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El "guarrito de San Antón" |
Cada
17 de enero, pocos pueblos hay en nuestro país que no celebren la fiesta de San
Antonio Abad, más conocido como San Antón. Fiesta por antonomasia dedicada a
los animales, por ser el santo anacoreta protector de los mismos por los muchos
milagros que obró en vida. Rituales muy diversos se extienden a lo largo y
ancho de nuestra geografía, con el fuego como protagonista en la mayoría, en
este caso tomando un sentido protector para los animales. Ritos todos relacionados
con la protección de estos, que antaño adquirían una especial relevancia por
ser las bestias medio de trabajo y de sustento para la mayoría de las familias
españolas. Necesitaban esa bendición de San Antón para que sus animales
viviesen sanos durante todo el año y pudieran ser medio para obtener el
sustento. En la actualidad la fiesta no es menos importante, pero ahora
proliferan animales domésticos de toda índole, y adquieren también una cierta
importancia los niños, que participan en la fiesta de manera especial
acompañados de sus mascotas. Es costumbre también en muchos lugares que se
bendigan roscas y panecillos del santo que se dan a comer a los animales para
que queden protegidos durante todo el año.
Si
nos pusiéramos a enumerar la cantidad de lugares que celebran esta fiesta
podríamos estar días enteros, atendiendo a la peculiaridad de cada uno. Pero hoy
me quedaré nuevamente en la provincia de Toledo, en concreto en las localidades
de Santa Olalla y Gerindote, donde la celebración de San Antón reúne una serie
de particularidades, ligadas en todo momento a las cofradías del santo.
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Panecilllos de San Antón de La Puebla de Montalbán |
Ambos
lugares cuentan con su cofradía de San Antonio Abad, y el punto común de ambas
es que están compuestas de manera exclusiva por 33 varones. Como vemos, entran
en juego los números, unidos siempre a un trasfondo. En este caso, hacen
referencia a la edad de Cristo. Encontramos este tipo de cofradías en otros
lugares, dedicadas generalmente al Santísimo Sacramento y a otros santos, como
es el caso de la Cofradía de San Blas de la cercana localidad de Domingo Pérez.
Como veremos a continuación, estas dos cofradías se fundan hace varios siglos, y ocupan un lugar
importante en sus respectivas localidades, pues cumplen con antiguas
tradiciones que se han mantenido con el paso del tiempo, variando muy poco en
sus formas.
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San Antón. Santa Olalla |
La
Cofradía de San Antón y Corpus Christi del pueblo de Santa Olalla, la funda en
el siglo XVI el Conde de Orgaz, que se había convertido en protector del
Hospital de San Antonio Abad. En el siglo XVIII se fusiona con la Sacramental,
de ahí que en la actualidad la Cofradía lleve el nombre de ambas. Está compuesta
por 33 cofrades varones, que se pasan el cargo de generación en generación. Cuando
un cofrade fallece, su puesto pasa a uno de sus hijos varones, en caso de no
tener descendencia, se presenta un nuevo candidato que es elegido por el resto.
Además de organizar la festividad de San Antón, los 33 cofrades participan en
el lavatorio de pies de los Santos Oficios del Jueves Santo. Hay uno encargado
de la cera que porta un cesta donde lleva las velas que entrega al resto y que
al final de las celebraciones recoge. A los cultos que la cofradía dedica a sus
titulares deben asistir los 33 bajo pena de multa. Me cuentan que antaño la
multa se pagaba en cera, siendo el pago en la actualidad en dinero. La fiesta
comienza la tarde del 16 de enero, cuando los 33 cofrades han de asistir al
traslado de la imagen de San Antón desde su sede que es la iglesia de San
Julián, hasta la parroquial de San Pedro Apóstol. El día 17, fiesta grande,
tienen lugar la celebración de la santa misa y la procesión alrededor del
templo de San Pedro, a la que acuden los niños y niñas de Santa Olalla. Ya el
día 18 tiene lugar la misa por los cofrades difuntos y el traslado de San Antón
de nuevo a su sede. Allí tiene lugar el Cabildo de la Cofradía, y es en este
día cuando, si se precisa, se elige nuevo cofrade. Se lleva a cabo mediante un
sistema de bolas que antes eran de madera y en la actualidad de plástico. A cada
cofrade le corresponden dos bolas, una blanca y una negra. Si se está de
acuerdo con el nuevo candidato, la bola que se echará a la bolsa será blanca,
si es lo contrario será negra. Si salen blancas, el candidato será admitido
como nuevo cofrade y jurará las reglas de la cofradía el día del Corpus Christi
en el altar mayor de la iglesia de San Julián.
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Rosca de San Antón. Torrijos |
En
el caso de Gerindote, la Cofradía de San Antonio Abad se funda en el año 1860,
formada por un número cerrado de 33 varones. A estos 33 cofrades se unen dos
hermanos denominados “recaderos”, que
serán los siguientes en formar parte del colegio de hermanos de San Antón
cuando se produzca alguna baja. Cada año se cambia de hermanos mayores, siguiendo orden de lista, siendo estos los
encargados de custodiar y portar durante todo el año el cetro y el estandarte. Por
la gran tradición que tiene la hermandad en Gerindote, hay lista de espera para
poder pertenecer a la misma en caso de que uno de los hermanos fallecidos no
cuente con descendencia para ocupar el cargo. Al igual que en Santa Olalla, el
puesto se mantiene de generación en generación. El 17 de enero, tiene lugar la
misa por los hermanos difuntos y la cena de las tradicionales migas de los 33
hermanos. El domingo siguiente al 17 tiene lugar la fiesta grande de la
hermandad. Por la mañana los hermanos se juntan para desayunar chocolate con
churros, y asistir posteriormente a la celebración de la santa misa. Tras ésta
tiene lugar la procesión de San Antón y la bendición de animales y roscas del
santo. Estas roscas de pan con anises que se han bendecido ante la imagen del
santo, son compradas posteriormente por los devotos para dárselas a los
animales y que queden protegidos por su patrón durante todo el año. Antaño era
costumbre que la hermandad comprase un cerdo que el pueblo alimentaba durante
todo el año y que se rifaba el día de San Antón. En Gerindote se conocía con el
cariñoso nombre de “guarrantón”, y el
animal recibía los cuidados y la estima de los vecinos que le alimentaban allí
por donde pasaba. Esta bonita tradición se ha perdido, y en la actualidad se
sigue rifando el cerdo pero sin estar durante todo el año merodeando por las
calles de Gerindote. Para finalizar la jornada festiva los 33 hermanos de San
Antón se reúnen para compartir la comida de hermandad.
Agradezco la colaboración de Josué López y Satur Martín, que me han informado acerca de estas dos tradiciones de sus respectivos pueblos.
*Todos los textos, así como las fotografías y archivos de vídeo son propiedad del autor.
Lastima que se perdiese la bonita costumbre de soltar el marranillo por las calles,esta costumbre viene de epoca medieval,en la que la Orden militar y hospitalaria de los antonianos soltaban los cerdos por las calles,los mismos eran muy respetados por las gentes pues les tenian como sagrados,cuando se sacrificavan era para alimento de los enfermos del fuego sagrado,pues a estos enfermos especialmente socorrian los monjes de San Antonio Abad.
ResponderEliminarMe están siendo de gran utilidad tus grandes "saberes" Jesús. Desde el Punto de Informacíon Turística de Yepes te invito a que vengas a conocer la historia y cultura de mi pueblo.Un saludo
ResponderEliminarElena.
Hola Elena. Muchísimas gracias por tus palabras. Me alegro que te guste el trabajo que realizo y sobre todo que te sirva. Tengo muchas ganas de conocer el patrimonio de Yepes, es una de las citas que tengo pendientes
Eliminardesde hace tiempo, pues tengo amigos allí y en repetidas ocasiones me han dicho que tengo que ir. ¡Saludos!