El
25 de noviembre es la fecha en que la iglesia recuerda la memoria de la mártir
cristiana Santa Catalina de Alejandría, que sufrió el martirio allá por el
siglo IV, siendo considerada posteriormente una de las santas más importantes
en Europa, y a cuya protección se acogieron cantidad de pueblos y ciudades.
Especial
veneración se la profesa en la villa toledana de El Puente del Arzobispo,
pueblo que fundara en el siglo XIV el arzobispo de Toledo Pedro Tenorio, que
mandó construir el puente sobre el río Tajo que da nombre a la localidad, y que
siglos atrás recibía el nombre de La Villafranca de la Puente del Arzobispo.
La
iglesia parroquial está dedicada a Santa Catalina de Alejandría. Cada año los
puenteños cumplen con la tradición de honrar a su patrona el 24 y el 25 de
noviembre. Si hay algo por lo que sobresale esta fiesta es por la costumbre de
encender enormes hogueras la tarde-noche de la víspera de la Santa, a las que
denominan “chozos”. A las siete de la tarde, el párroco desde el campanario
lleva a cabo un volteo festivo de campanas que supone el aviso para que todos y
cada uno de los chozos sean encendidos. Las campanas como vemos juegan también
un papel muy importante en nuestros pueblos, quizás en la actualidad no tan
notable como en otras épocas, en las que cada toque de campana contenía una
información diferente o daba cuenta a las gentes de distintos momentos o
acontecimientos en la vida del hombre, desde el aviso de una muerte, hasta el
aviso de un incendio o el toque para ahuyentar las tormentas. Adjunto en esta
entrada un vídeo que ilustra perfectamente ese punto de la fiesta, y en el que
podemos observar cómo a medida que van sonando las campanas se van encendiendo
los chozos en diferentes puntos de la localidad.
Desde
ese preciso instante el pueblo se ve envuelto entre las llamas y el humo que
desprenden las hogueras, cumpliendo así con el ancestral rito. Los chozos son
enormes estructuras que los puenteños elaboran con ramas, maderas y palos, y
que reciben su nombre por la semejanza que guardan con los chozos que
construían los pastores. Estos pueden alcanzar varios metros y se llegan
a encender centenares repartidos por todo el pueblo.
Estamos
ante una fiesta propia del ciclo de invierno, donde el fuego es elemento
principal como en todas las que se encuadran dentro de este período. En este
caso podríamos considerar el fuego como elemento purificador, y a su vez como
elemento lúdico pues, en torno a estas grandes hogueras se reúne el vecindario,
que aprovecha las brasas que resultan tras haberse quemado el chozo, para asar
gran cantidad de viandas que posteriormente comparten en un ambiente de hermanamiento.
Alrededor del fuego los puenteños bailan y se divierten hasta bien entrada la
madrugada, perpetuando así una de sus más pintorescas tradiciones.
Al
día siguiente, El Puente del Arzobispo festeja a su Patrona Santa Catalina de
Alejandría, celebrando por la tarde una misa en su honor y sacando su imagen en
procesión por las calles de la villa alfarera.
No
quiero acabar sin antes agradecer la valiosa colaboración de D. Rubén Zamora,
párroco de Puente del Arzobispo, y de D. Sergio Tejero, que me han facilitado
las fotos y vídeos que acompañan a esta entrada.
*Todos los textos, así como las imágenes y archivos de vídeo son propiedad del autor.
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