El pequeño pueblecito de Aleas, pedanía de Cogolludo, en la provincia de Guadalajara, es un acogedor lugar donde apenas llegan a la decena los habitantes censados. Cada año en fechas cercanas a la festividad de San Roque revive una de sus tradiciones más arraigadas. Se trata de la aparición de la botarga, un personaje enmascarado que antes de la misa recorre las calles del pueblo para hacer cuestación entre sus vecinos y los visitantes, y que supone el elemento más característico de la fiesta.
La botarga de Aleas utiliza una vestimenta similar a la de otras botargas de la provincia. Viste pantalones y chaqueta de color verde, amarillo, rojo y azul. Lleva atada una cuerda a la cintura de la que cuelgan varias campanillas y en la mano una porra o cachiporra con la que golpea en la espalda, acto que podemos interpretar como propiciatorio de buenos augurios. Cubre su cabeza con una capucha rematada en cintas de colores y el rostro con la inigualable careta de madera de encina que, según me contaban mis informantes, la talló un señor después de la guerra y es la que se ha venido utilizando hasta la actualidad. Aleas es, por tanto, uno de los pocos lugares que conserva intacta la careta original y que aún la sigue usando. Otro elemento muy característico es la "higa", bola de trapo que se cose en el tiro del pantalón emulando los atributos de la botarga. En algunos lugares era costumbre poner alfileres en la higa para que la chiquillería se pinchase al intentar arrancarla.

A pesar de los pocos habitantes que quedan hoy en el pueblo, cada año en el mes de agosto vuelven quienes un día tuvieron que marcharse para celebrar la fiesta de San Roque. A media mañana la botarga hace su aparición y recorre las pocas casas del pueblo haciendo cuestación entre sus vecinos. También lo hace con cuantos se encuentra en la calle, y para ello rasca la espalda con la cachiporra hasta que consigue el donativo. La misa se celebra en la ermita de San Roque que en la actualidad hace las veces de templo parroquial, pues la primitiva iglesia se encuentra en ruinas desde que el pueblo fuera arrasado durante la Guerra Civil. La botarga se descubre el rostro cuando llega a la ermita y tras la misa es la encargada de dirigir las pujas o subasta por los brazos de las andas que portan la imagen de San Roque. La procesión recorre las calles del pueblo y una vez terminada, la botarga espera en el lugar donde los vecinos compartirán la comida festiva para continuar gastando bromas y pidiendo a quienes todavía no han hecho entrega del donativo.

*Todos los textos, así como las imágenes, son propiedad del autor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario