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jueves, 24 de julio de 2014

LA FIESTA DEL RAMO EN GARCIOTÚN


Ya viene la Malena
Por aquel cerro
El veintidós de julio
Ya está en el pueblo
Esta es una de las tradicionales coplillas que cada 22 de julio, fiesta de Santa María Magdalena, se cantan en el pueblo serrano de Garciotún, en la provincia de Toledo, donde tiene lugar una antigua a la par que curiosa celebración.
Se trata de la “Fiesta del Ramo”, celebración de orígenes inciertos que desde el siglo XVI se viene dedicando a la Magdalena -según me informó el párroco-, quien libró al pueblo de una terrible epidemia de peste que en ese momento asolaba gran parte del país. De ahí que en otra de las coplas se mencione con gran devoción este hecho:
Magdalena Bendita
Mi bienhechora
Líbranos de la peste
Antes y ahora
Puede tratarse de un antiguo culto pagano a la naturaleza, similar a la fiesta de los mayos que tiene lugar en el mes de mayo y que encontramos en gran parte de nuestra geografía. La presencia de estos ramos o mayos viene a ser un claro reclamo al resurgir de la naturaleza para que propicie fecundidad, y por ende, frutos bien madurados. Por lo general solemos encontrarlos en el período primaveral y en la entrada del verano en que aparecen en forma de enramadas con motivo de la fiesta de San Juan. Como veíamos en otras celebraciones, en mayo es cuando aparecen con mayor frecuencia.
Estos ramos, mayos y enramadas, tienen un origen pagano relacionado con deidades del mundo grecolatino y con festividades que a ellos se dedicaban inmediatamente antes de la llegada del cristianismo. La presencia de los ramos en las fiestas que hoy celebramos bien pueden hacer referencia a Attis, amante de Cibeles, que llegó a castrarse él mismo, muriendo y resucitando después en forma de flores. Por ello, le dedicaron fiestas en las que el protagonista era un pino ricamente adornado con guirnaldas y cintas de colores. También estos ramos son símbolo de fertilidad, pues en las culturas antiguas el árbol era tenido como ser propiciador de la fecundidad de la mujer, así como de la tierra, favoreciendo las buenas cosechas.
Podríamos por tanto establecer un paralelismo entre estos ritos paganos y el ramo de Garciotún, a través de los elementos que lo componen. Las abundantes ramas de chopo que le dan cuerpo, los ramos de albahaca, las flores que componen la cruz que lo remata, las frutas de la temporada que cuelgan de ella siendo un claro agradecimiento a la tierra –posteriormente a la Magdalena- por las buenas cosechas; las roscas de pan para que no falte el sustento en la comunidad…
En la provincia de Toledo, el de Garciotún, es el único ramo de estas características que encontramos, pues existen otros que nada tienen que ver con éste por estar compuestos principalmente por caza y otros productos, teniendo en común la presencia de las roscas de pan. Pero si miramos más allá de las fronteras provinciales, sí encontramos ramos que guardan con este grandes similitudes, especialmente en la franja norte –Galicia-León-Asturias-. En Galicia reciben el nombre de maios, y se construyen en el mes del mismo nombre; en León estos mayos se elaboran con motivo de fiestas patronales y especialmente en Navidad; y en Asturias con el nombre de mayu, está presente en diversas celebraciones, sobre todo en las de carácter patronal.
Dejando a un lado las hipótesis sobre el origen del ramo de Garciotún y su fiesta, es preciso señalar que se trata de una fiesta secular que los vecinos de este pueblo de la toledana Sierra de San Vicente vienen celebrando con gran orgullo desde tiempo inmemorial. Se trata pues de una fiesta con muchos elementos dignos de ser mencionados, y con muchos ritos que la hacen verdaderamente especial.
Una de la figuras centrales de la fiesta, amén del ramo, es la de la mayordoma, joven soltera de Garciotún que se ofrece para desempeñar este cargo y representar a todo el pueblo en las fiestas. Actualmente son las propias chicas las que presentan su solicitud en el ayuntamiento para ser mayordomas. Pero me cuentan Germán y Crescencio, dos hombres de Garciotún que conocen muy bien esta fiesta, que antiguamente, cuando por norma general todas las niñas nacían en el pueblo, llegada la edad, era el ayuntamiento el que directamente tiraba de registro, eligiendo mayordoma a la moza de más edad de esa quinta. Junto al de la mayordoma encontramos otro cargo importante que es el de la acompañante. Se trata de otra chica soltera que la mayordoma ha elegido para que la acompañe durante la fiesta, y que ocupará el cargo de mayordoma al año siguiente. Ambas, en las distintas celebraciones, van vestidas con peineta y mantilla, y portan sendas panderetas con las que marcan el ritmo de las coplillas que cantan constantemente en cada uno de los momentos que componen la fiesta, acompañadas por otras jóvenes y mujeres del pueblo. La elección y presentación de la mayordoma tiene lugar cada año el día de San Pedro Apóstol, 29 de junio, en la iglesia del pueblo.
El día grande de las fiestas es el 22 de julio, día en que la iglesia recuerda la memoria de Santa María Magdalena. Por la mañana tiene lugar la misa y la posterior procesión con la imagen de la Santa que va adornada con abundantes ramos de albahaca y con grandes roscas de pan decoradas con bolas de anís de colores, que finalizados los actos, serán repartidas entre el señor cura, la mayordoma y las autoridades. Tras los actos religiosos será el alcalde el encargado de agasajar a sus vecinos con la tradicional limonada y los tostones para después dar paso a los actos centrales de la fiesta que tienen lugar por la tarde.
Después de comer, los mozos, familiares, amigos y expertos, se congregan en torno a la casa de la mayordoma para comenzar la ardua tarea de fabricar el ramo. Este acto se realiza en la calle y es público, a él puede acudir todo el que quiera para contemplar la destreza con que los garciotuneros elaboran su seña de identidad. En torno al grueso mástil que sujetará todo el ramo, se van colocando ramas de chopo que en la mañana de la fiesta se han cortado en algún paraje cercano al pueblo. El ramo debe adquirir la forma perfecta para que a la hora de portarlo no tenga más peso en unas partes que otras y no se venza. Me contaban Crescencio y Germán que antiguamente se solía poner adobe en el interior del ramo para hacerlo más pesado. Una vez que se ha cubierto con las ramas de chopo, se colocan ramos de albahaca, planta aromática muy presente en esta fiesta, banderas fabricadas con papel de seda, y trece roscas de pan, me cuentan que una por Cristo y las doce restantes por cada uno de los apóstoles. Estas roscas van ricamente decoradas con bolitas de anís de colores y otras variedades de confites. En la parte más alta del ramo se coloca una cruz que se ha decorado previamente con multitud de flores de tela de colores, y de la que penden racimos de uvas y peras, frutos de la tierra que abundan en esta época estival.
Cuando está terminado el ramo, la gente se congrega a la puerta de la casa de la mayordoma esperando la salida de ésta y de su acompañante. Allí se reparte limonada, tostones, peladillas, bolitas de anís, confites, patatas… todo a cargo de la mayordoma, al tiempo que se cantan las tradicionales coplillas de la fiesta. Éstas son una pieza importante del folklore de la provincia de Toledo, pues solo se cantan aquí, con un ritmo alegre y con unas letras en su mayoría autóctonas. La mayordoma, su acompañante, y el resto de mujeres que las acompañan, tocan enérgicamente sus panderetas para marcar el ritmo de las canciones. Encierran letras de muy diversa temática: por una parte las de carácter religioso en las que se menciona a la patrona Santa María Magdalena o “la Malena” como cariñosamente la llaman en Garciotún; y por otra las de carácter profano entre las que destacan las que hablan en tono burlesco de los pueblos vecinos, las de temática sexual, las de rivalidad entre hombres y mujeres, las de los mozos que portan el ramo... Dejo una pequeña muestra de la infinidad de cantares que se entonan en este día:
Ya viene la Malena
Ya viene el rumbo
Ya viene la alegría
De todo el mundo

El que pasea el ramo
Parece un huevo
Pero tiene más fuerza
Que el mundo entero

Por el puente romano
Corren que vuelan
A por el cucurucho
Los de Bayuela

Las mozas y los mozos
De San Vicente
Por beber agua fría
No tienen dientes
Terminado el refresco obsequiado por la mayordoma tiene lugar el tradicional reparto de ramos de albahaca y de los típicos cucuruchos que contienen tostones, almendras, confites, peladillas… y que aguardan en grandes cestos de mimbre. La albahaca se siembra expresamente para ser repartida este día.
Una vez que todo el mundo ha recogido la albahaca y el cucurucho, da comienzo el acto central de la fiesta: el paseo del ramo. En esta ocasión son los mozos solteros del pueblo los encargados de portar el ramo que viene pesando entre ochenta y cien kilos. Una vez que un mozo se casa, ya no podrá volver a pasearlo. Me contaba un vecino de Garciotún que antiguamente el paseo del ramo era un alarde de hombría en el que los mozos se esforzaban por presumir de fuerza ante las mozas que contemplaban expectantes para ver cuál de ellos podría ser el mejor candidato a novio. El paseo del ramo supone un duro esfuerzo para los mozos que tienen que reunir fuerza y destreza no sólo para levantarlo sino también para mantenerlo erguido y que no se caiga. Sólo pueden cogerlo los mozos de Garciotún, pues me contaba Germán que un año lo cogió un forastero y se cayó el ramo al suelo, de ahí la canción que constantemente se entona durante el recorrido:
Que no cojan el ramo
Los forasteros
Que un año lo cogieron
Y cayó al suelo
Es sin duda un momento digno de contemplar, los rostros de concentración y de dolor contenido de los mozos, los cánticos de la mayordoma y acompañamiento, los jóvenes congregados en torno al ramo para ayudarse unos a otros en tan dificultosa tarea… Después de recorrer varias calles del pueblo, los mozos llevan el ramo hasta la plaza de la iglesia donde la gente se dispone en círculo, dentro del cual los jóvenes pasearán repetidas veces el ramo. El paseo no tiene duración determinada, acaba cuando los mozos deciden, entrando también en juego el cansancio propiciado por el enorme peso del ramo y por el calor de la fecha. Cuando deciden meterlo a la iglesia, la mayordoma, su acompañante y el resto de mujeres, entonan la siguiente coplilla:
Que se lleven el ramo
Para la iglesia
Que los señores mozos
No tienen fuerza
De esta manera y ante el sonido del repique de las campanas, los mozos de Garciotún se disponen a introducir el ramo en la iglesia ante la expectación y emoción de los presentes. Se entonan coplillas dedicadas a los mozos valorando su esfuerzo, así como al señor cura que una vez está el ramo en la iglesia lo bendice. Finalizada la bendición la fiesta toca su fin y se entona una copla de agradecimiento a la “Malena”, en la que interviene todo el mundo:
Magdalena Bendita
Hasta otro año
Que vengamos a honrarte
Con otro ramo
Los mozos vuelven a sacar el ramo de la iglesia y se dirigen a casa del alcalde donde lo rompen, quedando las roscas en propiedad de las autoridades que las reparten entre los presentes. El mástil que sostiene el ramo lo guardará la mayordoma en su casa hasta el año siguiente.
Una tradición sin duda alguna perfectamente conservada, gracias al pueblo de Garciotún que se ocupa de que no se pierda. Hay un aspecto importante y digno de ser destacado: la presencia de los jóvenes en la fiesta que son el presente y el futuro, y que suponen la garantía de la pervivencia de la celebración. Agradezco la amabilidad de Germán y Crescencio, dos de mis informantes a los que tuve el placer de escuchar sus testimonios al pie del ramo, así como la del párroco, Joaquín Garrigós, que me mostró la bella iglesia y la imagen de la patrona.
La mayordoma entona las tradicionales coplas

Los mozos pasean el ramo

Los solteros se encargan de pasear el ramo

El ramo llega a la plaza de la iglesia

El ramo de Garciotún

Hacia la casa del alcalde
Fuente consultada: GONZÁLEZ CASARRUBIOS, C et altLas fiestas populares de Castilla-La Mancha : rituales destacados. Toledo : Consejería de Cultura, 2004.

*Todos los textos, así como las imágenes y archivos de vídeo son propiedad del autor.

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