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jueves, 31 de julio de 2014

LAS CARRERAS DE CABALLOS EN LAS FIESTAS DE SANTIAGO DE EL CARPIO DE TAJO


Una vez más vuelvo al pueblo de mis raíces para hablar de su más conocida y querida tradición: las carreras de caballos enjaezados que esta localidad toledana celebra con motivo de la fiesta de su patrón Santiago Apóstol.
La devoción al Apóstol Santiago en Carpio de Tajo se remonta al año 1584, momento en que el pueblo se encontraba amenazado por fuertes tormentas de granizo que cada año en fechas estivales, acababan con las cosechas. Entonces los carpeños buscaron ayuda divina, como se hizo igualmente en otros puntos de la comarca por la misma razón. Se acordó que, reunidos en la iglesia, un niño abriría el misal, y el primer santo que saliese dos veces repetidas, sería el protector y abogado contra toda calamidad. De esta manera fue el Señor Santiago el que salió en dos ocasiones, por lo que El Carpio –entonces Carpio de Montalbán- hizo voto de festejarle cada año. Desde aquel momento y hasta nuestros días, este pueblo ha venido honrando a su patrón, celebrando grandes fiestas en su honor donde el máximo protagonismo lo adquieren las vistosas carreras de caballos que tienen lugar cada 25 de julio.
El origen de las carreras de caballos lo podemos encontrar perfectamente ligado a estos hechos. Cuando Santiago Apóstol comienza a ser festejado de manera tan solemne en El Carpio, comienza esta tradición de correr caballos, animal que desde épocas antiguas ha tenido mucho peso por razones económicas, sociales, bélicas… Por ello, se supone que en esas fechas muchos moradores de El Carpio poseían estos animales, e imitando los juegos a caballo que se hacían en nuestro país en la época, decidieron honrar a Santiago de manera similar. La tradición ha llegado hasta la actualidad bien consolidada, cada vez son más los corredores que participan en la fiesta, la cual llevan muy adentro. Para ser corredor, hay que reunir una serie de requisitos: haber nacido en El Carpio, estar empadronado un mínimo de años establecido, estar casado con un/una carpeño/a, tener descendencia carpeña, vivir de forma habitual en el pueblo.
El día principal de los festejos es el 25 de julio, fiesta de Santiago Apóstol. Es costumbre en El Carpio, prenderse de la solapa de la chaqueta o en la camisa en este día, una ramita de albahaca, símbolo de fiesta y regocijo. Destaca en esta jornada la figura del Hermano Mayor, que ostenta la máxima autoridad representando a la Hermandad en cada uno de los actos. Un mes antes de la fiesta, en asamblea general, se pueden presentar hasta tres candidatos para acceder a este cargo, y será el día de Santiago cuando, finalizada la misa, se elija el Hermano Mayor que desempeñará sus funciones al año siguiente el día del Apóstol. Se hacen tres papeletas dobladas que contienen el nombre de cada uno de los candidatos, y se lanzan al suelo desde el altar mayor. Entonces un niño coge una de las tres, siendo la agraciada la persona cuyo nombre figure en el papel. El Hermano Mayor una vez elegido, escoge de entre el resto de corredores a dos que le acompañarán desempeñando el cargo de Diputados. Si una persona ha sido Hermano o Hermana Mayor, al año siguiente no podrá ser Diputado o Diputada, tendrá que esperar a que hayan transcurrido dos años.
Destaca esta fiesta por la gran vistosidad de los atuendos, tanto de los corredores como de los caballos. El traje de corredor se compone de camisa blanca, pantalón negro con polainas blancas ricamente bordadas, y chaqueta con tres aberturas en la parte de atrás, decorada con pasamanerías doradas. Completan el atuendo el tradicional gorro negro de ala corta, el pañuelo rojo anudado al cuello, y las botas de color negro. La vestimenta de los caballos se compone del pecho petral ricamente ornamentado con bordados y flecos dorados, sudadero negro con cruz de Santiago bordada, común para todos los caballos participantes, manta estribera, manta cubre-silla bordada o pintada, y el tradicional jaez que da nombre y gran vistosidad a los caballos y a la propia fiesta. Esta última pieza destaca por su gran colorido, pues se confecciona a base de cintas de muchos colores que se cruzan y se decoran con pequeñas escarapelas; cada corredor puede elegir los colores que quiera para la elaboración de esta prenda. Por último, al caballo se le cubre la cola con una pieza de tela de color rojo a la que se añade un lazo en la parte superior que obligatoriamente debe ser de color rojo, o llevar los colores de la bandera nacional.
El día de Santiago por la mañana, media hora antes del comienzo de la primera carrera, todos los corredores se reúnen en casa del Hermano Mayor. Los Diputados llevan a cabo el sorteo para decidir el orden de cada pareja tanto en las carreras como en la procesión, así como para elegir las cuatro parejas que portarán la imagen del patrón durante la procesión. Tras esto se dirigen a la plaza donde hacen su entrada al son de la “música de los caballos”, tradicional toque, exclusivo de esta fiesta, y que antaño constituía una de las piezas tocadas con dulzaina más características de toda la comarca. En la actualidad la pegadiza melodía se toca con clarinete y caja, habiéndose intentado recuperar en años anteriores la original melodía con gaita o dulzaina. En primer lugar abren la comitiva la pareja de músicos a los que siguen el Hermano Mayor –este año por vez primera Hermana Mayor- portando el estandarte rojo del Apóstol, los Diputados, y el resto de parejas de corredores siguiendo el orden que haya salido en el sorteo. La tradición manda que al son de la tradicional marcha den tres vueltas a la plaza antes de iniciar las carreras.
Una vez acabado el ritual de las tres vueltas a la plaza, los corredores se colocan en la parte trasera del templo parroquial para dar inicio a las carreras. Abre el Hermano Mayor portando el estandarte rojo, y a continuación van efectuando su carrera cada una de las parejas. La carrera consiste en cruzar la plaza a galope intentando que los dos caballos vayan lo más juntos posible. De esta manera los corredores se funden en un fraterno y emocionante abrazo, y es usual que cuando la carrera alcanza la máxima velocidad, los corredores intercambien besos, símbolo de la gran amistad que los une, pues, no olvidemos que las parejas se eligen entre sí, pudiendo ser familia o amigos. Se trata de un momento de gran emoción para los corredores, sus familiares y amigos, y para el resto de personas que presencian las carreras. Los corredores intentan demostrar su destreza a la hora de montar el caballo y correr con él, recibiendo la ovación de quienes los contemplan en la plaza. Las carreras se repiten tres veces en cada tanda, es decir, cada pareja tiene que correr tres veces siempre en el orden establecido. Acabada esta primera tanda de carreras tiene lugar la procesión con la imagen de Santiago Apóstol, portado por las cuatro parejas que han salido elegidas en el sorteo. Nuevamente abre la procesión el Hermano Mayor, esta vez portando el estandarte blanco de la Hermandad de Santiago, al que siguen los Diputados y la mitad de corredores, cerrando el cortejo la otra mitad. Cuando el Santo regresa de nuevo al templo, comienza la misa con la lectura del voto de 1584. Durante el ofertorio cada uno de los corredores, dispuestos siempre en parejas, avanzan por la nave central de la iglesia con una vela encendida que depositan en unos candelabros colocados al efecto, para realizar su ofrenda de cera al Apóstol. Finalizada la Eucaristía tiene lugar la tradicional elección del Hermano Mayor.
A la salida de Misa, se sucede la segunda tanda de carreras, que se realiza con el mismo ritual y riguroso orden que las que tuvieron lugar a primera hora de la mañana. Ya por la tarde, tienen lugar las últimas carreras, y las esperadas carreras en las que los corredores han de intentar coger la cabeza de un ganso que se cuelga de una soga al efecto. En medio de la plaza se colocan dos palos con una soga de la que se cuelgan los gansos. Los corredores, al galope, han de arrancar la cabeza al ave, que después orgullosamente entregarán a sus madres, padres, novios o novias, quienes les limpiarán las manos con un pañuelo. En los últimos años se ha recuperado la costumbre de colocar alcancías, según se hacía siglos atrás. Finalizadas las carreras de la tarde, toda la comitiva se dirige a casa del Hermano Mayor entrante, al que el saliente entrega el estandarte de la Hermandad de Santiago Apóstol para que lo custodie durante todo el año. Después tiene lugar la despedida del Hermano Mayor del año en curso, que agasaja a los corredores con un refresco en su casa, dando así por finalizadas las fiestas de Santiago en El Carpio de Tajo en su parte tradicional, pues las celebraciones se prolongan unos días más con diversos actos y eventos para divertimento de carpeños y visitantes.
Agradezco desde aquí la valiosa colaboración de mis informantes y amigos Fuensanta y Florencio Otero, y Ronda Moreno, grandes conocedores de la fiesta y participantes de la misma como corredores, y en alguna ocasión desempeñando el cargo de Hermano Mayor, como es el caso de Florencio. Muchas gracias por vuestra ayuda y aportaciones documentales para la realización de este artículo.
En casa de la Hermana Mayor

Ultimando preparativos

Pareja a la carrera por la plaza

Fraternidad

Abrazo y hermanamiento

Las tres vueltas a la plaza

Pareja de corredores por la plaza

La riqueza de los ornamentos

El Carpio es Santiago, Santiago es El Carpio

*Todos los textos, así como las imágenes y archivos de vídeo, son propiedad del autor.

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