En la comarca de
la Sagra toledana, la devoción a San Antonio de Padua está muy extendida por gran
parte de sus pueblos. Pero hay uno que destaca sobre el resto por la gran
tradición de las fiestas dedicadas a este santo franciscano, se trata de
Cedillo del Condado. Desde siempre este pueblo ha venerado a San Antonio con
especial fervor, y ha contado con unas fiestas cargadas de ritos y momentos de
gran particularidad que las confieren ese carácter tradicional, que hace que
destaquen por encima de las otras celebraciones que tienen lugar en la comarca.
Hay un momento
puntual de estas fiestas que aglutina varios ritos, y que supone la parte
central. Se trata de la procesión que tiene lugar en la noche del 13 de junio,
en la que la imagen de San Antonio de Padua recorre las calles de Cedillo del
Condado, y que supone una importante manifestación de la piedad popular de este
pueblo toledano. Iré desgranando cada uno de estos momentos que se van
sucediendo en el transcurso de la procesión, así como los símbolos y ritos que
la componen:
Los arcos de
romero.
Quizá sean lo más representativo y lo que hace diferente a esta procesión. Días
antes de la fiesta de San Antonio, los cedillanos acuden a la finca Tacones, en
La Puebla de Montalbán, para recoger el romero con el que vestirán los arcos
que cobijarán al Santo en la noche del 13 de junio. Antes, me cuentan que el
romero lo cogían en la cercana localidad de Batres, en la vecina Comunidad de
Madrid. Se levantan dos arcos, uno a la puerta de la iglesia, y otro en la
plaza, siendo este último el más vistoso por estar formado por cuatro arcos o puertas
de acceso. La peculiaridad de estas estructuras efímeras son los limones y las
rosquillas que de ellas cuelgan. Es algo muy curioso que de toda la vida se ha
hecho en Cedillo, y que según las gentes del pueblo viene a representar la
realidad agridulce de la vida. Pero podemos profundizar más aún en el
significado de la presencia de estos alimentos. Por una parte los limones –los cítricos
en general- vienen a representar la fertilidad, y este hecho podría estar
relacionado con la atribución a San Antonio de Padua de favorecer los noviazgos
y por ende los casamientos, y concederlos fertilidad para una futura
descendencia. Además en relación con estos arcos, hay una creencia popular en
Cedillo que dice que si un soltero o soltera pasa bajo el arco, pronto encontrará
pareja. También el limón desde antiguo es símbolo de pureza y fidelidad, y en
este sentido podría tener relación directa con la figura de San Antonio, “el
Santo de todo el mundo”, fiel a Dios y fuerte ante las muchas tentaciones
pecaminosas que le acecharon durante su juventud. Las rosquillas que cuelgan de
los arcos junto con los limones vienen a representar la prosperidad, el
trabajo. Son una ofrenda o exvoto al Santo para que a Cedillo no le falte el
sustento. Las rosquillas o roscas las encontramos en muchas otras celebraciones
con el mismo fin y significado. Estas de Cedillo del Condado también podrían
referirse a San Antonio, asemejándose al “pan de los pobres”.
Las “posas” de
la procesión.
Del verbo “posar”, esta tradición viene de cuando San Antonio era portado en
andas. En determinados puntos de la carrera procesional se llevaban a cabo las “posas” para que los hermanos hicieran el
relevo para cargar con las andas del Santo. En estas paradas o “posas” en la actualidad, los hermanos de
la Cofradía que van siendo nombrados por lista, tienen el honor de empujar la
carroza de San Antonio de Padua, y aquellas personas que hayan pujado por ello,
llevan los cordones.
Los motetes. A lo largo de
la procesión se van haciendo paradas para entonar estas piezas musicales dedicadas
al Santo. Son bellas estrofas que hablan de San Antonio, y que son cantadas por
varios músicos y con acompañamiento musical. La presencia de la música en la
fiesta de San Antonio en Cedillo es otro aspecto que no podemos pasar por alto,
pues de siempre ha existido la costumbre de contratar una banda de música de
fuera para que amenizase los actos del día de la fiesta, ya que los músicos del
pueblo ese día tenían obligación de no trabajar por ser un día muy grande en
Cedillo. Reproduzco uno de los motetes:
Del trabajo y oración
Pasan los días y noches
Solo en dar gloria a su Dios
Colmaba sus ilusiones
Gloria a San Antonio
Santo y buen señor
Cedillo te aclama
Por ser su Patrón
La costumbre de “poner
a los niños en las andas”. Cuando la procesión hace entrada en la
plaza de Cedillo, la imagen de San Antonio es colocada bajo el precioso arco de
romero, que se decora además con cuadros y estampas del Santo, y que se remata
con una cruz de cristales de colores que se ilumina para la ocasión. En este
momento, todos los niños nacidos en el año, así como aquellos que por devoción
así lo quieran sus padres, son subidos en la carroza y sentados en unos cojines
colocados al efecto, para recibir la bendición de San Antonio de Padua. Se trata
de uno de los momentos más emocionantes y que con más cariño esperan los
cedillanos. Este acto se puede prolongar durante un largo rato, ya que son
muchos los devotos que ofrecen a sus hijos al Santo. Me cuenta mi informante
que antiguamente, antes del Concilio, el rito exhortaba a los sacerdotes a no
comer nada pasadas las doce de la noche, para cumplir con el ayuno antes de
celebrar la misa de la mañana. Por ello, como la procesión de San Antonio
duraba y dura varias horas, y la puesta de los niños en las andas pasa de la
media noche, el sacerdote que acompañaba la procesión, cenaba en la plaza para
poder cumplir con rigor el ayuno.
La entrada de
San Antonio en la iglesia. Tras haber recorrido las calles de la
localidad, y tras la puesta de los niños en las andas, el Santo retorna al
templo parroquial donde vuelve a tener lugar otro de los puntos álgidos de la
procesión. Y es que la entrada en la iglesia tiene una peculiaridad que hace
única en todo el entorno a esta procesión, pues la imagen entra avanzando dos
pasos hacia adelante y retrocediendo uno, por lo que la entrada se alarga
bastante hasta que el Santo llega al Altar Mayor. Mientras se produce esta
lenta entrada, la banda de música no cesa de interpretar los acordes del himno
nacional.
Así culmina la
fiesta que Cedillo del Condado dedica a San Antonio de Padua, su fiesta más
grande, y su devoción más arraigada, pues no hay casa en Cedillo que no cuente
con una imagen o estampa de su Santo, al que invoca en momentos de tribulación
y al que agradece los favores recibidos.
Agradezco la
colaboración de mi amigo sacerdote Juan Carlos López Martín, hijo de Cedillo y
devoto de San Antonio de Padua, que me mostró tan bonita fiesta y me aportó información
para la realización de esta entrada.
Arco de romero en la entrada de la iglesia |
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