Bienvenidos a OBJETIVO TRADICIÓN, un proyecto que se basa en el estudio y la divulgación del rico patrimonio cultural inmaterial que posee España. Te invitamos a conocerlo a través de los ritos, costumbres, fiestas, tradiciones, folklore... que traemos hasta este espacio. ¡Gracias por tu visita!

sábado, 19 de enero de 2019

LA BOTARGA Y LOS DANZANTES DE VALDENUÑO FERNÁNDEZ (GUADALAJARA)


En la Campiña Baja de Guadalajara se encuentra Valdenuño Fernández, un pequeño y acogedor pueblo que custodia con orgullo una antigua tradición que pierde sus orígenes en la noche de los tiempos. Cada mes de enero, el domingo después de Reyes -que a su vez coincide con la fiesta litúrgica del Bautismo del Señor-, la botarga y los danzantes toman sus calles para seguir sumando años e historia a esta festividad que ya cuenta con la declaración de "Fiesta de Interés Turístico Regional". La dedican al Santo Niño Perdido, imagen devocional que custodian en su bella iglesia parroquial, y los protagonistas son la botarga y los danzantes que, acompañados de un tamborilero, recorren las calles del pueblo durante toda la jornada como veremos más adelante. 

La botarga viste pantalón y chaqueta confeccionados a base de retales de telas de vistosos colores; lleva albarcas en sus pies, correa con campanillas a la cintura, un gorro de lana de diferentes colores rematado con un borlón, y una careta o máscara que utiliza en algunos momentos de la fiesta. Lleva además unas grandes castañuelas de color rojo con las que golpea a vecinos y visitantes, así como una porra o cachiporra. Representa el mal y "lucha" contra el bien que está representado por los ocho danzantes. Este aspecto queda perfectamente reflejado en diferentes momentos de la fiesta en que la botarga entra en acción: durante la misa importunando a quienes con devoción acuden a besar el portapaz, lanzando las monedas recogidas en la colecta al suelo, durante la procesión cuando se tumba en el suelo para que la imagen del Santo Niño Perdido pase sobre él...

Los ocho danzantes y el tamborilero visten pantalón de pana y chaleco negros, camisa y medias blancas, faja roja y alpargatas de esparto atadas con cintas a las piernas. El chaleco en su parte posterior lleva bordadas unas hojas a cada lado. Portan largos palos de madera pintados de rojo, que emplean para las danzas de paloteo que interpretan, y que llevan sujetos a las muñecas con unas cintas del mismo color. Van acompañados por un tamborilero que marca el ritmo de la danza junto a la botarga que también golpea las castañuelas y la cachiporra con el mismo fin. Otros dos mozos les acompañan portando los palos de repuesto y la bolsa en la que por la mañana recogen los donativos.

La fiesta comienza en las primeras horas del domingo. La botarga y los danzantes recorren las casas del pueblo haciendo cuestación para sufragar los gastos de la celebración. Sus vecinos les reciben con mucho agrado y les agasajan con dulces, licores y otras viandas a cambio de los tradicionales paloteos que interpretan a los sones del tambor. Unas danzas muy curiosas y llamativas que se diferencian de otras que tienen lugar en otros puntos por el hecho de no llevar más acompañamiento musical que un tambor. A menudo la música que acompaña a esas otras danzas se interpreta con dulzaina y redoblante, instrumentos de cuerda y percusión, y otros de viento. Esta peculiaridad y la destreza y fuerza con que los danzantes las ejecutan, hacen que adquieran un marcado carácter guerrero que nos hace pensar en varias hipótesis para interpretar su origen.

A media mañana tiene lugar la misa y los danzantes al término de la misma vuelven a danzar en el interior del templo y en la plaza de la iglesia. Resulta curioso observar como el suelo se llena de astillas y trozos de palo pintado de rojo, fruto de la fuerza con que los danzantes entrechocan sus palos a la hora de ejecutar las diferentes danzas, haciendo que a menudo se rompan. A medio día se retiran juntos a comer acompañados por las autoridades, y ya por la tarde, tiene lugar la procesión del Santo Niño. Ésta transcurre por la calle principal del pueblo y, en diferentes puntos, la botarga se tumba en el suelo para que la imagen del Niño Perdido pase sobre ella; una muestra clarísima de esa lucha del bien contra el mal a la que hacíamos referencia anteriormente. En la mitad de la procesión los danzantes ofrecen danzas de paloteo ante el Santo Niño, para acto seguido volver a la iglesia. De nuevo allí interpretan toda la muestra de danzas en el altar mayor. En primer lugar sale la botarga de la sacristía y hace tres genuflexiones ante la imagen del Niño Perdido, acto seguido sale el tamborilero que se sitúa en el centro detrás de la mesa del altar, y finalmente los danzantes que tras arrodillarse se dividen en dos grupos de cuatro. La botarga se encarga de darles las órdenes oportunas para que comiencen la danza, y les marca el ritmo con la castañuela y la cachiporra. Los últimos paloteos los ejecutan bajo las gradas del altar, y vuelven a la sacristía en el orden en que hicieron su aparición.

La fiesta termina en la plaza de la iglesia con la guerra de naranjas. Los danzantes desde un extremo de la misma lanzan estos frutos a la botarga que intenta defenderse parando los golpes con la cachiporra. Desde el otro extremo los más pequeños se afanan en coger las naranjas para lanzárselas también a la botarga. Al mismo tiempo ésta persigue a las chicas para mancharlas, llegando incluso a exprimirlas el zumo en el pelo. Podemos estar perfectamente ante un claro rito de propiciación de fertilidad, como ya hemos visto en otras botargas y mascaradas que se suceden en invierno a lo largo de la Península, en las que las naranjas adquieren este sentido.

FUENTE CONSULTADA: López de los Mozos, José Ramón, Fiestas tradicionales de Guadalajara. Aache, Guadalajara, 2000.

*Todos los textos y las imágenes son propiedad del autor de este blog.















sábado, 12 de enero de 2019

LA ROMERÍA DE LAS NIEVES EN LAS MACHORRAS (BURGOS). EL "BOBO" Y LOS DANZANTES


Las Machorras es una pedanía de la localidad burgalesa de Espinosa de los Monteros, limítrofe con Cantabria, y asentada en plenos valles pasiegos. Un lugar de una belleza paisajística que enamora, y que mantiene una tradición que cada 5 de agosto se perpetúa en la conocida Romería de las Nieves, a la que acuden gentes de todo el valle para venerar a esta Virgen a la que profesan gran devoción.

Cuando el visitante acude hasta este enclave, lo primero que divisa nada más cruzar el río Trueba es la "maya", un árbol de varios metros despojado de sus ramas y decorado con cintas de colores y la bandera nacional, que se coloca la víspera de la fiesta. Los alrededores del santuario se convierten en una feria repleta de puestos en los que se pueden adquirir y degustar los exquisitos manjares de esta tierra que tiene a la ganadería como su principal actividad económica. Sobaos pasiegos, quesadas, quesos, embutidos, artesanías realizadas con madera... Todo un abanico de productos que dan fama a estas tierras y que son un verdadero placer para los sentidos.

Esta Romería es una de las más conocidas y concurridas de la provincia de Burgos que congrega cada 5 de agosto a gran cantidad de romeros, atraídos por los interesantes ritos que la componen. Sin duda, los máximos protagonistas son los ocho niños danzantes, el Mayoral, el Rabadán y el Bobo que, a lo largo de toda la mañana, se encargan de poner la nota de color a esta preciosa fiesta. Los ocho danzantes llevan vistosos atuendos compuestos por camisa, enaguas, medias y zapatillas blancas, un mandil con una pequeña abertura en la parte superior, fajín de color rojo, banda amarilla que cruza el pecho, y dos lazos -uno amarillo y otro rojo- anudados en los brazos. Sobre la cabeza llevan una boina o txapela de color negro y portan castañuelas con las que marcan el ritmo de las danzas. El Mayoral y el Rabadán visten camisa y pantalón blanco, zapatillas del mismo color, fajín y banda rojas, y boina a juego. Ambos portan sendos bastones decorados con cintas y lazos de color verde y rojo, rematados con un penacho de flores de tela.

La fiesta comienza en las primeras horas de la mañana cuando los danzantes dirigidos por el Mayoral, el Rabadán y el Bobo, se dirigen a la entrada del pueblo para recibir a los visitantes. Allí ejecutan sus danzas al son de la dulzaina, el redoblante, el bombo y un pandero. Mientras tanto el Bobo se encarga de hacer cuestación entre quienes acuden a la Romería, no dejando acceder a nadie hasta que le hayan hecho entrega del correspondiente donativo. El Bobo es un personaje pintoresco que lleva un vistoso y colorido atuendo que se compone de camisa y pantalón bombacho de flores de colores, un par de medias de distinto color, alpargatas blancas y negras que se atan a las piernas con unas cintas de los mismos colores, y la capucha que se remata con una especie de gorro cónico, decorada con ribetes. Oculta su cara tras una máscara, y porta en sus manos una espada de madera y unas grandes tijeras rematadas con un par de cuernos de cabra con las que da el tradicional "abrazo" a los romeros. En su cintura lleva un cinturón del que cuelgan varios cencerros.

Cuando han llegado las autoridades, los danzantes ejecutan danzas de bienvenida para acto seguido dirigirse a la iglesia donde tiene lugar la celebración de la Misa. Terminada ésta, la imagen de la Virgen de las Nieves, acompañada por los danzantes, el Mayoral, el Rabadán y el Bobo, recorre las inmediaciones del santuario en procesión. El momento más esperado llega cuando, finalizada la celebración religiosa, los danzantes ofrecen sus danzas pasiegas en la plaza y recitan los tradicionales versos en los que hablan de los acontecimientos relevantes que han tenido lugar en el pueblo a lo largo del año. El encargado de abrir el acto es el Mayoral, que recita varios versos dedicados a la Virgen de las Nieves y en los que habla de la tradición y la devoción hacia la sagrada imagen. En nuestra visita a esta fiesta tuvimos la oportunidad de presenciar de cerca este momento, y pudimos recoger algunos de esos versos que reproducimos a continuación:

Para empezar mi discurso
pido permiso al alcalde,
señores y autoridades,
y a todo el que aquí se halle.

Ante un público ilustrado
levanto mi débil voz,
suplicándoles que tengan
de mis voces compasión.

(...)

Con el transcurso del tiempo
desaparecen los seres,
y tú siempre estás igual
Virgen Santa de las Nieves.

El mayor de tus milagros
fue tu santa aparición
el día cinco de agosto
con un sol abrasador

Que dejaste las señales
en el Monte de Esquilino
dándole tu nombre a un templo
en memoria de tu Hijo.

De las orillas del Tíber
cruzando inmensas llanuras
viniste a fijar tu trono
en estas grandes alturas.

Desde Río Seco a Trueba
desde La Sía a Lunada
todos te llaman a ti
la Virgen de estas montañas (...).

Seguidamente, se alternan los versos que recitan los danzantes con la muestra de las diferentes danzas que ejecutan, como el "caracol" y el "ahorcado". Cuando toca el turno al Rabadán, al finalizar sus versos, corre tras el Bobo intentando golpearle. Termina el acto con la intervención de este último que, subido en un tronco y provisto de una gran tira de papel de varios metros, se encarga de recitar las "Noticias del pueblo" en tono humorístico. Ante las autoridades y el público asistente, va narrando los acontecimientos ocurridos a lo largo del año en el pueblo, por lo general en tono jocoso, que sacan las carcajadas de cuantos lo escuchan. La fiesta se prolonga durante el resto de la jornada y el día siguiente conocido como "Las Nieves Chiquitas".

FUENTE CONSULTADA: Valdivielso Arce, Jaime L., Romería al Santuario de la Virgen de las Nieves: sus danzas, sus personajes, en Las Machorras, tierra de Pasiegos (Burgos). Consultado el 12 de enero de 2019 en www.cervantesvirtual.com

*Los textos y las imágenes son propiedad del autor de este blog.

El Mayoral y el Rabadán

El Bobo

El Bobo con su máscara

Los Danzantes acceden al Santuario de las Nieves

El Bobo se sube al tronco

El Bobo recita las "Noticias del Pueblo"