquial de San
Silvestre ha resistido el paso de los siglos y aún hoy podemos contemplarla en
todo su esplendor. Si nos detenemos unos instantes frente a su bella espadaña
que aún alberga las campanas, típica de las edificaciones de la arquitectura rural,
podría parecernos que en el lugar aún hay vida, que aún se siguen celebrando
oficios religiosos en el templo. Pero si miramos a nuestro alrededor sólo
encontraremos nostalgia y añoranza de lo que algún día fue San Silvestre. La
iglesia, propiedad privada como el conjunto de toda la finca, se abre para
celebrar cultos familiares y cada 31 de diciembre, festividad de San Silvestre
Papa, que es quien la da su nombre.
Por ello he querido traer hasta
este blog esta tradición, lo único que queda vivo del sentir colectivo hacia
este lugar, y que en los últimos años nos anuncia su posible desaparición. Tres
fueron las fiestas que la villa de San Silvestre contó entre sus celebraciones,
y que nos mestran las Relaciones de Felipe II: “A los cincuenta y dos capitulos se responde que alinde de las fiestas
de guardar por la Santa Madre Iglesia hay otras tres particulares una la
advocacion de la iglesia desta villa de San Silvestre por ser la advocacion del
pueblo e iglesia y la otra que dicen de San Juan de Mata por voto de la dicha
villa y aquel dia se va en procesion a una ermita que dicen San Juan de la
Higuera y se dice misa en una iglesia o ermita
que esta en el campo, y la otra fiesta es de Señor San Gregorio
Nacianceno se guarda por el pulgon y… de ellas, no se ayuna de premia sino
salvo de devocion”.
Desde siempre la fiesta de San
Silvestre se ha celebrado cada 31 de diciembre, el último día del año, en el
despoblado de su mismo nombre. En este día, a diferencia del resto del año, la
iglesia abre sus puertas a los romeros que hasta allí acuden a perpetuar
esta curiosa tradición de acercarse a celebrar las fiestas de un lugar que hace
muchos siglos inició su decadencia. A esta fiesta, que bien podríamos
considerar como romería, han acudido desde siglos pasados los vecinos de la
cercana localidad de Novés, que incluso han tomado esta tradición como propia por
ser ellos los principales participantes de la misma. Desde
los años 70 del pasado siglo, según me ha informado Don Eladio, párroco de Novés y San
Silvestre, la fiesta ha consistido en la celebración de la Santa Misa en honor
al patrón, seguida de un refresco que los propietarios de la finca ofrecían
para cuantos quisieran acudir. Me comentaba además que en los últimos años
había resurgido un poco más, al contar con mayor participación. En la
primera mitad del siglo XX, incluso se sacaba en procesión la imagen del Santo
por los alrededores de la iglesia. Los dos últimos años desgraciadamente se ha
dejado de celebrar, perdiéndose así una secular tradición que quién sabe si
algún día podremos volver a disfrutar.
Quiero expresar mi más sincero
agradecimiento a Don Eladio, párroco de Novés y San Silvestre, que tan
amablemente me ha atendido para hablarme de esta peculiar celebración, y que me
ha abierto las puertas de la parroquia de su pueblo, dándome la posibilidad de
seguir estudiando las valiosísimas tradiciones del lugar. También quiero
agradecer la amabilidad y ayuda de Don Manuel, que con mucho gusto me mostró
esta joya olvidada.
Fuente consultada: Viñas Mey, Carmelo; Paz, Ramón, Relaciones histórico-geográfico-estadísticas de los pueblos de España hechas por iniciativa de Felipe II: Reino de Toledo. Madrid. 1951).
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