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sábado, 18 de abril de 2015

EL “DÍA DEL CORDERO” EN VALMOJADO



El pueblo toledano de Valmojado, que en otros tiempos perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, y dentro de ésta al Sexmo de Casarrubios, celebra desde antiguo una fiesta llena de particularidades que tiene su punto álgido el Lunes de Pascua. Se trata del “Día del Cordero” o “Fiesta de los Mayordomos”.

La fiesta tiene su origen en los antiguos cargos de la Cofradía del Stmo. Sacramento, que nace al igual que muchas otras Sacramentales en el siglo XVI. Dicha cofradía en Valmojado estaba compuesta por dos administradores que, por lo general, eran gente pudiente del pueblo, y solían ser regidores y alcaldes. Dado el poder adquisitivo de estas autoridades, ellos mismos podían hacer frente a los gastos que ocasionaba la fiesta y las diferentes celebraciones en que participaban. En el siglo XIX desparece la cofradía y la fiesta adquiere un carácter más popular entrando a ostentar los cargos de mayordomos la gente del pueblo. Por ello se potencia, llegando a existir listas de espera en las que la gente se iba inscribiendo para llegar a ser mayordomo. Con este nuevo aire que adquiere la tradición se incorpora además la mujer a la fiesta pudiendo ostentar también el cargo de mayordoma.
La fiesta y la presencia del cordero que más adelante veremos, está muy influenciada por el paso de la Cañada Real Segoviana por Valmojado, que era paso y puerto y punto estratégico donde Segovia además tenía fijados unos puntos de peaje para el ganado de la mesta. Vemos pues la importancia que la presencia del ganado ha tenido siempre en Valmojado, de la que bien podría ser heredera esta fiesta.

Los mayordomos, dos parejas que se eligen cada Lunes de Pascua, participan en diversas festividades a lo largo de todo el año: San Sebastián, Jueves Santo en el Lavatorio de los pies a los discípulos, San Isidro, Corpus Christi, Virgen del Carmen, el patrón Santo Domingo de Guzmán… El día de San Sebastián es uno de los más importantes para los mayordomos. Ellos mismos se encargan de engalanar al santo para la tradicional “procesión de las naranjas”. Le colocan ramas de árbol de las que cuelgan unas cintas de colores denominadas “yugos” que emplearán también el Sábado de Gloria para “vestir la Cruz”. Me cuentan que hace unos años fue recuperada la Cruz de San Sebastián en el lugar donde se encontraba la antigua ermita dedicada a este santo, hacia donde los mayordomos llevan la sagrada imagen en procesión el día de su fiesta.

Otro momento de gran protagonismo de los Mayordomos es el tradicional “corte de las Aleluyas” que tiene lugar el Miércoles Santo. Las Aleluyas son una especie de viñetas que componen una historia, y que son herederas directas de los pliegos de cordel, muy extendidos en el Siglo de Oro y siglos posteriores, y que eran cantados o narrados tradicionalmente por ciegos, de ahí que también recibieran el nombre de “romances de ciego”. Me cuentan que antiguamente en Valmojado se empleaban los de tema religioso, pasando después a narrar temas eminentemente populares. Los Mayordomos adquieren estas Aleluyas en Madrid y las lanzan desde el coro de la iglesia en la Vigilia Pascual del Sábado Santo, siendo los niños quienes se afanan en conseguir el mayor número para formar la historia completa.

Otro de los rituales de gran interés etnográfico en el que participan los Mayordomos es el acto de “Vestir la Cruz” que tiene lugar el Sábado de Gloria en casa de la Mayordoma Primera. La cruz se compone de un armazón de madera que se encargan de vestir de manera magistral un grupo de mujeres. El ritual se compone de pasos complejos en los que estas camareras cosen y prenden diferentes joyas de gran valor que los Mayordomos han recogido casa por casa a los devotos. En una lista anotan el nombre y apellidos de cada persona que hace entrega de sus joyas para devolvérselas terminada la procesión del “Encuentro” del Domingo de Resurrección. La Cruz se adorna con broches, rosarios, alfileres… y con los tradicionales “yugos” o cintas de seda que las mujeres cosen y prenden a la estructura de madera, que se remata con ramos de flores de tela. En un tocón de madera con unas argollas de hierro, que me cuentan que recibe el nombre de “bolo en vísperas”, las mujeres sujetan la cruz para llevar a cabo tan laboriosa tarea de ajustar todos los ornamentos que la componen. En la mañana de Resurrección los dos mayordomos, acompañados por las mayordomas vestidas de mantilla, portan la cruz hasta el lugar donde se produce el encuentro entre Cristo Resucitado y la Virgen.

El día grande para los mayordomos es el Lunes de Pascua. Tras conseguir un cordero y una oveja, se encargan de lavarlos y engalanarlos con cintas y escarapelas de colores, y con pequeñas esquilas que penden de los cuellos de los dos animales. El cordero vendría a representar al Cordero Pascual, al mismo Cristo que derramó su sangre para salvar al mundo. En la tarde del Lunes de Pascua los llevan a la plaza para protagonizar junto a ellos la fiesta, y una vez acaba ésta son devueltos de nuevo al pastor que los cedió. Me comentan que antiguamente, cuando no había recursos, los mayordomos probablemente los sacrificaran para organizar una comida con la carne.

A media tarde la banda de música recoge a cada uno de los Mayordomos en su casa, donde la familia invita a limonada, agua limón, patatas y dulces, que ofrecen a todos los presentes y a los músicos. Durante todo el recorrido se tiran cohetes para anunciar la fiesta. Las dos parejas de mayordomos visten de la misma manera, portando los dos mayordomos sombrero. Me comentaban que antiguamente los mayordomos solían ser jóvenes de unos 18 años que en muchas ocasiones llegaban a casarse después. No son siempre matrimonios las parejas que acceden a la mayordomía, hay ocasiones en que son madre e hijo, o incluso amigos. Tras la recogida de los cuatro mayordomos la comitiva se dirige a la casa del cura y del alcalde donde éstos son recogidos. El alcalde invita a los mayordomos a un refrigerio en su casa para después dirigirse a la plaza. Al llegar al ayuntamiento, los mayordomos meriendan junto a las autoridades dentro, y el pueblo es invitado en la plaza a limonada, patatas y cortezas. Finaliza la tarde con un baile amenizado por la banda de música, y que se encargan de abrir las dos parejas de mayordomos en el centro de la plaza. Según me indicaron mis informantes, este baile antaño se celebraba en las eras del pueblo. Culmina la fiesta con la presentación de candidatos a mayordomos y su posterior elección, siendo nombrados por el párroco al domingo siguiente.

Desde este momento, los nuevos mayordomos toman el mando, y reciben de manos de los mayordomos antiguos un libro en el que durante todo el año han ido anotando cada paso de la fiesta, donde se describe el desarrollo y los rituales de la misma. Tras haber participado en otras festividades como son San Isidro o el Corpus, la primera aparición de los mayordomos de manera oficial tiene lugar el 16 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen. En este día comienzan a salir a “pedir para el Santísimo” por las casas del pueblo para recaudar dinero para sufragar la fiesta y las diferentes celebraciones en las que están presentes a lo largo del año, todas ellas de carácter religioso. Una parte de la cuestación la destinan a la donación de un regalo para la iglesia. Es tradición que cuando las mayordomas salen a pedir vistan el peculiar “traje de pedir”, compuesto por un vestido confeccionado con tela de colchón, alpargatas, pamela y una especie de gran alforja de la misma tela que el vestido, que llevan cruzada al pecho y en la que recogen los donativos. El origen de esta alforja lo encontramos en tiempos pasados cuando en lugar de dinero los mayordomos recogían trigo en las eras del pueblo para luego venderlo y obtener dinero para costear los gastos de la fiesta. A partir del día del Carmen son muchos los días en que se puede ver a los mayordomos haciendo cuestación por las calles de Valmojado.


Agradezco la colaboración de D. Enrique del Álamo, párroco de Valmojado, que me puso en contacto con mi principal informante, David González Agudo, concejal e historiador local (autor del libro “El Cristo del Amparo, apuntes para la historia local de Valmojado”, que él mismo me regaló), que me aportó datos muy interesantes sobre la tradición, y con el que tuve el enorme placer de hablar durante un largo rato junto al también concejal Nicolás Sánchez Díaz. Ambos me estuvieron hablando del tesón de Valmojado por recuperar todo lo concerniente a su historia y tradiciones, labor que me consta están realizando de manera digna de elogiar. 

La Cruz vestida a la espera del Encuentro

Los mayordomos esperando el Encuentro el Domingo de Resurrección

Los animales engalanados para el día grande

La oveja y el cordero se exhiben en la plaza

Los mayordomos abren el baile el "Día del Cordero"

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