Bienvenidos a OBJETIVO TRADICIÓN, un proyecto que se basa en el estudio y la divulgación del rico patrimonio cultural inmaterial que posee España. Te invitamos a conocerlo a través de los ritos, costumbres, fiestas, tradiciones, folklore... que traemos hasta este espacio. ¡Gracias por tu visita!

domingo, 12 de febrero de 2023

SAN BLAS CHICO EN RECAS


Cada cuatro de febrero, la localidad de Recas, en la provincia de Toledo, celebra su tradicional fiesta de “San Blas Chico”. Me contaban que, según la tradición oral, esta celebración tiene su origen en la fiesta que los hortelanos del lugar decidieron dedicar al santo obispo un día después de su festividad del tres de febrero, aprovechando que en este momento del año el campo es menos productivo. Debido también a que, no podían disfrutar de las fiestas de septiembre en honor a la Virgen de la Oliva, por tener que desempeñar sus labores, más abundantes en verano. Siendo Recas un pueblo eminentemente agrícola, en cuyas tierras se cultivan verduras de excelente calidad, los hortelanos nombraron a San Blas patrón del gremio. No se conoce la fecha de inicio de la tradición, los requeños indican que se remonta muchos años atrás, y que tan sólo se dejó de celebrar en los años de la guerra. Ahora la fiesta la organiza y la mantiene la juventud, antiguamente eran exclusivamente los hortelanos. 

Durante la mañana del día de San Blas Chico se decora el carro con todo tipo de verduras y frutas de invierno que ofrecen los agricultores de Recas: lombardas, repollos, zanahorias, nabos, acelgas, perejil, apio, naranjas… Una curiosidad de la fiesta es que nadie en el pueblo conoce la identidad de la persona que encarnará el papel de San Blas Chico. Se trata de un secreto que guarda la asociación, que es quien custodia la lista de espera de quienes se inscriben para protagonizar el rito festivo. A primera hora de la tarde, la “limoná”, los tostones y los “alcagüeses” hacen las delicias de los presentes en la nave donde desde hace casi una treintena de años parte la comitiva, por la generosidad de una familia que mantiene la tradición. En el interior de la casa, en un cuarto donde no entra nadie, la propietaria de la misma es la encargada de llevar a cabo el ritual de vestir a San Blas Chico. Primero la sotana, después la capa, los guantes, el pelo y la barba, y por último la mitra y las gafas. Se completa el grotesco atuendo con una pieza clave: el báculo que va rematado en su parte superior por una enorme zanahoria y dos cebollas. Sale el “santo” y, entre la música y los cantos subidos de tono, sube al remolque sobre el que paseará en burlesca procesión por las calles de Recas. 

Los cohetes anuncian la salida de la comitiva. Las cuatro en punto de la tarde y el carro hace su aparición. Una gran masa de gente recorre las calles del pueblo y, al llegar a la ermita de San Blas, se hace una parada donde cantan y bailan al son de la charanga. Acaba el desfile en la plaza del pueblo donde tiene lugar uno de los momentos más esperados de la fiesta: el “Pregón de San Blas Chico”. Varias personas del lugar, ante la presencia del “santo”, recitan unos dichos en verso que previamente les han entregado vecinos anónimos. Es el momento de la burla y la sátira en tono amable, en el que se hace un repaso de los acontecimientos ocurridos en el pueblo, en el país y en el mundo en el último año.

Y después de conocer en primera persona esta curiosa tradición, gracias a la amabilidad de la Asociación San Blas Chico de Recas, que me dio la oportunidad de vivirla muy de cerca, me surgen unos interrogantes. ¿Podríamos estar ante una mascarada de invierno con orígenes en un rito de carácter pagano? ¿Podría tratarse de una fiesta medieval de las que se denominan “fiestas de locos”? En el rito encontramos diferentes aspectos que podrían acercarnos a este planteamiento. Presencia de la agricultura como motor económico del lugar desde tiempos remotos, presencia de un personaje “enmascarado”, burla a los estamentos de la sociedad –en este caso al clero-, rienda suelta a la transgresión, al intercambio de roles; la sátira a través de la narración burlesca de los acontecimientos ocurridos en el lugar… 

Julio Caro Baroja, en su obra El Carnaval, nos habla de los posibles orígenes de estos ritos de invierno que tienen lugar en los primeros meses del año, y nos ofrece una importante visión que puede ayudarnos a encajar las piezas del gran puzle que suponen estas celebraciones, cuanto menos curiosas. Dice: 

Pero no hay que perder de vista lo que sigue: Primero. La función en conjunto, la llevan a cabo los hombres (frecuentemente organizados en forma de asociaciones especiales) de un pueblo o una comarca. Segundo. Con gran frecuencia también se alude en ella a otros propósitos que los estrictamente agrícolas. Por ejemplo, a la expulsión de males en general. Tercero. El elemento satírico es fundamental en varios casos: hay un propósito deliberado de poner al aire toda la chismografía del lugar (…). Hoy, en la gran mayoría de los casos, la comparsa carnavalesca ejecuta una serie de actos con una forma tradicional, sin darles un sentido demasiado concreto; mejor dicho, el sentido está en aquella misma forma y nada más. Es posible que en tiempos distintos recibieran varias interpretaciones sucesivas (…). La suma de actos llevados a cabo por las mascaradas de primeros de año se desprende que su fin primordial es y ha sido sobre todo asegurar durante el año la buena marcha del grupo social al que pertenecen”. (Caro Baroja, 2006, 315-316).

Desde estas líneas quiero expresar mi más sincero agradecimiento a la Asociación San Blas Chico de Recas (Toledo), por su trato y acogida, especialmente a Raúl Ortiz, que me habló de la tradición y me contagió de su entusiasmo por mantener viva esta importante seña de identidad para el pueblo de Recas.

Fuente consultada: CARO BAROJA, J. El Carnaval. Alianza Editorial, Madrid, 2006.

*Todos los textos, así como las imágenes, son propiedad del autor del blog.









No hay comentarios:

Publicar un comentario