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jueves, 11 de septiembre de 2014

LA ROMERÍA DEL MILAGRO DE LAS VENTAS CON PEÑA AGUILERA


Cuando va mediando agosto, en el pueblo toledano de Las Ventas con Peña Aguilera, empieza a notarse en el ambiente cierto aire de impaciencia, de alegría, de emoción contenida… El sonido de los panderos inunda cuando cae la noche las calles de este pueblo monteño anunciando que “El Milagro”, como los venteños llaman a su romería, está cerca.
Desde hace varios siglos esta localidad ubicada en un precioso enclave de los Montes de Toledo, celebra cada primer fin de semana de septiembre su fiesta más querida y la de más tradición: la Romería de la Virgen de la Santa Cruz del Milagro. Una fiesta que pasa de generación en generación, que no muere, que llena los corazones de infinidad de familias que con orgullo se hacen llamar “milagreras”, porque cargan con mucho gusto y devoción con el peso de tan antigua y arraigada tradición.
La Romería del Milagro se compone de cantidad de ritos y momentos que la hacen única; desde que se empieza a anunciar con las rondas nocturnas, hasta que los carros vuelven al pueblo, se produce todo un ritual digno de ser contemplado.
En primer lugar habría que hacer referencia a los hermanos que componen la Hermandad de la Virgen del Milagro. Se dividen en dos grupos o categorías, los numerarios y los protectores, cuya principal diferencia es que éstos últimos tienen derecho a llegar a ser mayordomos de la Virgen. Los hermanos protectores se inscriben en una lista solicitando la mayordomía, a la que accederán por orden. Cada año se cambia de mayordomía, siendo cinco los mayordomos que salen elegidos, celebrándose el sorteo el uno de mayo en la pequeña romería que se celebra en honor a la Virgen. Se sortea el puesto de cada uno de los cinco mayordomos, siendo el representante el primero de ellos, que será quien transporte el estandarte de la Virgen del Milagro en el carro, en el camino a la ermita. Alrededor de la ermita se levantan los “ranchos”, cuartos o habitaciones que se asignan a los romeros por sorteo, reservando siempre cinco para cada uno de los mayordomos. Los hermanos protectores tienen el privilegio de ocupar los ranchos de la sombra, mientras que los numerarios se instalarán en los del sol. La figura de los mayordomos es muy importante, pues son quienes organizan la fiesta y se encargan del buen funcionamiento de la misma. Ellos tienen durante todo el año la llave de la ermita para dejársela a todo aquel que quiera subir al Milagro a venerar a la Virgen. Se encargan además del cuidado de la ermita y todos los enseres de la venerada imagen.
Otro elemento que juega un papel muy destacado en la romería son los carros, tradición que los venteños siempre han mantenido con mucho empeño. Estos carros se engalanan semanas antes de la romería con multitud de flores de tela y papel, en muchas ocasiones elaboradas de manera artesanal; con telas, cortinas, estampas, cuadros e imágenes de la Virgen… En ellos, según manda la tradición, van subidas las mujeres tocando los instrumentos y cantando las tradicionales “milagreras”. Son una auténtica obra de arte, y aportan un carácter muy pintoresco a la celebración, pues es preciosa la estampa que componen cuando van en hilera camino del Milagro. Como marca la tradición, todos los carros cuando salen el sábado por la mañana de Las Ventas camino de la ermita, han de dar tres vueltas a la plaza, pues según dice la letra de una “milagrera” se ganan las indulgencias:
Al llegar a la plaza
Se dan tres vueltas
Que dicen que se ganan
Las indulgencias
Cuando por la tarde llegan al Milagro, de nuevo el ritual se repite y se dan tres vueltas a la ermita.
El folklore es también pieza clave de esta celebración. Cuenta esta fiesta con unas coplillas y jotas tradicionales, de temática muy variada,  que se cantan durante toda la romería. Reciben el nombre de “milagreras”, y narran acontecimientos históricos referentes a la Virgen, hablan de la gran devoción que se la tiene en Las Ventas, de los diferentes momentos de la fiesta… Hay otras de carácter más desenfadado y con cierto tono picaresco que normalmente se cantan entre amigos y familiares en los ranchos, en los momentos de convivencia. La presencia de los instrumentos es muy importante. Guitarras, laúdes, bandurrias, guitarros, castañuelas, panderetas y panderos marcan el ritmo de las canciones. Pero es sin duda el toque de los grandes panderos el que hace que estos cantos sean diferentes del resto de los que se cantan en la provincia de Toledo. Se trata de una verdadera manifestación de folklore local que está presente en todos y cada uno de los momentos de la romería: la salida de los carros, la parada en el Granujal, en el Puerto, en el Ofrecimiento… Hay infinidad de cantares y jotas que los venteños aprenden desde la cuna y que año tras año siguen entonando para mantener viva la tradición. Incluyo a continuación algunos de ellos como muestra:
Hago la guía
Y empiezo la primera
Hago la guía
Ayudadme, ayudadme
Virgen María

Desde el Granujal, madre
Se ve el Milagro
Las penas que traía
Se me han quitado

Virgen Santa del Milagro
Le dijo a la Pilarica
Mientras yo tenga venteños
No tengas miedo mañica

La del Sagrario en Toledo
Virgen de Atocha en Madrid
La del Remedio está en Cuerva
La del Milagro en mi pueblo
La fiesta dura tres días, sábado, domingo y lunes, y se celebra el primer fin de semana de septiembre. Ya en agosto, los “milagreros” se reúnen algunas noches para recorrer las calles del pueblo cantando las milagreras y haciendo sonar los panderos, para así anunciar la proximidad de la romería. El sábado del Milagro, a primera hora de la mañana, tras haber recogido al mayordomo primero, que encabeza la comitiva, todos los carros se dirigen a la plaza donde dan las tres vueltas de rigor. En los carros, no dejan de sonar los instrumentos y los cantares, todo es alegría, pues el día grande por fin ha llegado. Después se ponen en camino para ir a la ermita, haciendo varias paradas donde se canta, se baila, se come y se bebe. Son varias horas las que dura el trayecto, que con los rigores del verano y la orografía propia de los Montes de Toledo, se hace aún más duro. En torno a las cinco de la tarde los carros llegan al Milagro, y de nuevo dan las tres vueltas, esta vez alrededor de la ermita. La Virgen sale a recibir a todos los romeros a la puerta de la ermita y se reza el rosario, y cuando todos los carros están colocados, tiene lugar uno de los rituales más emotivos de la fiesta: el acto de vestir a la Virgen. En él sólo pueden estar presentes las mujeres, ningún hombre podrá entrar en la ermita. La primera mayordoma es quien se encarga de vestir a la Virgen con sus mejores mantos y joyas, ayudada por el resto de mayordomas y por su familia. El resto de mujeres acceden a la ermita que permanece cerrada durante este acto, para presenciar la laboriosa tarea de poner guapa a la Reina de los milagreros. Cuando se acaba de vestir a la Virgen, las puertas de la ermita se abren para que todos puedan contemplar la inigualable belleza de la Señora que luce sus mejores galas para los días de la fiesta grande. La ronda del Milagro entra dentro de la ermita cantando milagreras, momento muy emocionante, y salen cantando sin dar la espalda a la Virgen. Repiten el ritual varias veces, finalizando con un ¡Viva la Virgen del Milagro! A partir de este momento, toda la tarde-noche del sábado la ermita permanecerá abierta para que todos los devotos puedan visitar a la Virgen.
Familiares y amigos se reúnen en los ranchos para degustar gran cantidad de productos típicos de esta fiesta, como son los deliciosos embutidos elaborados con la carne de venao, como son el tasajo y el somarro; el pisto, las tortillas, las tradicionales tortas del Milagro… los cánticos y las visitas a la ermita son constantes, y todo ello es muestra de la gran devoción que se tiene a la Virgen del Milagro que, sin ser la patrona del pueblo, mueve muchos corazones.
El domingo por la mañana tiene lugar la misa y la procesión, y por la tarde el Ofrecimiento. La Virgen se coloca detrás de la ermita, y los asistentes pasan a ofrecer su donativo con la peculiaridad de hacerlo bailando la jota y siempre frente a la Virgen, sin darla la espalda. Este es un acto de los de mayor participación, pues las gentes que no se han hospedado allí durante la romería, también acuden para venerar a la Virgen y cumplir la tradición. La jornada del domingo vuelve a transcurrir entre cantares de milagreras y jotas, y compartiendo agradables momentos de convivencia entre familiares y amigos.
El lunes para el milagrero es un día cargado de nostalgia, de añoranza y sobre todo de comienzo de la cuenta atrás para un nuevo Milagro. Los carros de nuevo han de volver a Las Ventas con Peña Aguilera, no sin antes aprovechar los últimos momentos de la romería para seguir venerando y cantando jotas a la Virgen. Los cánticos de despedida frente a la Virgen se ven ahogados por la emoción, nadie quiere marcharse. La ronda se despide de la Virgen y sale sin darla la espalda como es tradición, y Ella queda esperando otros 365 días para que sus venteños vuelvan a estar con Ella. Dice la milagrera:
Se queda sola
La Virgen del Milagro
Se queda sola
Entre riscos y valles
A lo pastora
 
Queda contenta
La Virgen del Milagro
Queda contenta
Porque sus mayordomos
La han hecho fiesta
Los carros desandan el camino que separa el Milagro de Las Ventas de la misma manera que lo hicieron el sábado en la venida. Cuando llegan al pueblo, antes de ir cada uno a su casa, han de darse de nuevo las tres vueltas como manda la tradición, pero esta vez no serán a la plaza como en la ida, sino a todo el pueblo, repitiéndose en tres ocasiones el mismo recorrido. Los carros vuelven a los corrales, los panderos y demás instrumentos se guardan, pero la ilusión y la devoción siguen vivas, porque el milagrero sabe que ha comenzado una nueva cuenta atrás para estar con su Virgen.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a mi gran amigo Eduardo Rodríguez Carrobles y a su familia, que este año han tenido el grandísimo honor de ser los primeros mayordomos, por su invitación a la romería y por contagiarnos su enorme devoción a la Virgen del Milagro. También quiero agradecer la invitación de mi amiga Victoria Utrilla y de su familia, con quienes también tuvimos la suerte de compartir momentos milagreros. Para mí ha sido un verdadero placer contemplar como se vive la devoción y la tradición en el pueblo de Las Ventas, y haber podido compartir con ellos las vivencias de una parte de su fiesta.
Las mujeres visten a la Virgen

Los tradicionales panderos

La Virgen engalanada en su ermita

La belleza de los carros

En plenos Montes de Toledo

Cruz del Milagro

*Todos los textos, así como las imágenes y archivos de vídeo son propiedad del autor.

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