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Imagen de San Andrés, Patrón de Castillo de Bayuela |
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Las luminarias de San Andrés en Bayuela |
Esta
entrada será la primera de otras que se irán sucediendo en adelante en este
blog, y que toma como protagonista al fuego. En otras entradas ya se ha hablado
del fuego manifestado en forma de hoguera, luminaria, chozo… resaltando su
importancia dentro de ciertos rituales festivos. Siempre que encontramos este
elemento en una celebración, contamos con un trasfondo muy importante que se
manifiesta a través de los diferentes sentidos que toma, dependiendo de la
tradición en que se enmarca. Por norma general aparece como elemento sagrado,
de purificación, y es que el fuego desde las primeras civilizaciones se
consideró elemento destructor y a su vez creador de vida, “hacedor” de lo
nuevo. Destructor en el sentido de acabar con lo viejo para dar paso a lo
nuevo; las tierras se quemaban para generar una tierra más fecunda de cara a
posteriores cosechas. También para acabar con los malos augurios, con los malos
espíritus y dar lugar a una atmósfera purificada. Así con la llegada del
cristianismo el fuego ha ocupado un lugar muy importante en las celebraciones
litúrgicas -el fuego pascual, la venida del Espíritu Santo en Pentecostés en
forma de lenguas de fuego, el protagonismo del fuego en la fiesta de la
Candelaria…-. El fuego como elemento creador de vida se ha relacionado desde el
origen de los tiempos con el Sol, el astro que genera vida, que madura las
cosechas, que marca los tiempos del hombre… Vemos aquí como el Sol adquiere un
carácter divino, de supremacía. Así, encontramos sentido a muchas de las
fiestas que celebramos, que se enmarcan dentro de los solsticios de invierno y
de verano, y en las que el fuego es el principal protagonista. En el solsticio
de invierno las luminarias que se encienden por Navidad y pocos días después en
la celebración de los “santos frioleros” o “santos viejos”, la Candelaria y San
Blas, Santa Águeda… En el solsticio de verano la gran fiesta del fuego con
motivo de la celebración de San Juan Bautista.
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"Quemando las barbas a San Andrés" |
En
esta primera parte dedicada al fuego, y coincidiendo con la festividad que se
celebra hoy en muchos puntos de nuestro país, traigo hasta aquí un ritual
festivo en torno al fuego que se celebra en Castillo de Bayuela, un pueblo de
la toledana Sierra de San Vicente, que honra a su Patrón San Andrés Apóstol. Se
trata de las “luminarias” en la víspera de San Andrés en las que se cumple con
la tradición de “quemar las barbas al santo”.
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Los bayoleros disfrutan en torno al fuego |
San
Andrés Apóstol es titular de la parroquia de Castillo de Bayuela, y por ende,
patrón de la villa desde hace siglos. A él dedican su fiesta patronal en los
días que cierra el mes de noviembre. La tradición manda que los vecinos de
Bayuela, en especial los niños, salgan días antes de la fiesta al monte a
recoger haces de tomillo que después arderán en las luminarias que se encienden repartidas por
diversas partes del pueblo. Ya la noche de la víspera, el 29 de noviembre,
tiene lugar el ritual de mayor intensidad de esta fiesta: el encendido de las
luminarias y la “quema de las barbas del
santo”. Los vecinos se agrupan en torno a los montones de haces de tomillo
que componen la luminaria, esperando el toque de campanas de las ocho que
anuncia el encendido de las hogueras – esto ya lo vimos hace unos días en los
chozos de Puente del Arzobispo-. Es en ese momento cuando se prende fuego al
tomillo y cuando empieza el ritual que los bayoleros denominan “quemar las barbas al santo”. No es algo
casual, es un acto íntimamente relacionado con el carácter sagrado del fuego,
un ritual purificador que previene de la llegada de malos augurios hasta este
pueblo y que son ahuyentados en esta mágica noche otoñal. Me llama la atención
el carácter sagrado que en este pueblo se concede a “las barbas de los santos”,
pues no sólo las barbas del patrón San Andrés juegan un papel importante, sino
también las de San Blas que los bayoleros celebran cada tres de febrero, y al
que paran en la plaza durante la procesión para que todos los niños y niñas del pueblo
le besen las barbas. Esta costumbre de “besar
las barbas a San Blas”, es considerado un momento muy importante, pues se dice que
todo niño que cumple con la tradición quedará protegido por el santo de
cualquier mal de garganta.
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Imagen de San Blas a la que se "besa las barbas" |
Pero este ritual no es algo aislado propio solamente
de este precioso enclave, he podido localizar otros lugares en los que se lleva
a cabo recibiendo el mismo nombre. En Guadix (Granada), Gádor (Almería), Alicún
(Almería), y Cabra del Santo Cristo (Jaén) cada mes de enero “queman las barbas a San Antón” en la
víspera de su fiesta. También José Ruíz Fernández en su estudio “Rituales festivos en torno al fuego en la
comarca de la Alpujarra”, se refiere a este ritual localizado en el pueblo almeriense
de Berja, donde “queman las barbas a San
Tesifón” en las hogueras denominadas “jumarrachos”,
arrojando estampas del santo patrón al fuego con el fin de alcanzar algún favor
de su mano divina. También en Los Realejos (Tenerife), “queman las barbas a San Juan” en las denominadas “fogaleras”, en la mágica noche del 23 de
junio.
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El cabro de los quintos |
Es
típico en Castillo de Bayuela asar castañas esa noche en la lumbre, así como
todo tipo de carnes que los vecinos comparten en armonía hasta altas horas. Durante
toda la noche, “los quintos”, toman
también especial protagonismo. Aunque el servicio militar ya no existe, hay
muchos pueblos como este que aún conservan esa figura tan presente en sus
fiestas y en sus “ritos de paso”. Los quintos de Bayuela van acompañados de un
macho cabrío, al que en este pueblo se denomina “cabro”, y que pasean por todas y cada una de las luminarias. Esta es
otra parte importante de la fiesta, con el valor añadido de haber sabido
mantener la presencia de los quintos que en otras épocas tuvieron gran
relevancia.
Ya
a la mañana siguiente, el 30 de noviembre, Castillo de Bayuela festeja a su
patrón San Andrés Apóstol, al que dedican una misa. Desde hace años, la
procesión dejó de ser otro de los puntos álgidos de la fiesta dejándose de
realizar, pero me cuenta uno de mis informantes que se está barajando la posibilidad
de recuperarla. Finalizada la misa en honor al Apóstol, en la plaza del pueblo
se reparten las tradicionales migas que todo el pueblo degusta para poner punto
y final a su fiesta patronal.
Agradezco la colaboración de mi amigo Carlos Fresneda, de Castillo de Bayuela, que me ha facilitado las fotos que tan bien ilustran esta entrada.
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San Andrés en su altar de cultos preparado para su día grande |
*Todos los textos y las imágenes son propiedad del autor.
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