Encaro
la recta y veo La Morra... Algo se me remueve por dentro, me vienen a modo de
flashes recuerdos de mi infancia... Me huele a sierra, a aire limpio, a humo de
las chimeneas, a bollos con anises... Me huele a San Pablo... Llego a la
entrada, me santiguo, un recuerdo para los que ya no están... Es 25 de enero,
grabado a fuego en mi calendario y en mi corazón, no puedo faltar... El sonido de los cencerros
retumba en las entrañas de la sierra... Vaca y Madre Cochina, Escobones y
Cencerreros... Palo, cuernos, cintas, flores y espejo, sombrero de ala ancha,
zahones, refajo, palillos, escobas, cencerros, pañuelos rojos... Y de nuevo el
rito de invierno ancestral, la mascarada, siglos de historia y tradición conservados como oro
en paño... Subo a la plaza, miro la torre y me viene a la mente aquello que me
cantaba mi abuela de niño: "cigüeña magüeña, súbete a la peña y machaca el
ajo con pan y tasajo"... Y de repente las campanas tocando a fiesta me
rescatan de los recuerdos... Primero San Sebastián, joven soldado, adornado con
su rama, con sus cintas de colores, sus rosquillas y mandarinas. Y al mirarle
no puedo evitar volver a los recuerdos, a aquella historia que siempre me contó
mi abuela de su abuela Trifona -mi tatarabuela-, devota del Santo, que
confeccionó una banda -una faja decía ella- para que la luciera el mártir el
día de su fiesta... Y después San Pablo, con su barba y su espada, el patrón
del pueblo... Veo pasar la procesión desde los pretiles de la glorieta y
corriendo, recorto por el Carnero y espero con emoción el primer corte... y el
segundo y el tercero... Lo pagano sobre lo religioso, el rito de paso, la
llamada a la fertilidad de la tierra, la protección del ganado... Y en las
entrañas de la sierra sigue retumbando el sonido de los cencerros... Los Santos
vuelven a su sitio, empieza la Función y, mientras tanto, hay que ocultar a la
Madre Cochina para que los casados no la encuentren. El palo con sus sogas
aguarda en la plaza y los forasteros esperan ser corridos por la Vaca. Casados
y solteros, tostones y limoná, los palillos y los picos de la Madre Cochina...
Reencuentros, añoranza y muchos recuerdos, y siempre en mi mente la frase de mi
abuela: "La Vaca salía hasta nevando"... Y entonces me siento
orgulloso de mis raíces, de ser sampableño a pesar de no haber nacido allí, y
de ser nieto de Antonia "Tresreala" y por tanto ser yo también
"Tresreales". Y es que el mejor homenaje que podemos dedicar a
nuestros antepasados es seguir asidos a nuestras raíces y mantenerlas vivas.
*Todos los textos, así como las imágenes, son propiedad del autor del blog.
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Los Escobones del Escobonero |
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La Ronda de la Vaca |
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Los Quintos, garantes de la continuidad de la tradición |
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El Cencerrero |
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La cola de la vaca |
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La Vaca |
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Los Quintos |
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Los Palillos de la Madre Cochina |
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Vaquero y Madre Cochina |
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Los cencerros, imprescindibles para el rito |
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El Vaquero |
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Quintos 2020 |
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Cencerros |
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Al primer corte de la procesión |
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La Ronda de la Vaca corta la procesión |
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Cortando la procesión entre San Sebastián y San Pablo |
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El palo esperando a solteros y casados |
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La Vaca y la Madre Cochina |
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La Ronda de la Vaca llega a la plaza |
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La Madre Cochina tira también del palo |
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Los Palillos de la Madre Cochina |
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La Madre Cochina |