Bienvenidos a OBJETIVO TRADICIÓN, un proyecto que se basa en el estudio y la divulgación del rico patrimonio cultural inmaterial que posee España. Te invitamos a conocerlo a través de los ritos, costumbres, fiestas, tradiciones, folklore... que traemos hasta este espacio. ¡Gracias por tu visita!

miércoles, 23 de agosto de 2017

LA BOTARGA DE LAS CANDELAS DE RETIENDAS (GUADALAJARA)



Retiendas, pequeño pueblo de la Sierra Norte de Guadalajara que no alcanza la centena de habitantes, cuenta con una tradición que cada año celebra en torno a la fiesta de Las Candelas el fin de semana más próximo al dos de febrero. Se trata de la Botarga de las Candelas, una de las fiestas más representativas de la provincia de Guadalajara, que destaca sobre el resto por el hecho de no haber dejado de celebrarse nunca, a pesar de las inclemencias del tiempo y de los avatares de la historia. Una Botarga similar a las que hemos visto anteriormente y a otras que aparecen en diferentes puntos de la referida provincia, pero que se convierte en especial y única por una serie de ritos que lleva aparejados. En mi visita a Retiendas pregunté al Botarga acerca de la manera de acceder a este cargo. Él mismo me explicó que cada año se presenta una familia del pueblo para desempeñar la función de Mayordomos, y que son éstos los que normalmente escogen a un miembro de la familia o amigo para que sea Botarga. Me aportaba también como dato curioso que al ser tan pequeño el pueblo, hay familias que les toca repetir al frente de la mayordomía más de un año, y por tanto también a la Botarga.

El traje que viste este personaje es similar al que encontramos en otras Botargas. Se compone de pantalón y chaqueta de tela de paño de color verde, rojo y amarillo que se alternan entre sí mediante diferentes cuadros y tiras cosidos. La chaqueta lleva bolsillos y botonadura de los mismos colores, y una capucha rematada con tres cuernos.  Lleva cosidas a las mangas de la chaqueta y al pantalón a la altura de las rodillas una especie de pequeñas escarapelas que alternan los colores anteriormente mencionados. Lleva un cinturón de cuero del que cuelgan varios cencerros de diferentes tamaños. Completan el atuendo la careta, cada año diferente, con que cubre su cara cuando baila ante la Virgen, la porra o cachiporra y las grandes castañuelas.

La fiesta de las Candelas comienza el sábado cuando por la tarde se enciende la gran hoguera en la plaza y hace su aparición la Botarga por primera vez. Desde ese momento se dedica a recorrer todo el pueblo y entrada la noche tiene lugar la procesión con la Virgen de las Candelas acompañada por la luz de las velas. Ya el domingo a primera hora sale la Botarga a recorrer las calles del pueblo para hacer cuestación y despertar a los vecinos en el día grande de las fiestas. Tiene licencia para entrar dentro de las casas y despertar y gastar bromas a quienes aún no se han levantado. Le reciben con gran ilusión y le obsequian con dulces de todo tipo –rosquillas, las típicas “caracolas”, roscas…- que también ofrecen al resto de vecinos y curiosos que la acompañan. Amenizan el recorrido los sones de las dulzainas y el tambor que interpretan jotas y otras piezas que alegran la mañana festiva.

A media mañana tiene lugar la procesión con la imagen de la Virgen de las Candelas, uno de los momentos más bonitos de la fiesta. La presencia de la Botarga se relaciona con el personaje que, según la tradición, acompañó a la Virgen al Templo a los cuarenta días de dar a luz a Jesús, evitando que las miradas curiosas se dirigieran a Ella. Primeramente tiene lugar la subasta de los brazos de las andas en la que los vecinos y devotos pagan cantidades de dinero por tener el privilegio de portar a la Virgen durante el trayecto. Una vez que ha terminado la puja, la Botarga, ya cubierta con la máscara, comienza a bailar delante de la imagen y se inicia la procesión que baja hasta el puente. La Botarga no para de bailar y de lanzar “vivas” a la Virgen; golpea las castañuelas con la cachiporra al tiempo que grita: ¡Viva la Virgen Santísima! ¡Viva la Virgen de las Candelas! Una persona camina junto a él para evitar que se choque con alguien o tropiece, pues durante toda la procesión caminará de espaldas y mirando siempre de frente a la Virgen. En el puente interrumpe su baile y se entona la Salve para posteriormente volver a desandar el camino en el que la Botarga cumple de nuevo el mismo ritual. A la llegada a la iglesia una vez más se subastan los brazos de las andas para introducir la sagrada imagen al interior. Queda colocada en un pequeño altar a los pies del templo, justo debajo del coro, esperando el momento del ofertorio, donde tiene lugar otro de los rituales más bonitos de la fiesta. La Virgen avanza por el pasillo del central hacia el altar y en el trayecto hace tres reverencias (las personas que portan las andas se arrodillan). La Botarga acompañada por los toques del tamborilero no para de bailar y dedicar vítores a la Virgen como hiciera en la procesión minutos antes. Cuando la imagen llega al altar mayor, el párroco la retira el Niño Jesús que lleva en brazos para después de la misa ofrecerlo a la veneración de los fieles. 

A la salida espera la Botarga para impregnar a todos los presentes con pelusas de junco que previamente se han recogido en los arroyos cercanos. Los niños se unen a sus bromas y chanzas y no paran de incordiarla, llegando incluso a ayudarla a esparcir la pelusa cuando los vecinos salen de misa. Finaliza la fiesta con la subasta de los productos típicos ofrecidos a la Virgen entre los que destacan las típicas “caracolas”-un exquisito dulce bañado con miel-, y las rosquillas bañadas con clara de huevo que se acompañan de una naranja. La tradición manda que la Botarga ha de robar el “pajarito”, una pequeña figura de mazapán –en algunas ocasiones sustituido por una rosquilla- con la que huye a los terreros por los que apareció la tarde del sábado. Una vez allí coloca el dulce robado sobre la cachiporra que previamente ha clavado en el suelo, intentando los niños y niñas tirarla a pedradas. Cuando esto ocurre, la Botarga se desliza por los citados terreros acabando de esta forma tan peculiar la fiesta.






Fuente consultada: LÓPEZ DE LOS MOZOS, JOSÉ RAMÓN, Fiestas Tradicionales de Guadalajara. Aache. Guadalajara, 2000.

*Todos los textos, así como las imágenes, son propiedad del autor.

LA BOTARGA Y LAS MUJIGANGAS DE MÁLAGA DEL FRESNO (GUADALAJARA)


En la mañana del último domingo del mes de enero, Málaga del Fresno, un pequeño pueblo de la Campiña del Henares, en la provincia de Guadalajara, celebra cada año la Botarga y las Mujigangas de la Virgen de la Paz. 


Una tradición cuyos orígenes, al igual que los del resto de botargas de la provincia, se pierden en la noche de los tiempos y por lo general se cree que podrían ser reminiscencia de ritos prerromanos y romanos. Otra de las interpretaciones que se da a la presencia de estas máscaras en las fiestas de Guadalajara, es la que habla de personajes que aparecen en época medieval para amenizar diferentes festejos distrayendo y gastando bromas a la gente; vendrían a hacer las veces de los bufones. En el caso de Málaga del Fresno, la Botarga va acompañada por otros dos personajes que reciben el apelativo de "Mujigangas". Es este hecho el que hace especial a esta máscara que, a diferencia de otras de la provincia, no actúa sola.

En mi visita a esta fiesta, tuve el placer y la suerte de conversar durante un rato con Luís Pedromingo, quien desde hace 14 años desempeña el papel de Botarga. Me contó que esta tradición fue recuperada tras perderse en la guerra y dejarse de celebrar durante varias décadas. Antaño se festejaban en Málaga del Fresno dos Botargas: la de casados y la infantil. Al igual que ocurrió en muchos otros lugares, con la llegada de la guerra estas tradiciones cayeron en el olvido e incluso se llegaron a prohibir, y durmieron el sueño de los justos hasta que el sentir popular de apego a las raíces y tradiciones despertó en muchos pueblos que vieron muy necesario el hecho de recuperar sus señas de identidad perdidas. En el caso de Málaga del Fresno se recuperó esta tradición hace ya algunas décadas gracias a la memoria de los más longevos del lugar que aún recordaban las vestimentas y los ritos que componían la fiesta. Me contaba Luis una anécdota curiosa referente al traje de la Botarga; durante la guerra una persona del pueblo lo guardó a salvo por miedo a que por sus colores pudiera traer consecuencias negativas. A la vuelta de muchos años el atuendo apareció en un desván y debido al paso del tiempo había perdido sus colores originales. Fue una de las piezas importantes que junto al gran trabajo de investigación realizado, permitieron recuperar tan antigua tradición.

El traje de la Botarga está realizado con tela de paño en color rojo, amarillo y verde, que se alterna en cuadros cosidos entre sí. Se compone de chaqueta, pantalón y capucha, que van decorados con diferentes flores recortadas en tela de colores y cosidas, así como de pequeños cascabeles. Lleva cruzadas por el pecho y la espalda dos correas de cuero de las que cuelgan campanillas. Me contaba Luís que antaño se empleaban con este mismo fin los collares de campanillas que se ponían a las mulas. Lo más característico es la careta, de color negro con motivos blancos, rojos y amarillos, provista de dientes y de aspecto demoníaco. Porta en sus manos una porra decorada con pequeñas campanitas y cascabeles, y un saco de arpillera en el que lleva los caramelos que reparte a pequeños y mayores. Por su parte las Mujigangas visten con ropas estrafalarias que confieren a estos personajes un aspecto harapiento y terrorífico. Llevan cosidas en sus chaquetas y pantalones tiras de telas de diferentes colores, y en sus cabezas portan enormes y diabólicas máscaras provistas de cuernos, pelo y grandes orejas. Llevan colgados a su cintura grandes cencerros que hacen sonar advirtiendo de su presencia. En sus manos, al igual que la Botarga, llevan la porra y el saco para repartir los caramelos.

A media mañana hacen su aparición recorriendo las calles del pueblo y repartiendo caramelos a niños y mayores, cumpliendo así con una bonita tradición que vive momentos de gran auge. Tienen además licencia para entrar en las casas y despertar a los menos madrugadores. Antiguamente la Botarga se ponía en la puerta de la iglesia antes de misa y hacía cuestación; con lo recaudado se organizaba posteriormente una comida. Antes de la misa los tres personajes enmascarados persiguen y asustan a los más pequeños con los que finalmente se reconcilian entregándoles un puñado de caramelos. A la iglesia tienen prohibida la entrada por lo que mientras que se celebra la misa en honor a la Virgen de la Paz aprovechan para perseguir a todo el que se encuentran por la calle y también para tomarse un respiro. Cuando la feligresía sale de la función religiosa, la Botarga y las Mujigangas retoman sus carreras y se pone broche a la fiesta con una comida popular a base de migas con huevos fritos a la que se invita a vecinos y visitantes de este acogedor pueblo campiñero.






*Todos los textos, así como las imágenes, son propiedad del autor.

sábado, 5 de agosto de 2017

"EL OFRECIMIENTO" A SANTO DOMINGO DE GUZMÁN EN PULGAR (TOLEDO).


Pulgar, un bello pueblecito de los Montes de Toledo, celebra cada 4 de agosto la fiesta de su patrón, Santo Domingo de Guzmán. Una antigua celebración que ya en las Relaciones Topográficas de Felipe II (Viñas Mey, Carmelo; Paz, Ramón, Relaciones histórico-geográfico-estadísticas de los pueblos de España hechas por iniciativa de Felipe II: Reino de Toledo. Madrid. 1951), en el siglo XVI, aparece citada, indicando el motivo por el cuál se eligió a Santo Domingo junto con otros Santos como protector del lugar: "52. Que se guardan los días de San Pantaleón y Santo Domingo y San Sebastián por voto por la pestilencia y langosta y cuquillo".

Una fiesta cargada de tradición y de leyenda, pues cuentan los mayores del lugar según se lo oyeron contar a sus padres y abuelos, que la devoción a Santo Domingo procedía de un pueblo cercano -Hontalba- que sufrió la lacra de la despoblación llegando a desaparecer. También se recoge este hecho en las citadas Relaciones: "56. Que a media legua de este lugar hacia el mediodía torcido a la mano derecha está un lugar despoblado que dicen que se llamaba Huente Albilla, el cual se despobló por enfermedad que era de una señora de Toledo y lo vendió a este lugar y a Cuerva".

Cuando esto ocurrió, Pulgar y otro pueblo cercano se disputaron la imagen. Los de Pulgar fueron raudos y se hicieron con el Santo al tiempo que en el otro pueblo repicaban las campanas pensando que la imagen ya era suya. De ahí el dicho popular que ha llegado hasta nuestros días: "Tocar, tocar, que Santo Domingo ya está en Pulgar".

Sto. Domingo a la salida de la iglesia
Cada cuatro de agosto al atardecer, los pulgareños sacan al Santo de la iglesia y lo conducen hasta la plaza del pueblo donde tiene lugar uno de los actos más característicos de la fiesta: "el Ofrecimiento". Un ritual muy extendido en toda la comarca de los Montes de Toledo, y que en Pulgar se realiza en las fiestas de agosto y en las de octubre en honor a la Virgen del Pilar. Delante del Santo y sus insignias se colocan la reina y las damas de las fiestas, las autoridades civiles y religiosas, y en una mesa los miembros de la Junta de la Hermandad y el señor cura que porta un relicario de plata con una reliquia "ex ossibus" del Santo burgalés que ofrece a los devotos para que la besen. Sobre una mesa engalanada al efecto se coloca una urna de madera donde los devotos irán depositando "el ofrecimiento", en forma de monedas o billetes. La banda de música forma un pasillo hasta el lugar donde se sitúa la mesa, y ameniza el acto con un variado repertorio de pasodobles.

Acabado el "ofrecimiento" la procesión recorre las calles de Pulgar y se devuelve el Santo a la iglesia donde esperará la llegada de unas nuevas fiestas.

*En la página www.pulgar.org se puede encontrar información acerca de esta celebración y un completo estudio sobre el despoblado de Hontalba.

*Todos los textos, así como las imágenes, son propiedad del autor.

El Santo preparado para el Ofrecimiento

Santo Domingo de Guzmán, Pulgar.

Reliquia de Santo Domingo