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viernes, 1 de mayo de 2020

LOS MAYOS DE VALDARACETE


El pueblo de Valdaracete, situado en el sureste de la Comunidad de Madrid, es un bonito y coqueto lugar donde la última noche de abril va grabada a fuego en los corazones de sus habitantes. Y es que, en este lugar, a medio camino entre los ríos Tajo y Tajuña, en los últimos minutos del treinta de abril, se templan guitarras, bandurrias y laúdes, y se aclaran las voces para cantar los tradicionales mayos a la Virgen de la Pera en el recién estrenado mes de mayo.

Son muchos los pueblos de España que dan la bienvenida al mes de las flores con el tradicional canto de los mayos. Unos cánticos que se dirigen especialmente a la Virgen María en sus distintas advocaciones y, en su parte profana, a las mozas en muchos lugares. También en algunos puntos de la geografía española se dedican al Cristo o a la Santa Cruz, cuya fiesta se celebra el tres de mayo.

La tradición de los mayos está muy extendida en la Comunidad de Madrid, especialmente en la zona que nos ocupa. Ya en los años 90, la investigadora Consolación González Casarrubios, gran conocedora de las fiestas y tradiciones de España, documentó en su estudio “Fiestas Populares del Ciclo de Primavera en la Comunidad de Madrid”, cerca de una veintena de lugares donde aún se mantenía vigente la costumbre de cantar los mayos a la Virgen y, en alguno de esos pueblos, también a las mozas. Hoy, sigue siendo esta una importante seña de identidad en municipios como Villarejo de Salvanés, Fuentidueña de Tajo, Orusco, Estremera de Tajo, Perales de Tajuña, Tielmes…

En el año 2006 tuve la gran suerte de asistir al canto de los mayos en Valdaracete. Por la tarde la imagen de la patrona, la Virgen de la Pera, aparecida según la tradición en el cercano lugar de Fuensaúco, abandona su ermita de Soldellano para ser trasladada al templo parroquial. Cuando los relojes y campanas dan las doce, los instrumentos empiezan a sonar para dar paso al precioso canto de los mayos desde el coro de la abarrotada iglesia de San Juan Bautista. Este canto de salutación a la Virgen está compuesto por un puñado de bellísimas estrofas que describen la belleza y los portentos de María. En las primeras se pide licencia a la Virgen para cantar, y en el resto se ensalzan sus virtudes dedicándola bellas metáforas: “Hermosísima Garza”, “Blanca Paloma”, “Cándida Ave”, “Hermosa Azucena”, “Deslumbrante Estrella” … 

“Las aves del campo
En sus ramas puestas
No pueden cantar
Sin licencia vuestra”.

“La noche de mayo
Soberana Reina,
Venimos a darte
Mil enhorabuenas”.

“Una sola pluma
De tus blancas alas
Conseguir quisiera
Hermosísima garza”.

También en algunas estrofas se hace alusión a esa belleza infinita e inigualable de la Virgen que, ni los mejores pinceles ni las mejores plumas, serían capaces de plasmar por su perfección. José Manuel Fraile Gil en su “Cancionero Tradicional de la Provincia de Madrid. II El Ciclo Festivo Anual”, editado en 2007, hace referencia precisamente a este hecho: “En todas estas tiradas poéticas se intuye la mano de los vates dieciochescos que salpicaron los textos con alusiones a la elocuencia de Cicerón o a la maestría pictórica del griego Apeles”.

"Cicerón no pudo,
ni Apeles el diestro,
de esa tu hermosura
pintar el diseño".

Otra parte llamativa de estos mayos es la que se dedica a ensalzar las virtudes de San José, Esposo de la Virgen:

“Por varón más justo
De la omnipotencia
Floreció en tus manos
La vara más seca”.

“San José Bendito
Si fuera a lavaros
A gota agotara
El mar océano”.

En las últimas estrofas, a modo de rogativa, se pide agua a la Virgen para los campos, se la dan las gracias por las lluvias y se pide para que sea buen año:

“Ya nos despedimos
Virgen de la Pera,
Envía buen año
Hermosa azucena”.

“Virgen de la Pera
Te damos las gracias
Que nos has regado
Los campos con agua”.

Una preciosa tradición que se mantiene muy viva en Valdaracete gracias a un grupo de personas que, cada año con sus instrumentos y sus bonitas voces, reviven para darle continuidad. Me comentaban que, al igual que sucede aún hoy en otros lugares, se completaba con el posterior canto del "mayo a las mozas" a lo largo de la noche del recién estrenado mes de mayo, a cargo de los mozos que iban casa por casa de ronda.

*Todos los textos, así como las imágenes, son propiedad del autor del blog.

FUENTES CONSULTADAS:

González Casarrubios, C., Fiestas Populares del Ciclo de Primavera en la Comunidad de Madrid. Imprenta de la Comunidad de Madrid, Madrid, 1993.

Fraile Gil, J. M., Cancionero Tradicional de la Provincia de Madrid. II El Ciclo Festivo Anual. Dir. Gral. de Promoción Cultural de la Comunidad de Madrid, Madrid, 2007.

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