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martes, 5 de mayo de 2015

LA FIESTA DE “LA MAYA” DE COLMENAR VIEJO


El pueblo madrileño de Colmenar Viejo, revive cada 2 de mayo una de sus tradiciones más importantes y señeras. La Fiesta de “la maya”, con la que se da la bienvenida a mayo, el mes de las flores por excelencia y que cuenta con gran cantidad de tradiciones y ritos que giran en torno a la naturaleza.

Esta antigua tradición, de raíz pagana, se remonta a siglos remotos y antiguas culturas que mediante rituales daban la bienvenida a la primavera y los ofrecían a deidades paganas para propiciar la fertilidad de los campos y que los frutos y cosechas fueran abundantes. Estas fiestas que se celebran en España en torno a los primeros días de mayo, están íntimamente relacionadas con las celebraciones que en época romana se dedicaban a algunos dioses. En el caso de la fiesta que nos ocupa, podría estar estrechamente ligada a los antiguos cultos a Bona Dea, también conocida como Maia, que era la diosa de la fertilidad, y que precisamente era representada sentada en un trono, de la misma manera que se disponen las mayas de Colmenar Viejo. Sabemos además que los rituales que se ofrecían a esta diosa tenían lugar en habitáculos profusamente decorados con flores y otras hierbas y plantas, paralelismo que encontramos en las mayas de este pueblo madrileño, que se disponen en altares ornamentados de esta manera como veremos más adelante.

Es curioso que encontremos la figura de la maya en diversos puntos de la Comunidad de Madrid, habiendo desaparecido la tradición en algunos de ellos. Madrid capital es uno de los lugares que se ha esforzado gracias a diferentes colectivos -entre los que se encuentra el grupo Arrabel- en recuperar esta tradición que cada año se celebra a principios de mayo en el barrio de Lavapiés. Pero la que más conserva toda su esencia y sabor y que no se ha visto interrumpida, es la que tiene lugar cada 2 de mayo en Colmenar Viejo, suponiendo una importante seña de identidad para los colmenareños.

En la fiesta participan varias niñas de corta edad que se ofrecen para desempeñar el papel de maya, acompañadas por otro grupo de féminas que componen una especie de corte. Cada maya ocupará un altar cuyos familiares y amigos se encargarán de preparar para el día grande de la celebración. El día de antes acuden al campo a recoger todo tipo de plantas aromáticas y flores, como son los tomillos, lavanda, romero, retama, amapolas, margaritas… que dispondrán minuciosamente para engalanar el altar. El día dos de mayo por la mañana comienza el laborioso trabajo de dar forma al altar que debe estar terminado para la tarde, momento en que las mayas serán entronizadas. Los altares, que se reparten por varios puntos, presentan variadas formas y coloridos que adquieren gracias a la multitud de flores y adornos que los componen. Suelen componerse de un frontal que sirve de fondo o telón para la maya, y que se decora con arcos y guirnaldas de flores, y con ricas colchas y telas de vistosos colores. Delante del altar se extiende una gran alfombra de hierbas aromáticas y flores, en la que a veces se suele representar el escudo de la localidad, o se disponen ramilletes de amapolas y otras flores que dan gran colorido y vistosidad al conjunto. Bajo el frontal se coloca una mesa a modo de altar, vestida con ricas mantelerías y telas bordadas o adornadas con puntillas, sobre la que se coloca la silla, que hará las veces de trono, en la que se sentará la maya para permanecer inmóvil durante unas horas. La mesa se decora con jarrones y floreros, y en todo el conjunto suelen colocarse cestas de mimbre decoradas también con plantas aromáticas y flores.

Las mayas son las protagonistas de la fiesta. Como decía anteriormente, son niñas de corta edad que orgullosas se ofrecen para cumplir con tan antigua tradición. El atavío de la maya se compone de enagua, camisa, medias y zapatillas blancas, y mantón de manila que cubre pecho y brazos y que se ata a la espalda. Rematan el atuendo gran cantidad de joyas, collares y colgantes, que le dan gran riqueza y vistosidad. Sobre sus cabezas llevan preciosas diademas de flores. Cada maya se acompaña de un grupo de niñas que visten de la misma manera que ella, portando los mantones sobre la espalda y prendidos por delante, a diferencia de ella. El papel que juegan estas niñas es el de hacer cuestación entre quienes visitan a la maya, para obtener dinero para costear los gastos de la fiesta.

Cuando todo está dispuesto, los familiares de la maya cuidadosamente la colocan sentada en el altar, donde permanecerá inmóvil y sin hablar durante varias horas. Los mantones que las cubren por completo dejan ver los ricos bordados que los adornan. Las niñas durante el tiempo que dura el ritual se asemejan a figuras pétreas de diosas que impasibles e inmóviles contemplan toda la expectación que generan. Mientras tanto las niñas acompañantes, provistas de un cepillo y una bandeja recogen los donativos al tiempo que pronuncian la repetitiva y tradicional fórmula: “Para la maya, que es bonita y galana”. Con el cepillo, mientras dicen tales palabras, cepillan la manga a los oferentes, acto que pienso podría tener varias interpretaciones: por un lado podría hacer referencia a un acto de limpieza o purificación del visitante que se acerca a la maya, pulcra e impecable, para no “ensuciarla” con su presencia; y por otro pienso que podría tratarse de un ritual de expulsión de malos augurios que podría traer todo el que se acerque a contemplar a la maya, especialmente aquel que no pertenezca a la comunidad. Una vez que se ha depositado el donativo en la bandeja, las niñas obsequian al oferente con una ramita de tomillo decorada por lo general con un lazo. Toda la recaudación la van depositando en otra bandeja o cestillo más grande que se coloca a los pies de la maya a modo de ofrenda.

La tarde es amenizada por los toques festivos de la dulzaina castellana y por los cantos y bailes tradicionales, que recorren cada uno de los altares donde los familiares de las mayas obsequian a los visitantes con licores y dulces típicos.


Y como la mayoría de las fiestas de raíz pagana, esta de la maya también tiene su parte religiosa. Una vez que las mayas son bajadas de sus respectivos altares, se dirigen en comitiva junto a las niñas acompañantes a la iglesia, donde hacen una ofrenda de flores a la Virgen de los Remedios, Patrona de Colmenar Viejo. La fiesta termina con la entrega de regalos a las mayas y con los bailes y cantos propios de la localidad. Una fiesta cargada de siglos que bien merece la pena visitar.

Esperando a la maya

"Para la maya, que es bonita y galana"

La maya permanece inmóvil en su altar

La cuestación se entrega como ofrenda a la maya

La maya en el precioso altar

La maya bonita y galana

Los altares se cubren de plantas y flores

Que siga la tradición...
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