En plenos Montes de Toledo y
dentro del Parque Nacional de Cabañeros, se halla Hontanar, pequeño pueblo
serrano que cuenta con multitud de atractivos. Entre ellos destaca una
tradición que celebra cada primer domingo de septiembre con motivo de las fiestas
en honor a su patrón el Stmo. Cristo del Buen Camino.
Me refiero a los tradicionales castillos humanos que los hontanariegos
levantan habilidosamente para honrar a su Cristo, en la tarde del domingo tras
la procesión. Resulta curioso encontrarnos en esta zona con una tradición que,
como sabemos, es más propia de Cataluña, donde abundan las collas y los castellers,
que se hacen presentes en multitud de celebraciones. Aunque Hontanar es el
único pueblo de la provincia de Toledo que en la actualidad mantiene esta
curiosa tradición –al menos yo no tengo noticia de que se haga en otros
lugares-, sí hubo algún que otro pueblo que la celebraba igualmente y que acabó
perdiéndose. Es el caso de la localidad monteña de San Pablo de los Montes,
cuyo término limita con el de Hontanar, y donde los castillos humanos los
formaban los mozos la tarde del 14 de septiembre en el ofrecimiento al Cristo
de la Veracruz. Esta tradición se perdió hace algunas décadas en San Pablo,
allá por los años 60, pero tenemos la suerte de contar con fotografías antiguas
que demuestran el peso que antaño tuvo la tradición entre los sampableños.
Hontanar, fiel a su tradición, no
ha dejado de levantar sus castillos y
torres humanas, si bien es cierto que
en la actualidad ante la falta de jóvenes que habiten en el pueblo o vuelvan a
él en las fiestas, la tradición se ha visto un tanto disminuída en cuanto a
cantidad de castillos se refiere, pero se resiste a perderse. Me contaba el
alcalde del pueblo que antiguamente eran los quintos los protagonistas de la
fiesta, pues ellos eran quienes formaban los castillos y portaban la imagen del
Cristo en la procesión. Recuerda la gran cantidad de jóvenes que se agrupaban
para elevar los castillos humanos.
Los hontanariegos cumplen con su
tradición de dos formas: levantando castillos
humanos compuestos por varias personas, y torres humanas en las que una persona lleva sobre sus hombros –de
pie o sentada- a otra persona. Esta última modalidad suele hacerse con los
niños, que van subidos sobre los hombros de sus padres, inculcándoles de esta
manera la antigua tradición.
Los castillos humanos por lo general son de dos pisos. En la parte
inferior se suelen colocar cinco personas y en la parte superior cuatro. Hay
otras que desde fuera ayudan a sujetar las piernas de las que están arriba para
así ayudarles a mantener el equilibrio. Para formarlos se colocan junto a una
ventana con rejas, a la que se van agarrando para ir componiendo cada una de
las alturas del castillo. Las personas de constitución más fuerte y de mayor
fuerza se colocan abajo, y las más menudas en la parte alta. El Cristo, que ha
recorrido algunas calles del pueblo en procesión, queda colocado en un lateral
de la plaza, donde tiene lugar el acto que se denomina “Ofrecimiento”. Una feligresa con un cestillo recoge los donativos
que los devotos ofrecen al Cristo, al tiempo que les da a besar un crucifijo.
Los castillos humanos avanzan varios
metros hasta que llegan ante la imagen. Este desplazamiento es muy complicado,
pues se emplea mucha fuerza, resistencia y destreza para evitar que ningún
miembro se caiga al suelo y por consiguiente se rompa el castillo. Van
avanzando describiendo círculos, el castillo va girando, para así conseguir
mayor estabilidad. Es muy curioso ver como las personas que lo forman, llevan
en su boca –como marca la tradición- la
moneda que tendrán que arrojar al cestillo. A los de la parte inferior se les
da a besar el crucifijo, y a los de la parte superior la cruz parroquial, que
una persona se encarga de acercar agarrándola por el mástil. Tras haber
depositado con la boca el donativo cada uno de los componentes, el castillo
vuelve al lugar en el que se formó, y valiéndose nuevamente de la ventana, se
descompone.
Las torres humanas se suelen
hacer con niños pequeños, que orgullosos, avanzan sobre los hombros de sus
padres de pie haciendo equilibrio, o sentados, para ofrecer el donativo al
Santísimo Cristo. Los adultos portan en este caso las monedas en la boca, y los
niños en las manos, besando ambos el crucifijo.
De esta manera transcurre un
largo rato en la plaza, por donde van pasando varios grupos de castillos ante
la imagen del Cristo del Buen Camino. Una tradición muy curiosa, de la que
Hontanar se siente orgulloso, por ser una fiesta única en todo el entorno, y
que a pesar de los nuevos tiempos y del acuciante movimiento migratorio a otros
núcleos de mayor población, se sigue manteniendo con el respeto y entusiasmo de
antaño.
El Cristo del Buen Camino de Hontanar |
Torre humana ante el Cristo |
Ofrecimiento |
Haciendo el Ofrecimiento |
Levantando el castillo en una ventana |
Ayudando a equilibrar el castillo |
Los oferentes besan la cruz parroquial |
Las monedas se portan con la boca |
*Todos los textos, así como las imágenes y archivos de video son propiedad del autor.
Tuvo que estar entendida esta costumbre en otros pueblos de la comarca de los Montes de Toledo , ya que, por el escritor Abdon de Paz sabemos que castillos se hacian en las fiestas de la Virgen de la Salud de Polan a mediados del siglo XIX y yo tengo fotrografias de castillos en la romería de San Isidro de Cuerva a mediados de los años setenta.
ResponderEliminarPEDRO ANTONIO ALONSO REVENGA. Guadamur
....Interesante blog.....se echaba de menos ya que hacia falta divulgar tan interesantes costumbres.
Hola Pedro Antonio:
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu aportación. Es una lástima que ya sólo se conserve la tradición en Hontanar, pues de no haberse perdido, seguro estoy que hubiera tenido tanto arraigo como los bailes de la bandera de esta hermosa comarca.
Me alegro que te guste el blog, gracias por tus palabras. Un saludo.