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domingo, 21 de junio de 2020

LAS MÓNDIDAS DE SAN PEDRO MANRIQUE


El día de San Juan, 24 de junio, hará dos años que tuvimos la suerte de conocer una fiesta que siempre había llamado nuestra atención. Una fiesta a la que dan forma varios ritos de orígenes lejanos, y que ha sido estudiada por muchos eruditos que han hecho varias interpretaciones de los mismos. La Fiesta de San Juan en San Pedro Manrique, un bello e histórico enclave en las Tierras Altas de Soria, que celebra su antigua tradición en pleno solsticio de verano.

La fiesta de San Juan se compone de dos ritos o momentos principales: la noche del 23 de junio con el ritual del “Paso del Fuego”, y la mañana de San Juan, el 24 de junio, con la aparición de las “Móndidas”, tres jóvenes sampedranas que previamente fueron elegidas el día de la Cruz -3 de mayo- para encarnar este papel.

Una fiesta de orígenes inciertos, con tintes prerromanos, romanos y medievales que muchos autores han estudiado y nos han ofrecido sus conclusiones. Para escribir este artículo e intentar aproximarnos a esos orígenes de la fiesta sampedrana, tomaré parte de dos obras: “Ritos y Mitos equívocos”, del gran maestro, D. Julio Caro Baroja; y “Las Señas de identidad de San Pedro Manrique”, del Cronista de la Villa, D. Miguel Moreno. 

Caro Baroja, que vivió en primera persona la fiesta en el año 1950, nos dice:

Echemos ahora mano de la tradición del pueblo mismo. Según ésta, la fiesta de las “móndidas” conmemora concretamente el triunfo de las huestes cristianas de Ramiro I en la Batalla de Clavijo. Las “móndidas” representarían a las vírgenes que fueron a dar gracias a los vencedores por haber éstos terminado con el “tributo de las cien doncellas”, impuesto por el emir de Córdoba. Todo el norte de Soria y la montaña de Logroño están cubiertos de un rico folklore en torno a la derrota musulmana de Clavijo. Pero hay que reconocer que éste es uno de los hechos más problemáticos de la historia medieval, y que desde la época del abate Masdeu cada vez hay más eruditos que niegan su existencia”. (Caro Baroja, 1995, 121).

También encuentra rasgos que perfectamente podrían relacionar esta fiesta con ritos agrarios de época romana: “Fijémonos en el nombre de “móndida”. Creo seguro que debe venir de un adjetivo “munditus” (en femenino, “mundita”), claramente relacionable con el verbo “mundo”= limpiar, purificar, y con “mundus”= limpio, puro o purificado; “munditia, o sea, limpieza, y otras palabras semejantes. Las “móndidas” serían, pues, las purificadas, las puras o las limpias (…). Y como, por otra parte, estas ofrendas se parecen bastante a las famosas “mondas” de Talavera, que varios eruditos hemos relacionado con el “Mundus Cereris” (o mejor sobre un neutro plural “munda”, de “mundum”), ello nos permite pensar si no estaremos ante las reliquias de parte de un ritual de origen romano. La ofrenda en sí, las carreras de caballos, los premios de roscos de pan,  el mismo carácter municipal de todos los actos descritos, nos traen a la memoria las “Cerealia” (Caro Baroja, 1995, 122).

Miguel Moreno, Cronista de la Villa de San Pedro Manrique, también nos ofrece su opinión sobre el origen de la fiesta, basándose a su vez en los escritos sobre la misma de Mariano Íñiguez (“Ritos Celtibéricos: las fiestas de San Pedro Manrique”) y Gervasio Manrique (“El tributo de las cien doncellas en San Pedro Manrique”). Y nos dice así:

Representan las Móndidas de San Pedro Manrique, a las antiguas sacerdotisas de las tribus celtibéricas, las que entre los festejos dedicados al sol, al entrar en su ciclo solsticial, le ofrecen, como divinidad por ellos considerado, frutos de la tierra. Esta pintoresca fiesta ha sido sugerida por la leyenda del tributo de las cien doncellas; corresponde a la plástica realización escénica de una tradicional leyenda santiaguista, el Tributo de las Cien Doncellas, al que con tan gozosos entusiasmos populares se le da virtualidad religiosa y poética en San Pedro Manrique el día de San Juan”. (Moreno, 2007, 29).

La noche mágica de San Juan, junto a la ermita de la Peña, tiene lugar el primero de los ritos festivos de este pueblo soriano. En torno a la media noche y sobre una impresionante alfombra de brasas, los sampedranos cumplen con la tradición de pasar descalzos sobre el fuego. La persona que lleva a cabo este ritual del Paso del Fuego, lleva cargada sobre sus espaldas a otra persona y, a menudo, realizan esta práctica para cumplir una promesa.

La mañana de San Juan, el 24 de junio, es realmente bella y colorida. Muy temprano, las autoridades locales encabezadas por el alcalde, ataviadas con levita y bicornio y montadas a caballo, cumplen con la costumbre de recorrer el pueblo en lo que se conoce como “Descubierta”. Mientras tanto, una comitiva acompañada por la banda de música, se encarga de recoger a las tres “Móndidas” en sus casas. Las tres jóvenes que han sido elegidas para representar este importante papel van ricamente vestidas. Llevan camisa y enaguas blancas, y vistosas puntillas y chorreras en el cuello. Completa el atuendo el lujoso mantón de manila que se adereza con lazos, broches y cadenas, dando lugar a un llamativo y peculiar vestido. El elemento más representativo de las Móndidas es el “Cestaño”, especie de cesto que se decora con puntillas, lazos, broches y flores, y sobre el que se colocan varios panes y los “Arbujuelos”, ramas cubiertas de masa de pan que se tiñen de amarillo con azafrán. Para dar peso y estabilidad a los cestaños, me comentaban que se introducen algunas piedras en el interior. De las tres Móndidas, la que va en el medio, ostenta mayor protagonismo por considerarse la primera, y por ello lleva el mantón de color distinto al de las otras dos.

El pueblo, especialmente la juventud, se congrega en las puertas de las casas de las Móndidas, donde previamente se ha plantado un árbol –una especie de mayo-  que la familia de la joven se ha encargado de decorar con coloridas guirnaldas, banderitas y farolillos. Cuando se ha recogido a las tres Móndidas y han colocado los cestaños sobre sus cabezas, la comitiva se dirige a la ermita del Humilladero, donde las tres jóvenes reciben a las autoridades. Todos y cada uno, al pasar ante ellas, se quitan el bicornio y sobre sus caballos efectúan el tradicional saludo, a lo que ellas responden abriendo y cerrando sus abanicos. A continuación tiene lugar la “Caballada”, en la que los sampedranos efectúan vistosas carreras con sus caballos en el espacio comprendido entre la plaza del Mercado y la ermita del Humilladero. Finalizado este acto, la comitiva presidida por las “Móndidas” se dirige a otro punto del pueblo donde vuelven a recibir el saludo del alcalde y concejales. Mientras éstos siguen recorriendo a caballo el pueblo, las “Móndidas” se dirigen a las eras, un bello paraje desde el que se disfruta de unas preciosas vistas de San Pedro Manrique. Allí tiene lugar el tercer y último saludo, y el posterior traslado al Ayuntamiento para más tarde subir a la ermita de la Virgen de la Peña donde tendrá lugar la misa.

En la ermita, las autoridades se disponen en dos bancos enfrentados, entre los cuáles presiden la ceremonia las Móndidas. En el momento del ofertorio las tres ofrecen sus arbujuelos al sacerdote, al alcalde, al teniente alcalde y al resto de concejales presentes. Terminado el oficio religioso vuelven a bajar a la plaza donde tienen lugar otros dos momentos singulares de la fiesta: la “plantación del mayo” y la recitación de las “Cuartetas”. Las cuartetas son unas piezas poéticas que recitan las Móndidas y en las que hablan de la tradición, del pueblo, de sus familias… Pone punto y final a esta preciosa mañana el baile de las jotas que llevan a cabo las Móndidas con cada uno de los representantes del ayuntamiento.

Dejamos San Pedro Manrique aquella calurosa mañana, con el sol brillando en lo más alto y con la satisfacción de haber vivido en primera persona una tradición cargada de siglos, un rito maravilloso, especial, único…

Agradecemos desde estas líneas la amabilidad y la atención recibida por parte de Carlos, encargado de la Oficina de Turismo de San Pedro Manrique. Él nos ayudó a planificar nuestra visita y nos recibió aquella mañana en San Pedro para obsequiarnos con algunas publicaciones relacionadas con la fiesta. ¡Muchas gracias por todo, Carlos!

FUENTES CONSULTADAS:

- Caro Baroja, J., Ritos y Mitos Equívocos. Istmo, Madrid, 1995.
- Moreno, M., Las Señas de Identidad de San Pedro Manrique. Ochoa Impresores, La Rioja, 2007.

*Todos los textos, así como las imágenes, son propiedad del autor.

Los panes dentro del cestaño

Detalle de los Arbujuelos

Panes, flores y arbuejuelos

Cestaños

Desde las eras

Colocando el cestaño

Móndida

El tercer saludo en la eras

Móndida

Mañana de San Juan

El árbol-mayo en la casa de una móndida


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