Bienvenidos a OBJETIVO TRADICIÓN, un proyecto que se basa en el estudio y la divulgación del rico patrimonio cultural inmaterial que posee España. Te invitamos a conocerlo a través de los ritos, costumbres, fiestas, tradiciones, folklore... que traemos hasta este espacio. ¡Gracias por tu visita!

domingo, 1 de diciembre de 2019

SAN ANDRÉS DE TEIXIDO: LEYENDA, RITO Y TRADICIÓN



El 30 de noviembre se celebra la festividad de San Andrés Apóstol. Por lo general, en todas las celebraciones que tienen lugar en muchos pueblos de España en este último día de noviembre o en días cercanos, el fuego es elemento protagonista. Siempre con un sentido de purificación y con la misión de ahuyentar lo malo; también el humo, con carácter preventivo y purificador, para proteger ante la enfermedad.

Traemos hasta nuestra página una tradición gallega inigualable y única por la cantidad de ritos y creencias que la dan razón de ser. Hablamos de San Andrés de Teixido, un santuario situado en la aldea homónima que se encuentra en un precioso enclave de la Serra da Capelada, en el municipio coruñés de Cedeira. Se trata de un lugar mágico, cargado de leyenda, donde según la tradición estuvo el Apóstol, y donde se dice que "va de muerto quien no fue de vivo" ("vai de morto o que non foi de vivo"). Un lugar al que peregrinan las almas de quienes no fueron en vida y donde llegan a través de diferentes animales, a menudo insectos y reptiles, que están presentes en el lugar. Hasta este enclave acuden gentes de todo el mundo a lo largo de todo el año, y de manera especial el 30 de noviembre con motivo de la romería, para cumplir una serie de curiosos ritos, así como para pedir los favores del Santo.

En el camino que conduce hacia la aldea encontramos los "amilladoiros", unos hitos normalmente presididos por una cruz donde los peregrinos y devotos han de lanzar una piedra para dejar constancia de su visita a Santo André. En la iglesia donde se venera el Santo y en la capilla donde se depositan las velas, justo debajo del templo, los fieles dejan sus exvotos y ofrendas en agradecimiento al Apóstol San Andrés por los favores recibidos, o para pedirle con fervor algún milagro. Podemos encontrar diferentes figuras de cera, barcos, fotografías, zapatos, prendas de vestir...

A mitad del camino que conduce a los preciosos acantilados, se encuentra la fuente del Santo. Allí manda la tradición que se debe beber de cada uno de los tres caños y pedir un deseo. Acto seguido se debe arrojar una miga de pan al agua que, si flota, dice la creencia que se cumplirá el deseo. También los devotos mojan pañuelos en el agua y se los pasan por diferentes partes del cuerpo en las que tienen alguna dolencia para alcanzar la sanación por mediación de San Andrés, práctica que podemos encontrar en otros santuarios de Galicia. Esos pañuelos se tienden en ramas o alambradas para que se sequen, esperando así la sanación.

Quien va a San Andrés no puede dejar de adquirir los tradicionales "Sanandreses", unas figuritas realizadas con miga de pan que, a modo de amuletos, aseguran el trabajo, el amor, la salud, la paz, la protección... Estas figuras son 8: el Santo, la flor, la mano, el pez, la escalera, la barca, la corona del Santo y la paloma. También en Teixido se debe buscar la "herba de namorar", una planta que se cría en el entorno y que según la creencia asegura el amor y resuelve los problemas amorosos.

Deliciosas son las rosquillas que allí se pueden degustar y adquirir, y que no faltan en ninguna romería gallega. Nos encontramos ante un lugar muy especial, un enclave paisajístico de enorme belleza, donde se respira leyenda y tradición. Tuvimos la suerte de conocer este lugar hace años, y el pasado verano volvimos de nuevo atraídos por su magia.

Este artículo se basa en parte en las notas de nuestro cuaderno de campo tomadas en las dos ocasiones en las que estuvimos en San Andrés de Teixido, y donde tuvimos ocasión de conversar con varios vecinos del lugar que nos explicaron los diferentes ritos y leyendas.

FUENTE CONSULTADA:

Pena Grana, A., San Andrés de Teixido. El camino mágico de los Celtas. Equona Deseño Editorial, A Coruña, 2006.

*Todos los textos, así como las imágenes, son propiedad del autor de este blog.

San Andrés de Teixido (A Coruña)

"Sanandresiño" representando la Cruz de San Andrés

Imagen de San Andrés en el interior del templo

Fonte do Santo

Fuente de San Andrés

Pañuelos tendidos

lunes, 30 de septiembre de 2019

LAS ROMERÍAS O VISITAS DE SAN MIGUEL DE ARALAR EN NAVARRA


Aprovechando que ayer se celebraba la festividad de San Miguel Arcángel, fecha relevante en el calendario festivo anual, traemos hasta aquí una tradición relacionada con este Santo que tuvimos el privilegio de conocer y vivir de cerca la pasada semana en Navarra. 

La imagen de San Miguel se venera en su santuario del monte Aralar, cerca del pueblo navarro de Huarte-Araquil al que pertenece. Un lugar infinitamente bello, lleno de encanto, misterio, historia y leyenda, rodeado de naturaleza y desde donde se puede contemplar una buena parte del territorio navarro. En nuestra visita tuvimos la suerte de poder hablar con la persona encargada del santuario que, muy amablemente, nos estuvo explicando la leyenda que rodea a San Miguel in Excelsis de Aralar y otros muchos aspectos de esta devoción tan arraigada en toda Navarra. 

Cuenta la leyenda que en la Edad Media ocurrieron en el monte Aralar una serie de hechos insólitos. Teodosio de Goñi, un caballero importante en aquellas tierras, vio como se le aparecía el demonio disfrazado cuando se hallaba lejos de su casa. Éste le dijo que su esposa le había sido infiel, y Teodosio no dudó en volver a su hogar para limpiar su honor. Confundió a sus padres con su esposa y el amante y acabó con sus vidas. Muy arrepentido peregrina a Roma para pedir perdón por sus pecados y el Santo Padre le dice que como penitencia habrá de arrastrar unas pesadas cadenas hasta que de forma milagrosa se rompan solas y pueda quedar libre de ellas. En el monte Aralar se vió atacado por un dragón que salió de las entrañas de la tierra y, aterrado, pidió la intercesión del Arcángel San Miguel, quien se apareció derrotando al dragón. Por este hecho milagroso, Teodosio erige el santuario en honor a San Miguel en agradecimiento por su aparición y por haberle librado de las fauces de la bestia. Desde entonces se pueden contemplar en el santuario las cadenas y la cavidad por la que San Miguel hizo que desapareciera el dragón. 

Desde la Edad Media se ha venerado la milagrosa imagen a la que los navarros tienen especial devoción. Nos contaba el santero que la imagen actual es un relicario dieciochesco de plata sobredorada que alberga en su interior la imagen en madera del Arcángel y el Lignum Crucis. Nos encontramos con una curiosa representación iconográfica, muy diferente a la que estamos acostumbrados; San Miguel no aparece venciendo al demonio, sino que se presenta como un Ángel vencedor que alza la Cruz de Cristo en señal de victoria. 

A partir del Domingo de Pascua, el Ángel de Aralar recorre cientos de pueblos de Navarra donde le reciben con gran devoción. La tradición manda que en cada pueblo sea recibido a la entrada por la cruz parroquial, momento en que se produce el saludo o abrazo. Otro momento clave de estas romerías o visitas es la bendición de los campos con el relicario que se muestra a los cuatro puntos cardinales. En muchas ocasiones asisten al recibimiento los txistularis que con sus sones tradicionales acompañan a San Miguel. En algunos de los lugares que visita es tradición que el Arcángel se aloje en las casas de los Hermanos, donde permanece todo el tiempo que dura la visita y donde recibe la veneración de los fieles. También visita el Santo las casas en las que hay enfermos o impedidos. Existen una serie de cantos tradicionales que se entonan en estas visitas. Uno de ellos, que nos facilitó el santero, dice:

"Mikel, Mikel,
Mikel Gurea,
Gorde, gorde,
Euskalerria".

("Miguel, Miguel,
Arcángel Miguel,
guardad, guardad,
a este pueblo fiel")

En nuestra visita a Navarra y gracias a la información proporcionada por el santero de Aralar, tuvimos el privilegio de asistir a una de esas visitas o romerías y vivirla de cerca. El sábado 22 de septiembre el Ángel de Aralar visitaba el precioso lugar de Roncesvalles, íntimamente ligado al Camino de Santiago. A media mañana se recibía a San Miguel en la cruz de piedra de la entrada y desde allí en procesión y entonando las letanías de los Santos, se dirigió hasta las inmediaciones de la Colegiata donde se produjo el saludo o abrazo con la cruz de Roncesvalles. Tras el recibimiento tuvo lugar la misa y la veneración de la sagrada imagen, y finalizó la visita con la bendición de los campos.

Agradecemos desde estas líneas la amabilidad con que nos recibió el encargado en ese momento del Santuario de Aralar, así como la de la persona que en Roncesvalles portaba la imagen de San Miguel, que nos permitió contemplarla muy de cerca. Para nosotros fue un auténtico privilegio vivir tan de cerca una de las tradiciones más queridas y arraigadas de esa preciosa e inigualable tierra que es Navarra.

*Todos los textos así como las imágenes, son propiedad del autor de este blog.

Santuario de San Miguel in Excelsis en Aralar

Atardecer en el Monte Aralar

Santuario de Aralar

Rostro de la imagen de San Miguel

San Miguel llega a Orreaga/Roncesvalles

San Miguel en Orreaga/Roncesvalles

San Miguel in Excelsis de Aralar

Abrazo o saludo de San Miguel y la Cruz de Roncesvalles


viernes, 23 de agosto de 2019

LA ROMERÍA DE SAN FINS DO CASTRO EN CABANA DE BERGANTIÑOS (A CORUÑA)


Galicia es una tierra muy rica en tradiciones. Sus romerías son muy conocidas por los curiosos ritos que en la mayor parte de ellas tienen lugar. Es el caso de la Romería de San Fins do Castro, que cada 1 y 2 de agosto tiene lugar en el municipio coruñés de Cabana de Bergantiños, más concretamente en la Parroquia de Cesullas.

En mitad de un paraje de gran belleza paisajística se levanta la coqueta ermita en la que se da culto al mártir San Fins junto a la Virgen de los Remedios, de gran devoción en la comarca. Junto al pequeño templo podemos encontrar una fuente que protagoniza uno de los ritos de mayor interés de la fiesta. Según la tradición, quien acude a beber y mojarse con su agua, obtendrá la desaparición de las verrugas que tenga en su cuerpo. Por esta ancestral creencia, el día de la fiesta, son cientos los devotos que se acercan hasta esta fuente para mojar pañuelos y pasárselos por las verrugas esperando el milagro. Para ello, han de tender allí mismo las piezas de tela para que se sequen. Según la creencia, al tiempo que se secan los pañuelos, se secan las verrugas.

Desde primeras horas de la mañana se suceden misas en la ermita ante la imagen de San Fins. Los devotos ofrecen exvotos de cera de diferentes partes del cuerpo, para pedir la protección o la curación ante alguna enfermedad. También se encienden velas que se colocan en el interior del templo o en el pórtico lateral. Algunos devotos prenden billetes en las cintas que lleva el Santo atadas en su brazo. En las inmediaciones se pueden encontrar puestos de productos típicos, rosquillas, churros... donde los romeros reponen fuerzas.

A media mañana tiene lugar la misa y la procesión que dan paso a dos de los ritos centrales de la romería: El "Santo da Pólvora" y "O Berro Seco". Junto a la ermita se congregan los asistentes esperando el encendido de una rueda de pólvora en la que cada año se colocan dos muñecos de cartón que representan algún oficio tradicional. Después de girar accionadas por el efecto de los artefactos pirotécnicos, ambas figuras explotan ante la ovación del público. Después se da paso al otro rito, el conocido como "Berro Seco", que cada año dirige el cura párroco. Éste, subido en el escenario, anima a la multitud a gritar enérgicamente hasta tres veces, comenzando agachados y levantándose al unísono a la vez que se emite "o berro". Se han dado tradicionalmente a esta costumbre tres explicaciones: que pueda tratarse de un grito de origen celta, que sea la imitación del sonido que emitían los canteros al levantar los grandes bloques de piedra, o que se trate de un grito para ahuyentar los malos espíritus. Sea como fuere, se trata de un momento que convierte en única a esta fiesta, impulsada hace ya bastantes décadas por D. Saturnino Cuiñas, que fuera cura párroco de Cabana y al que su pueblo dedicó un cariñoso homenaje como puede comprobarse en la placa que preside la fachada de la ermita.

Bandas de música y de gaitas se encargan de amenizar las dos jornadas festivas. El 1 de agosto el protagonismo se lo lleva San Fins, y el día 2 la Virgen de los Remedios. Ambas imágenes salen en procesión los dos días junto a la de la Virgen del Carmen, muy venerada también en estas tierras por ser la patrona de los marineros y abogada de las gentes del mar. En torno a la ermita, grupos de familia y amigos comparten los exquisitos productos de la tierra: empanadas, pulpo, churrasco... Al tiempo que disfrutan de las actuaciones de grandes orquestas que tienen lugar durante los días que dura esta celebración, una de las más afamadas de Galicia, y que cuenta con la declaración de Fiesta de Interés Turístico.

*Todos los textos e imágenes son propiedad del autor.

Velas ofrecidas a San Fins

Ermita de San Fins do Castro

Mojando el pañuelo para secar las verrugas

Pañuelos tendidos a la espera del milagro

Típicas rosquillas que nunca faltan en las romerías gallegas

Celebración de la Misa en San Fins do Castro

"O Santo da Pólvora"

"O Berro Seco"

"O Santo da Pólvora"

domingo, 3 de febrero de 2019

LA BOTARGA Y EL BUFÓN DE PALACIO DE MOHERNANDO (GUADALAJARA)



El invierno en la provincia de Guadalajara viene cargado de antiguos ritos que, a pesar del paso de los siglos y del devenir del tiempo, no mueren. Gracias al empeño de las gentes de estas tierras perduran y, cada año, reviven tradiciones ancestrales que han ido pasando de generación en generación.

Es el caso de Mohernando, un coqueto lugar, testigo de los avatares de la historia que lo hicieron florecer en tiempos de Felipe II, con la presencia de su primer señor D. Francisco de Eraso, secretario del rey, que mandó construir un imponente enterramiento en la iglesia parroquial donde reposan sus restos y los de su esposa.

Por San Sebastián, el domingo más cercano, este pequeño pueblo celebra su fiesta. Los protagonistas principales son dos personajes enmascarados que salen a las calles y que hacen cuestación entre sus vecinos. Se trata de la Botarga y el Bufón de Palacio, curiosa pareja y única en toda la provincia. Es este último el que aporta el toque especial a la fiesta, pues este personaje sólo lo encontramos en Mohernando y sus orígenes se remontan al siglo XVI. Está estrechamente relacionado con la presencia de D. Francisco de Eraso y su esposa Dña. Mariana de Peralta en el lugar. Según la tradición, habría sido ella la que habría creado este personaje para ridiculizar a su marido ante unos rumores de infidelidad hacia ella, desempeñando el papel algún sirviente suyo. Desde este momento lo encontramos asociado a la botarga, a buen seguro anterior al bufón y muy probablemente protagonista de antiguos ritos de llamada a la fertilidad, al igual que el resto de botargas de la provincia.

Los dos personajes visten ropajes de colores muy vistosos, y portan la tradicional careta o máscara. La botarga lleva pantalón y chaqueta de color verde, azul, rojo y rosa, alternados con ribetes calados y formas geométricas de color negro. Lleva capucha de los mismos tonos rematada con varias cintas de colores, y la careta demoníaca de color blanco con toques de color, con gran nariz, dientes y lengua fuera. Lleva un cinto del que cuelgan campanillas, un pequeño saco de cuero y un cuerno; además porta en su mano una especie de cucharón de madera con el que recoge las limosnas que le entregan. El bufón de palacio lleva traje arlequinado de varios colores, compuesto por chaqueta, pantalón y gorro rematado por dos cascabeles. Presenta los atributos masculinos cosidos al pantalón, posiblemente en sus orígenes para hacer más visible la burla hacia D. Francisco de Eraso. Lleva careta burlesca que cubre la mitad del rostro (una especie de antifaz), y atada a la cintura y cruzando el pecho una curiosa correa. En sus manos porta un palo del que pende un saco de tela atado con una cuerda con el que golpea. Ambos personajes llevan cubiertos los zapatos con trozos de arpillera.

La mañana de la fiesta salen antes de la misa en honor a San Sebastián y posteriormente acompañan al santo en la procesión. Tras los actos religiosos corren detrás de la chiquillería por la plaza y alrededores y gastan bromas a los presentes. Otra parte destacada de la fiesta es el tradicional reparto de la “caridad”, consistente en panecillos con anises y queso, que se entrega a los asistentes, algo muy habitual en este tipo de fiestas fruto, en la mayoría de los casos, de un voto hecho al santo o santa en cuestión.

En mi visita a Mohernando tuve el inmenso placer de coincidir con el cura D. Marcelino, el alcalde D. Sebastián, y con José Luís, otro enamorado del turismo y las tradiciones, y autor del blog “Viaja con José Luís”. Los dos primeros nos recibieron muy amablemente y nos estuvieron aportando datos sobre la historia y tradiciones de este acogedor lugar de la provincia de Guadalajara. Desde aquí mi más sincero agradecimiento.

FUENTE CONSULTADA: López de los Mozos, José Ramón, Fiestas tradicionales de Guadalajara. Aache, Guadalajara, 2000.

*Todos los textos y las imágenes son propiedad del autor de este blog.







sábado, 19 de enero de 2019

LA BOTARGA Y LOS DANZANTES DE VALDENUÑO FERNÁNDEZ (GUADALAJARA)


En la Campiña Baja de Guadalajara se encuentra Valdenuño Fernández, un pequeño y acogedor pueblo que custodia con orgullo una antigua tradición que pierde sus orígenes en la noche de los tiempos. Cada mes de enero, el domingo después de Reyes -que a su vez coincide con la fiesta litúrgica del Bautismo del Señor-, la botarga y los danzantes toman sus calles para seguir sumando años e historia a esta festividad que ya cuenta con la declaración de "Fiesta de Interés Turístico Regional". La dedican al Santo Niño Perdido, imagen devocional que custodian en su bella iglesia parroquial, y los protagonistas son la botarga y los danzantes que, acompañados de un tamborilero, recorren las calles del pueblo durante toda la jornada como veremos más adelante. 

La botarga viste pantalón y chaqueta confeccionados a base de retales de telas de vistosos colores; lleva albarcas en sus pies, correa con campanillas a la cintura, un gorro de lana de diferentes colores rematado con un borlón, y una careta o máscara que utiliza en algunos momentos de la fiesta. Lleva además unas grandes castañuelas de color rojo con las que golpea a vecinos y visitantes, así como una porra o cachiporra. Representa el mal y "lucha" contra el bien que está representado por los ocho danzantes. Este aspecto queda perfectamente reflejado en diferentes momentos de la fiesta en que la botarga entra en acción: durante la misa importunando a quienes con devoción acuden a besar el portapaz, lanzando las monedas recogidas en la colecta al suelo, durante la procesión cuando se tumba en el suelo para que la imagen del Santo Niño Perdido pase sobre él...

Los ocho danzantes y el tamborilero visten pantalón de pana y chaleco negros, camisa y medias blancas, faja roja y alpargatas de esparto atadas con cintas a las piernas. El chaleco en su parte posterior lleva bordadas unas hojas a cada lado. Portan largos palos de madera pintados de rojo, que emplean para las danzas de paloteo que interpretan, y que llevan sujetos a las muñecas con unas cintas del mismo color. Van acompañados por un tamborilero que marca el ritmo de la danza junto a la botarga que también golpea las castañuelas y la cachiporra con el mismo fin. Otros dos mozos les acompañan portando los palos de repuesto y la bolsa en la que por la mañana recogen los donativos.

La fiesta comienza en las primeras horas del domingo. La botarga y los danzantes recorren las casas del pueblo haciendo cuestación para sufragar los gastos de la celebración. Sus vecinos les reciben con mucho agrado y les agasajan con dulces, licores y otras viandas a cambio de los tradicionales paloteos que interpretan a los sones del tambor. Unas danzas muy curiosas y llamativas que se diferencian de otras que tienen lugar en otros puntos por el hecho de no llevar más acompañamiento musical que un tambor. A menudo la música que acompaña a esas otras danzas se interpreta con dulzaina y redoblante, instrumentos de cuerda y percusión, y otros de viento. Esta peculiaridad y la destreza y fuerza con que los danzantes las ejecutan, hacen que adquieran un marcado carácter guerrero que nos hace pensar en varias hipótesis para interpretar su origen.

A media mañana tiene lugar la misa y los danzantes al término de la misma vuelven a danzar en el interior del templo y en la plaza de la iglesia. Resulta curioso observar como el suelo se llena de astillas y trozos de palo pintado de rojo, fruto de la fuerza con que los danzantes entrechocan sus palos a la hora de ejecutar las diferentes danzas, haciendo que a menudo se rompan. A medio día se retiran juntos a comer acompañados por las autoridades, y ya por la tarde, tiene lugar la procesión del Santo Niño. Ésta transcurre por la calle principal del pueblo y, en diferentes puntos, la botarga se tumba en el suelo para que la imagen del Niño Perdido pase sobre ella; una muestra clarísima de esa lucha del bien contra el mal a la que hacíamos referencia anteriormente. En la mitad de la procesión los danzantes ofrecen danzas de paloteo ante el Santo Niño, para acto seguido volver a la iglesia. De nuevo allí interpretan toda la muestra de danzas en el altar mayor. En primer lugar sale la botarga de la sacristía y hace tres genuflexiones ante la imagen del Niño Perdido, acto seguido sale el tamborilero que se sitúa en el centro detrás de la mesa del altar, y finalmente los danzantes que tras arrodillarse se dividen en dos grupos de cuatro. La botarga se encarga de darles las órdenes oportunas para que comiencen la danza, y les marca el ritmo con la castañuela y la cachiporra. Los últimos paloteos los ejecutan bajo las gradas del altar, y vuelven a la sacristía en el orden en que hicieron su aparición.

La fiesta termina en la plaza de la iglesia con la guerra de naranjas. Los danzantes desde un extremo de la misma lanzan estos frutos a la botarga que intenta defenderse parando los golpes con la cachiporra. Desde el otro extremo los más pequeños se afanan en coger las naranjas para lanzárselas también a la botarga. Al mismo tiempo ésta persigue a las chicas para mancharlas, llegando incluso a exprimirlas el zumo en el pelo. Podemos estar perfectamente ante un claro rito de propiciación de fertilidad, como ya hemos visto en otras botargas y mascaradas que se suceden en invierno a lo largo de la Península, en las que las naranjas adquieren este sentido.

FUENTE CONSULTADA: López de los Mozos, José Ramón, Fiestas tradicionales de Guadalajara. Aache, Guadalajara, 2000.

*Todos los textos y las imágenes son propiedad del autor de este blog.