Arcicóllar es un
pequeño pueblo de la provincia de Toledo que se encuentra situado en la comarca
de Torrijos. En su iglesia parroquial guarda el que sin lugar a dudas es su
mayor tesoro: el misterio de la Visitación compuesto por las imágenes de la
Virgen y de su Prima Santa Isabel.
La gran devoción a su
patrona viene de muy antiguo, y cobra más importancia por el hecho de que fue
designio divino que en Arcicóllar se venerase esta advocación de la Virgen. Ya
en las Relaciones de Felipe II encontramos recogido este hecho: “y otra fiesta de la Visitación de Nuestra
Señora tiene votada todo el pueblo generalmente, y guardan el día de la dicha
fiesta… y el voto de la Visitación de Nuestra Señora lo hicieron por la
pestilencia”.
Los comienzos del siglo
XVI no fueron fáciles en la Península, grandes desgracias propiciadas por
pestes, epidemias, catástrofes naturales, plagas… provocaron que la población
se viera diezmada, llegando muchos pueblos a desparecer por completo. Los que
quedaron en pie pese a tan grandes calamidades, pronto optaron por tomar parte
de la intercesión divina, haciendo votos
a la Virgen y a los Santos para pedir protección antes, durante o después del
peligro. Cobran por tanto gran importancia y protagonismo estos votos, que quedaron perfectamente
recogidos en las Relaciones de Felipe II. Por lo general se hacían a santos a
los que se atribuía la abogacía ante determinadas calamidades; así por ejemplo,
muchas poblaciones hicieron voto a San Gregorio Nacianceno que era tenido por
abogado contra las plagas de langosta. Pero por el contrario hubo lugares que,
ante tan difícil situación, no supieron a qué santo o advocación de la Virgen
encomendar la labor protectora. Así, surgen las denominadas sortes sanctorum, curiosos sorteos que
determinaron esa protección. Había maneras diversas de llevar a cabo estas “suertes”, unas veces se introducían
varios papeles con el nombre del santo o advocación en una caja o bolsa, y se
sacaba uno, y otras veces se hacía encendiendo varios cirios que llevaban el
nombre grabado, resultando elegido el que más tardase en consumirse. Pero además
hubo ocasiones en las que se enrevesó aún más la situación, siendo los
designios divinos los que determinaran a quién encomendar esa tarea protectora.
De esta manera, hay muchos lugares en los que la tradición cuenta que metidos
los papeles con sus correspondientes nombres, al sacarlos en la “suerte”, no salía ninguno de los introducidos,
sino que salía otra devoción o advocación, y que repetido el sorteo varias
veces, seguía saliendo de manera insistente, siendo interpretado por los fieles
como una señal divina. Creían fervorosamente que ese santo, santa o advocación
de la Virgen había elegido aquel lugar para extender sobre él su poderosa
protección.
Esto mismo fue lo que
ocurrió según cuenta la tradición en Arcicóllar. Ante una terrible peste que
asoló los territorios circundantes y el propio pueblo a principios del siglo
XVI, los arcicolleros decidieron hacer voto a una advocación de la Virgen para
que fuese su protectora. Así llevaron a cabo una “suerte”, en la que incluyeron nombres de los Misterios de la
Santísima Virgen. Sacada la papeleta apareció el Misterio de la Visitación de
Nuestra Señora, que por descuido era el único que no se había incluido. Nuevamente
se realizó el sorteo ante el asombro de los presentes, y repetidas veces salió
el mismo nombre, tomando esta señal como deseo de la Virgen de quedarse en
Arcicóllar para protegerlo ante cualquier peligro. Desde entonces este pueblo
veneró con gran fervor y devoción a la Virgen de la Visitación, haciendo voto
de celebrar su fiesta anualmente y de acudir a Ella como eficaz abogada e
intercesora.
En su templo parroquial
se la dedicó una capilla que alberga el bello misterio de la Visitación de
María Santísima a su prima Santa Isabel, compuesto por dos imágenes de vestir
que representan el abrazo en el que se fundieron Isabel y la Virgen cuando ésta
fue a visitarla. Llama la atención el detalle que muestra a ambas encinta,
dejándose entrever en la manera en que llevan dispuestas sus sayas, resaltando
sus vientres gestantes. Pero si hay algo que hace especial a esta Virgen es el
sombrero que porta, adornado con cintas y flores, aludiendo a la manera en que
María se resguardó del sol en su viaje, y haciendo también referencia a la
época en que se celebra la fiesta –el primer domingo de julio- que es cuando la
Virgen recorre las calles de Arcicóllar resguardándose de los rigores del
verano. Por este curioso detalle, se conoce a la Virgen en Arcicóllar y
alrededores con el cariñoso nombre de la “Virgen
del sombrero”. Las fiestas se celebran el primer fin de semana de julio
destacando la ofrenda floral que tiene lugar el sábado por la noche, y la
procesión que precede a la misa el domingo, en la que los arcicolleros pujan
por llevar los cordones de la carroza sobre la que procesionan la Virgen y
Santa Isabel.
Fuente consultada: Viñas Mey, Carmelo; Paz, Ramón, Relaciones histórico-geográfico-estadísticas de los pueblos de España hechas por iniciativa de Felipe II: Reino de Toledo. Madrid. 1951.*Todos los textos, así como las imágenes y archivos de vídeo son propiedad del autor.
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