Arcicóllar, pueblo
toledano, celebra cada año las fiestas de la Candelaria y San Blas en el fin de
semana más próximo al 3 de febrero. Unas fiestas cargadas de curiosidades entre
las que destaca la aparición del “Judío”
en la mañana del domingo, una botarga con fines bondadosos pero que sin embargo
es temida por pequeños y mayores.
Para encontrar el
origen a esta fiesta, hemos de remontarnos al siglo XVII, momento en que me
comentan mis informantes que se funda la cofradía de San Blas en Arcicóllar.
Entendemos que la figura del “Judío”
podría remontarse igualmente a esos comienzos, pero no conocemos el origen o el
fin exacto de su aparición, pudiendo incluso encontrarlo en antiguos ritos
paganos como en el caso de otras mascaradas de estructura similar. Llama la
atención la coincidencia en fechas y en denominación con el “Judío” de Camarena, el pueblo vecino.
Son dos máscaras totalmente diferentes, tanto en la vestimenta como en el rito
que llevan a cabo, coinciden tan solo en la época de celebración –enmarcada en
las festividades de la Candelaria y San Blas- y en el cometido de la mascarada,
que no es otro que hacer cuestación para obtener fondos que serán destinados a
misas u otros menesteres religiosos.
Me acecha la curiosidad
al encontrarme ante el nombre que recibe este personaje: “Judío”, una denominación que encierra antigüedad y misterio, y que
podría decirnos mucho sobre su origen. Si tomamos como punto de partida de la
tradición el siglo XVII, podríamos encontrarnos ante un personaje que surge de
la extendida conversión de judíos al cristianismo que se da en esos siglos,
pues recordemos que en 1492 los Reyes Católicos expulsan a los judíos,
volviendo a España siglos más tarde y convirtiéndose al cristianismo por
voluntad propia u obligados. Son los que conocemos con el nombre de judeoconversos. No olvidemos la
persecución que sufrieron los judíos en nuestro país en la Edad Media, y el
odio hacia ellos, llegando incluso a ser tomados como chivo expiatorio de los
males que acechaban a los cristianos que componían la población mayoritaria. ¿Podríamos pues estar ante un judío converso
que es obligado a encarnar este personaje (que no olvidemos que no deja de ser
un penitente como veremos más adelante), para “expiar” sus pecados y entrar
“limpio” a la nueva religión? ¿Pudo ser una burla hacia los judíos por parte de
los cristianos que optaron por vestirse con este aspecto demoníaco y ponerle
ese nombre? ¿Se le pudo dar esa denominación por esos motivos? ¿Comienza así la
tradición? No lo sabemos, desconocemos el origen, sólo son hipótesis que se
me plantean y con las que intento dar algo de luz a este personaje que se
remonta a tiempos lejanos.
Podríamos también
encontrar una explicación más sencilla a su origen, y la encontraríamos en el
hecho que ya expuse al hablar del vecino “Judío”
de Camarena, apoyándome en la hipótesis de que podría hacer referencia al
personaje que acompañó según la tradición a la Virgen al Templo, para evitar
que las miradas de las gentes se dirigieran a Ella.
Hipótesis aparte, nos
encontramos ante una tradición de siglos que el pueblo de Arcicóllar mantiene
como una de sus señas de identidad. Me cuentan mis informantes que antiguamente
el “Judío”, al igual que ocurre en la
vecina Camarena, era un personaje de carácter hereditario, es decir, eran los
miembros de una misma familia quienes iban recibiendo el testigo para encarnar
a la botarga. Según me comentan, hace unas décadas llegó un momento en que esa
familia no pudo seguir haciéndose cargo de la tradición por lo que la pusieron
en manos de la cofradía de San Blas, que es quien desde entonces la ha
mantenido y la ha seguido celebrando. Se hizo entrega de la vestimenta y
enseres que lleva el “Judío”, y es la
hermandad la que los custodia.
La figura del “Judío” está íntimamente ligada a una
promesa. La persona que encarna este personaje lo hace por ofrecimiento en
agradecimiento a San Blas por haber intercedido por él o por su familia en
algún momento complicado, ya sea de salud o de otra índole. El “Judío” hace voto de silencio, y no puede
hablar con nadie mientras esté vestido y recorra las calles de la localidad. Otro
aspecto que aporta particularidad a la fiesta es que nadie puede saber su
identidad, tan solo un miembro de la cofradía de San Blas que en este caso es
el secretario –en la actualidad secretaria-, a quien el oferente o algún
familiar de éste se dirige para ser incluido en la lista. Su misión es hacer
cuestación casa por casa para obtener fondos que se destinan a la cofradía, y
que ésta emplea en ofrecer misas y costear la fiesta. Como dato curioso me
dicen que hace unos 40 años, eran muchas las personas que estaban apuntadas en
lista para ser “Judío”, incluso desde
que nacían, y que en muchas ocasiones llegaban a cumplir la promesa ya entrados
en años. En la actualidad suelen ser chicos jóvenes los que se incluyen en las
listas, y me comentan que hay “Judíos”
apuntados hasta 2025 más o menos. A pesar de haber atravesado la fiesta unos
años difíciles en los que incluso algún “Judío”
ha tenido que repetir para no perder la tradición, ésta a día de hoy se
mantiene viva en Arcicóllar y se vive con especial intensidad. Me aportan
además otra curiosidad, y es que por tradición siempre han sido hombres los que
han encarnado a la botarga, habiéndose conocido tan sólo en una ocasión que lo
haya desempeñado una mujer.
El atuendo del “Judío” se compone de un mono formado por
piezas de tela de color rojo, amarillo y negro, dispuestas de manera alterna.
Lleva botonadura de color negro, y una capucha unida al mono con dos cuernos,
uno negro y el otro rojo. Lleva la cara cubierta por una especie de máscara de
tela negra con aberturas en los ojos, y un largo rabo de los mismos colores que
recorre su espalda y se une al hombro izquierdo, lo que le confiere un aspecto
demoníaco. Completan el uniforme la hucha que porta para recoger el dinero, y
el “pincho”, una vara larga y afilada
de hierro rematada con una cruz y una argolla, con la que amenaza a los niños.
La mañana del domingo a
primera hora se nota el nerviosismo en el ambiente. Varias pandillas de niños
recorren nerviosos las calles del pueblo en busca del “Judío”, sin saber por dónde puede aparecer, pues como ya hemos
indicado, nadie sabe su identidad y por lo tanto el lugar de donde va a salir
que suele ser su casa. A las nueve y media en punto el “Judío” hace su aparición y comienza el ritual. Su presencia se
intuye por el sonido que emite la argolla al chocar con el pincho, y las monedas que lleva en la hucha. Los niños corren
despavoridos, pues en Arcicóllar a diferencia de otros lugares, la máscara es
un personaje temido, amenazante, al que incluso guardan respeto muchos adultos.
Algunos mayores me comentaban que antiguamente hacía su aparición más temprano,
muchas veces incluso a las siete de la mañana. Es costumbre que comience su
recorrido por el barrio de San Blas, donde se dice que tienen costumbre de
madrugar mucho. Recorre todos los barrios del pueblo llamando a las casas donde
le reciben con respeto y le entregan la limosna, mientras los niños corren tras
él e intentan tirarle del rabo y hacerle travesuras. Al ver la forma del pincho
o asador pregunto si en algún momento
se le entregaban alimentos en lugar de limosnas, a lo que me responden que no. Es
costumbre desde siempre que los niños le tiendan graciosas trampas y obstáculos
que el “Judío” con mucho esfuerzo
tiene que sortear, pues no olvidemos que lleva la cara tapada en todo momento y
las manos ocupadas por la hucha y el “pincho”.
Le atan puertas y verjas con cuerdas para que no pueda abrir obligándole a
saltar, le hacen correr tras ellos por algunas empinadas cuestas del pueblo o
incluso campo a través. El “Judío”
intenta acorralarlos y les amenaza arrastrado el “pincho” y haciendo ademán de pincharles con él. Algún valiente
pretende incluso arrebatarle el “pincho”
a lo que el “Judío” responde
propinando golpes en las manos con la hucha. Los más pequeños reflejan el
terror en sus caras cuando se les acerca, e incluso algún mayor que al tiempo
de echar la limosna en la hucha ni siquiera se atreve a mirarle. Me contaba uno
de mis informantes que antes los muchachos eran mucho más crueles con el “Judío”, pues le encerraban en los
corrales obligándole a saltar por las tapias. Me cuenta una anécdota que
ocurrió un año en que le hicieron incluso hablar, pues le habían encerrado y no
podía salir, y ante la impotencia no le quedó más remedio que descargar sobre
ellos una lluvia de improperios que hicieron que rompiera su promesa de
silencio. Cuando se da el primer toque de campanas para llamar a los
arcicolleros a misa, el “Judío” se
dirige a la iglesia y termina su recorrido y su promesa haciendo entrega de la
hucha con la recaudación. Vuelve de nuevo a su casa o al lugar donde se vistió,
y se quita el traje habiendo cumplido así con su cometido.
Continúa la fiesta con
la procesión que recorre varias calles del pueblo con las imágenes de San Blas
y la Virgen de la Candelaria. Una curiosa procesión que va acompañada por unas
pequeñas andas que portan los niños y que llevan liebres, conejos, perdices y
roscas que posteriormente serán subastados. Minutos antes de la procesión la
sacristana se encarga de vender entre los fieles y devotos las tradicionales gargantas de San Blas, unos aros de cera
decorados con una cinta roja que según la tradición previenen los males de
garganta. Cuando las imágenes vuelven de nuevo al templo tienen lugar las pujas
en la puerta. Los arcicolleros pujan por las flores de las andas, por los
brazos para introducir a la Virgen y a San Blas a la Iglesia, por la vela y el
Niño de la Virgen, por las gargantas y cintas de San Blas, por el báculo del
santo que en Arcicóllar recibe el nombre de bastón…
Quienes pujan ofrecen cantidades de dinero para tener el honor de quedarse con
la puja. Tras este acto tiene lugar la misa y la venta de roscas de pan con
anises a la puerta de la iglesia, y ya por la tarde otro de los actos centrales
de la fiesta: la tradicional rifa de la
caza y roscas, y otros productos. Desde el miércoles al viernes anteriores
a la fiesta, los cazadores de Arcicóllar salen a cazar a los cotos locales para
obtener piezas para la rifa del domingo. Unas las vende la hermandad a
establecimientos para obtener fondos y el resto se reservan para ser rifadas el
domingo por la tarde. Antiguamente se hacía en la plaza del pueblo, pero desde
hace unos años se ha trasladado a un espacio cubierto para resguardar a los
asistentes del frío y de las inclemencias del tiempo muy probables en esta
época. A primera hora de la tarde se congregan los arcicolleros para dar
comienzo a la rifa, que se incia con
la bendición por parte del señor cura de todos los productos preparados para
ser subastados. Conejos, liebres, perdices, zorzales, palomas, roscas de pan
con tres naranjas clavadas en cañas, vino, embutidos, las tradicionales roscas
dulces… son los productos por los que se puede pujar. En algunas ocasiones las
cantidades se elevan debido a la pugna que se establece entre los asistentes
para intentar llevarse la pieza en cuestión. Se rifa también el tradicional bastón de San Blas, que es un bollo
dulce que imita al báculo que porta el santo, y se reparten las cintas de San Blas bendecidas que
previenen los males de garganta. La rifa puede durar varias horas, y en ella se
obsequia a los asistentes con limonada y torrados, poniendo broche así a estas
tradicionales fiestas de invierno que se celebran cada año en Arcicóllar.
Agradezco la gran ayuda
prestada por Mª Carmen Sierra Pinilla, secretaria de la hermandad de San Blas,
y de su familia, que me abrieron muy amablemente las puertas de su casa y me
permitieron acompañarles en cada uno de los momentos de la fiesta. También la
colaboración de Santiago García Alonso, el “Judío”
de este año, con el que tuve la gran suerte de poder hablar. Fue para mí una
ocasión muy especial ya que pude conocer la fiesta de la mano de sus
protagonistas, una tradición sin duda muy interesante y que por suerte está
viviendo un importante auge en estos momentos.
El Judío persigue con el pincho a los muchachos |
El "Judío" amenaza a los jóvenes |
La hucha para la recogida de limosnas |
El "Judío" hace cuestación por las calles de Arcicóllar |
Carreras tras los muchachos |
El "Judío" se ve obligado a saltar verjas |
El "Judío" escapa tras ser encerrado por los niños |
Huyendo tras el "Judío" |
Gargantas de San Blas |
Las andas de la caza y las roscas en la procesión |
El bastón del santo |
*Todos los textos, así como las imágenes y archivos de vídeo son propiedad del autor.
Interesante post, con muchas semejanzas a los "judíos" de La Vaquilla de Fresnedillas. Como bien explicas, a pesar de las distintas hipótesis, el judío es despectivo pero a la vez protagonista... Muy curioso ese doble punto de vists para comentar al que escribió esto:
ResponderEliminarhttp://politica.elpais.com/politica/2015/09/08/actualidad/1441702071_691462.html
Muchas gracias por tu aportación y por visitar el blog. Es interesante a la vez que apasionante el buscar los orígenes de ciertas fiestas o los factores que propiciaron su aparición. Saludos!
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