El segundo sábado de
septiembre del año 2008, tuve la gran oportunidad de viajar hasta el pueblo de
Fuentidueña de Tajo, en la Comunidad de Madrid, y limítrofe con la provincia de
Toledo. Allí, todos los años se cumple con una tradición que, según los escritos,
data del siglo XIX, y que está estrechamente relacionada con la construcción de
una barca que cruzaba las aguas del río Tajo. Se trata de la fiesta de “La Embarcación” de la Virgen de Alarilla,
patrona de Fuentidueña, que es trasladada de una forma muy peculiar desde su
ermita hasta el pueblo cada segundo sábado de septiembre.
Durante el día los
fuentidueñeros acuden hasta la ermita de la Virgen a celebrar su romería, pero
el momento más esperado se produce cuando entrada la noche, la venerada imagen
es trasladada hasta el pueblo surcando las aguas del Tajo sobre una curiosa
embarcación, de la que recibe su nombre la celebración. Se trata de una especie
de barca compuesta por una plataforma sobre la que se levanta un torreón o
castillo de cuatro caras, en cada una de las cuales se abren arcos de herradura
califales y apuntados. La espectacularidad del conjunto la aportan los
centenares de bombillas de colores que la adornan, y el mástil central sobre el
que se eleva la pequeña imagen de la Virgen, rodeada por dos círculos
igualmente iluminados.
Se trata de una procesión
fluvial a la que asisten gran cantidad de devotos y espectadores para
presenciar este acto tan peculiar. La embarcación es conducida por remeros que
la guían hasta las inmediaciones del puente donde la Virgen es trasladada a su
paso procesional. Durante todo el trayecto, cientos de personas acompañan a la patrona
nadando, portando antorchas quienes abren el cortejo, lo cual concede gran
vistosidad al momento. En las orillas del río se sitúan todos aquellos que quieren
presenciar el paso de la sagrada imagen sobre su trono iluminado, que avanza
entre constantes vivas y piropos que la dedican.
Cuando la embarcación
llega a las proximidades del puente que cruza el río, los fuegos artificiales
ponen el broche de oro al traslado, iluminándose todo el conjunto con las
múltiples bengalas que cuelgan de la estructura. La Virgen es bajada de la
embarcación para ser colocada en su carroza y, en procesión, ser trasladada
hasta la parroquia del pueblo, donde tendrá lugar al día siguiente la
celebración del día grande de las fiestas.
Realmente merece la
pena contemplar como de entre la oscuridad surge refulgente la embarcación,
cuya vela es la Santísima Virgen, timón y faro de los fuentidueñeros que desde
hace muchos siglos la veneran. Emociona verla pasar por tu lado entre la
ovación de sus hijos que la llaman “guapa” y “bonita”, cumpliendo así con un
ritual que merece la pena presenciar.
La embarcación surca las aguas del Tajo |
Llega la embarcación entre vivas a la Virgen de Alarilla |
Virgen de Alarilla, Patrona de Fuentidueña de Tajo |
*Todos los textos, así como las imágenes y archivos de video son propiedad del autor.
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