Bienvenidos a OBJETIVO TRADICIÓN, un proyecto que se basa en el estudio y la divulgación del rico patrimonio cultural inmaterial que posee España. Te invitamos a conocerlo a través de los ritos, costumbres, fiestas, tradiciones, folklore... que traemos hasta este espacio. ¡Gracias por tu visita!

jueves, 27 de febrero de 2020

EL CARNAVAL DE ROMANONES (GUADALAJARA)



Hace poco descubrimos un carnaval tradicional en la provincia de Guadalajara que nos resultó muy interesante. Se trata de la Botarga de Romanones, una tradición recuperada hace algunos años gracias al tesón y la ilusión de los vecinos y vecinas del pueblo. 

Nos encontramos ante una botarga colectiva integrada por varios personajes: las Mascaritas, el Tío Tararura y el Toro de Carnaval. Un rito muy antiguo que aprovechaba -y aún hoy lo hace- los días de carnaval para la transgresión. El Toro y el Tío Tararura arremeten contra todo el que encuentran en su camino, siendo especialmente temidos por los más pequeños. La persona que encarna el personaje del toro viste una túnica larga negra y cubre su cabeza con una capucha de arpillera; sobre los hombros lleva una amuga forrada de esparto, con una cornamenta en la parte delantera y cencerros en la trasera junto a un rabo de vaca repleto de alfileres para que la chiquillería se pinche si intenta arrancarlo. El Tío Tararura lleva también el rostro cubierto con una capucha de arpillera y sobre la cabeza lleva un sombrero. Lleva un chaquetón viejo y calza albarcas; a la cintura lleva cencerros y porta un saco de arpillera y un palo con forma de garrota con el que engancha de las piernas a quienes encuentra a su paso. Las Mascaritas visten faldas largas y toquillas y cubren su cara con máscaras blancas de tela con aberturas en ojos, boca y nariz. En la cabeza llevan un pañuelo y en la mano una cesta. Entre las Mascaritas encontramos algún hombre (hay que tener en cuenta que en estos rituales, cuyo origen podemos encontrar en las celebraciones de las Kalendae romanas, era habitual la inversión de géneros y de roles; los hombres se disfrazaban de mujeres y las mujeres de hombres, la gente del pueblo ostentaba cargos propios de la alta jerarquía...). 

La fiesta actualmente tiene lugar el sábado anterior al Sábado de Carnaval. A media mañana las Mascaritas salen de una casa del pueblo e inician su recorrido por las calles del lugar acompañadas por la música de las dulzainas y los tambores. A la comitiva se unen de manera repentina el "Tío Tararura" y el "Toro de Carnaval" que comienzan su particular persecución a la chiquillería que, temerosa, arremete contra ellos. Estos dos personajes de la botarga de Romanones llegan incluso a entrar en las casas para asustar a quienes se encuentran dentro. Las Mascaritas llevan en sus cestas unos trozos de tela llamados "calamazas" que prenden con alfileres a la ropa de quienes presencian la fiesta, a modo de "inocentada" o "sambenito". 

Después de recorrer el pueblo se llega a la plaza donde las Mascaritas reparten bollos y vino a los presentes. Acto seguido, los más pequeños simulan una capea y la muerte del Toro de Carnaval, que resucita cuando uno de ellos derrama sobre él el agua que han introducido previamente en una bota de vino. Una práctica similar a la que encontramos en otros lugares donde aparecen vacas, vaquillas y toros, y que protagonizan también ritos de invierno y de carnaval. De esta manera acaba este interesante rito, dando paso al baile de las jotas al son de la dulzaina. 

Fue un placer compartir esta bonita mañana de febrero junto a las acogedoras gentes de Romanones y coincidir con compañeros y compañeras asiduos a estas celebraciones con los que comparto esta pasión por las tradiciones. Muchas gracias por la acogida.

*Todos los textos e imágenes son propiedad del autor del blog.

Dos Mascaritas

Las Mascaritas ante la iglesia de Romanones

Mascaritas de Romanones

Las Mascaritas preparan las "calamazas"

El Toro de Carnaval de Romanones

El Tío Tararura

El Toro de Carnaval 

Detalle de una Mascarita

El Tío Tararura

Los niños de Romanones torean al Toro de Carnaval

Dando muerte al Toro de Carnaval

Resucitando al Toro de Carnaval

domingo, 16 de febrero de 2020

LAS ALCALDESAS Y LA FIESTA DE SANTA ÁGUEDA EN ZAMARRAMALA (SEGOVIA)


Muchos son los lugares de España que a principios del mes de febrero celebran fiestas en honor a la mártir Santa Águeda. Unas celebraciones en las que son protagonistas las mujeres ejerciendo la máxima autoridad. Muchos han sido los eruditos que han asociado el origen de esta celebración a las Matronalia romanas, que se celebraban a principios de febrero, y que eran las fiestas de las mujeres casadas o matronas. Dice Caro Baroja en su obra “El Carnaval” que:

Las Matronalia las festejaban los esposos haciendo obsequios a sus mujeres y eran para las esclavas lo que las Saturnalia para los esclavos: un día de libertad y festejo. La comparación entre una y otra fiesta es frecuente (…) Las amas de casa eran las que tenían cierta autoridad aquel día, y los hombres solteros –como le ocurría a Horacio- se encontraban durante él algo desplazados (Caro Baroja, 2006, 416).

La colación segoviana de Zamarramala es uno de esos lugares donde la fiesta supone una importantísima seña de identidad. Celebra sus tradicionales Fiestas en honor a Santa Águeda desde el año 1227, cuando tiene lugar la reconquista del Alcázar de Segovia, y en la que intervienen las mujeres zamarriegas. Según la tradición, éstas acudieron hasta el lugar ataviadas con el precioso traje zamarriego y comenzaron a bailar las tradicionales y vistosas danzas que atrajeron por completo la atención del enemigo. Aprovechando el descuido, los hombres zamarriegos consiguieron hacerse con el Alcázar.

Adquieren máximo protagonismo las dos Alcaldesas que cada año son elegidas para ejercer su autoridad y representar a las mujeres de Zamarramala durante las fiestas. Llaman la atención los ricos trajes que lucen ese día, compuestos por vistosos manteos y que se completan con joyas y medallas y la pieza más característica que es la montera. Portan el bastón de mando como símbolo de autoridad y una pequeña bandeja de plata que, según me contaron, reciben de manos de las autoridades de Segovia el jueves antes de la fiesta cuando acuden a hacerles la visita.

La mañana del domingo posterior al 5 de febrero, festividad de Santa Águeda, todas las aguederas acompañadas por la música de las dulzainas, acuden a buscar a las Alcaldesas a sus casas para ir después a recoger a las autoridades a la plaza y dirigirse a la iglesia para iniciar la procesión. 

Santa Águeda pasea por las calles de Zamarramala escoltada por las alabardas arrebatadas a los sarracenos en la reconquista del Alcázar segoviano. La Santa, a la que se profesa gran devoción en este lugar, porta en su mano izquierda la bandeja con los senos en recuerdo del martirio que padeció. Por ello es considerada abogada de los males del pecho, y recibe culto especial por parte de las mujeres por este motivo. Tras ella, las banderas, las Alcaldesinas y las Alcaldesas cierran junto al sacerdote y las autoridades la comitiva. Durante la procesión las mujeres zamarriegas en dos filas bailan una pieza tradicional del folklore castellano conocida como "La Respingona". Al llegar a la entrada del pueblo tiene lugar el "Juego de Banderas" y el "Baile de las Alcaldesas" delante de la imagen de Santa Águeda. 

Vuelve la procesión a la iglesia y se celebra la Misa. Al término de esta, las aguederas y toda la comitiva regresan a la plaza donde tiene lugar la entrega de los nombramientos a las Aguederas Honorarias y Perpetuas, y las distinciones de "Ome Bueno y Leal" y "Matahombres de Oro" que recaen cada año en personalidades del país. Acaba el acto con la lectura del Pregón y la "Quema del Pelele", en torno al cual bailan las mujeres de Zamarramala para poner el broche a las celebraciones de la mañana.

La fiesta continuará el domingo por la tarde y durante la jornada del lunes, día en que se oficia una misa en memoria de las Alcaldesas fallecidas y se lleva a cabo el baile de las galas y el cambio de montera, perpetuando así esta tradición cargada de siglos.

Fuentes consultadas: 

- CARO BAROJA, J., El Carnaval. Alianza, Madrid, 2006.

- Notas sobre la historia de la fiesta tomadas el día de Santa Águeda de 2020 en Zamarramala, del Pregón oficiado por Dª Mónica Carretero.

*Todos los textos, así como las imágenes, son propiedad del autor del blog.

Bastón de mando de las Alcaldesas

La riqueza del traje de la mujer zamarriega

Bailando a los sones de la tradicional pieza conocida como "La Respingona"

Las Alcaldesas de Zamarramala

Alcaldesas de Zamarramala

Santa Águeda escoltada por las alabardas arrebatadas a los sarracenos

Las joyas que portan las Alcaldesas

La tradicional montera

Juego de banderas ante la Santa

Juego de banderas para rendir honores a Santa Águeda

Las Alcaldesas de Zamarramala

Las aguederas de Zamarramala

Las Alcaldesas prenden fuego al Pelele

Quema del Pelele



lunes, 10 de febrero de 2020

LA MÁSCARA DE ATECA (ZARAGOZA)



Conocí hace muchos años esta curiosa tradición aragonesa a través de los magníficos documentales de etnografía de Eugenio Monesma. Desde entonces siempre tuve el deseo de poder vivirla alguna vez en primera persona y conocer de cerca todos sus entresijos. Después de muchos años, llegaba el momento; me hice, como se suele decir, una pila de kilómetros para llegar hasta este bonito enclave de la Comunidad de Calatayud, en la provincia de Zaragoza, pero mereció la pena.

Cada 3 de febrero, fiesta de San Blas, Ateca celebra uno de sus días más grandes en el que todo el protagonismo lo ostenta "La Máscara". Un personaje de orígenes lejanos que a lo largo de los siglos se ha ido adaptando al devenir de los tiempos, llegando hasta nuestros días. Su vistoso traje de vivos colores rojo y amarillo, repleto de cascabeles, y la corbetera y el sable son, sin duda, una importante seña de identidad para el pueblo de Ateca. El gran Julio Caro Baroja, en su obra “El Carnaval”, habla de las máscaras aragonesas y las enmarca dentro de las llamadas “máscaras fustigadoras”, emparentadas a su vez con las Lupercalia romanas, de las que podría ser heredera la Máscara de Ateca:

“La salida de varias o de una sola máscara, con rasgos terroríficos a primera vista, fustigando y haciendo simultáneamente cuestación, se encuentra en ciertas regiones de la Península, en determinadas fechas del año, con mayor frecuencia invernales y primaverales, como, por ejemplo, Reyes, San Sebastián, y aún más tardíamente por la Candelaria, San Blas, Carnaval e incluso la Pascua de Resurrección. Alguna de estas fiestas (la Candelaria) puede entroncarse de modo relativamente directo con la clásica de las “Lupercalia”, al parecer. Otras tienen un significado muy destacado para pastores y ganaderos y poseedores de bestias en general, como San Blas, de suerte que cabría relacionar las máscaras que en ellas aparecen con máscaras antiguas, participantes en rituales pastoriles, sin gran extorsión. (…) Es probable que debamos colocar, como se ha dicho en un principio, en este mismo grupo, dadas sus atribuciones, a todos los tipos de enmascarados que salen en las mascaradas de invierno, ya estudiadas, con vejigas, zurriagos, etcétera, y cuya única misión es golpear a todo aquel que encuentran, y no sólo a estos, sino también a los que con el mismo fin salen en otras fechas del año y con otros motivos. Son ahuyentadores, y como tales preceden a las viejas comitivas civiles, de autoridades rurales, bodas, etc., lo mismo que a las procesiones” (Caro Baroja, 2006, 401-412).

Con el paso de los siglos se asoció la presencia de este personaje a diversos episodios de la historia de España, suponiendo la aparición de la Máscara una buena ocasión para reivindicar a través de la burla.

La fiesta comienza la víspera, el día de las Candelas, momento en que la Máscara hace su primera aparición por la mañana para correr tras los chiquillos que, entusiasmados, intentan arrancarle los cascabeles que lleva cosidos al traje. Arremeten contra ella llamándola “mascaruta”, “robajamones”… Por la noche vuelve a salir para participar en el encendido de la gran hoguera que se quema en la plaza y en torno a la cuál se congregan los atecanos.

El día de San Blas, tras la misa en la iglesia de Santa María, la Máscara acompaña al Santo en la procesión hasta su ermita y con la corbetera imparte su bendición a todo el que se encuentra a su paso. También reparte cascabeles que previamente han sido bendecidos, y que los atecanos guardan con verdadera devoción. Uno de los momentos más esperados de este día es la subida de la Máscara al cerro de San Blas. Allí le espera la chiquillería con una importante munición de manzanas que le lanzarán al tiempo que intenta coronar el cerro. Para protegerse de los golpes, cambia la corbetera por otra de grandes dimensiones. 

Antes de iniciar el ascenso, frente a la imagen del santo, recita unos versos:

Glorioso San Blas bendito
Que naciste en Sebaste
Y a esta villa de Ateca
Viniste a empadronarte.
El día tres de febrero
Se celebra la fiesta
Con música, estandarte,
Gigantes y cabezudos
Y la Máscara que va delante.
Estos niños inocentes
Que no me dejan parar
Unos me llaman cobarde, 
Otros me van a matar,
Pero al cerro he de subir
Por delante o por detrás.
¡Viva San Blas Bendito!

Una vez arriba, y después de haber sorteado con gran esfuerzo la lluvia de manzanas, los niños y niñas atecanos hacen un gran corro rodeando a la Máscara y se canta la tradicional canción del "Puente de Alcolea":

En el Puente de Alcolea
Había un puchero roto,
Le pegaron un balazo
Y cayó del puente abajo.
Al pasar el río,
Al pasar el río,
A mi tío Antón,
Le llegaba el agua, 
Le llegaba el agua
Hasta el calzón.

Abajo, en la ermita de San Blas, los atecanos se pasan la "argolla" del santo por la garganta para pedir al obispo mártir su protección. También, por ser abogado de los males de garganta, se le ofrecen racimos de manzanas que el sacerdote bendice tras la misa y que se reparten entre los fieles. 

Antes de iniciar el retorno al pueblo, y después de bajar el cerro, la Máscara vuelve a dedicar unos versos a San Blas:

Glorioso San Blas Bendito
He cumplido mi misión,
Ahora vamos a la iglesia
A cumplir con devoción.
¡Viva San Blas Bendito!
¡Viva la Virgen de las Candelas!

La fiesta finaliza con la vuelta de San Blas de nuevo a la iglesia de Santa María, presidiendo el cortejo la Máscara que, orgullosa de haber cumplido con la tradición, recibe las felicitaciones de sus vecinos. 

Ha sido un verdadero regalo haber podido vivir y conocer de cerca esta fiesta, así como haber podido conversar con Jesús Lozano que, por primera vez, encarnaba el papel de la Máscara y que ya forma parte de la historia de Ateca. Es muy importante que en nuestros pueblos queden jóvenes como Jesús, con ganas de mantener vivas las tradiciones heredadas de sus mayores. Desde aquí mi más sincera felicitación.

Fuentes consultadas:

- CARO BAROJA, J., El Carnaval. Alianza, Madrid, 2006.

- "La Máscara de Ateca" en www.identidadaragonesa.wordpress.com, consultada el 10 de febrero de 2020.

- Vídeo “La Máscara de Ateca”, de Cultura y Patrimonio de Diputación de Zaragoza, consultado en Youtube el 10 de febrero de 2020.

*Todos los textos, así como las imágenes, son propiedad del autor del blog.

Detalle del sable que porta la Máscara

El sable y la corbetera

Las manzanas que se ofrecen a San Blas y que son bendecidas en la misa

La Máscara imparte su particular bendición con la corbetera

La Máscara acompaña a San Blas por las calles de Ateca

La chiquillería espera a la Máscara en el Cerro de San Blas

Preparados para realizar la descarga de manzanas

Las municiones

La Máscara comienza el ascenso al cerro de San Blas

La Máscara consigue coronar el cerro

La Máscara saluda al pueblo desde el cerro

Misión cumplida

La Máscara y Ateca, Ateca y La Máscara

Los niños y niñas rodean a la Máscara y entonan "El Puente de Alcolea"

Los niños y niñas intentan arrancar los cascabeles

La Máscara dedica unos versos a San Blas antes de volver al pueblo