Cuando va mediando
agosto, en el pueblo toledano de Las Ventas con Peña Aguilera, empieza a
notarse en el ambiente cierto aire de impaciencia, de alegría, de emoción
contenida… El sonido de los panderos inunda cuando cae la noche las calles de
este pueblo monteño anunciando que “El
Milagro”, como los venteños llaman a su romería, está cerca.
Desde hace varios
siglos esta localidad ubicada en un precioso enclave de los Montes de Toledo,
celebra cada primer fin de semana de septiembre su fiesta más querida y la de
más tradición: la Romería de la Virgen de la Santa Cruz del Milagro. Una fiesta
que pasa de generación en generación, que no muere, que llena los corazones de
infinidad de familias que con orgullo se hacen llamar “milagreras”, porque cargan con mucho gusto y devoción con el peso
de tan antigua y arraigada tradición.
La Romería del Milagro
se compone de cantidad de ritos y momentos que la hacen única; desde que se
empieza a anunciar con las rondas nocturnas, hasta que los carros vuelven al
pueblo, se produce todo un ritual digno de ser contemplado.
En primer lugar habría
que hacer referencia a los hermanos que componen la Hermandad de la Virgen del
Milagro. Se dividen en dos grupos o categorías, los numerarios y los protectores,
cuya principal diferencia es que éstos últimos tienen derecho a llegar a ser
mayordomos de la Virgen. Los hermanos protectores se inscriben en una lista
solicitando la mayordomía, a la que accederán por orden. Cada año se cambia de
mayordomía, siendo cinco los mayordomos que salen elegidos, celebrándose el
sorteo el uno de mayo en la pequeña romería que se celebra en honor a la
Virgen. Se sortea el puesto de cada uno de los cinco mayordomos, siendo el
representante el primero de ellos, que será quien transporte el estandarte de la
Virgen del Milagro en el carro, en el camino a la ermita. Alrededor de la
ermita se levantan los “ranchos”,
cuartos o habitaciones que se asignan a los romeros por sorteo, reservando
siempre cinco para cada uno de los mayordomos. Los hermanos protectores tienen
el privilegio de ocupar los ranchos de la sombra, mientras que los numerarios
se instalarán en los del sol. La figura de los mayordomos es muy importante,
pues son quienes organizan la fiesta y se encargan del buen funcionamiento de
la misma. Ellos tienen durante todo el año la llave de la ermita para dejársela
a todo aquel que quiera subir al Milagro a venerar a la Virgen. Se encargan
además del cuidado de la ermita y todos los enseres de la venerada imagen.
Otro elemento que juega
un papel muy destacado en la romería son los carros, tradición que los venteños siempre han mantenido con mucho
empeño. Estos carros se engalanan semanas antes de la romería con multitud de
flores de tela y papel, en muchas ocasiones elaboradas de manera artesanal; con
telas, cortinas, estampas, cuadros e imágenes de la Virgen… En ellos, según
manda la tradición, van subidas las mujeres tocando los instrumentos y cantando
las tradicionales “milagreras”. Son
una auténtica obra de arte, y aportan un carácter muy pintoresco a la
celebración, pues es preciosa la estampa que componen cuando van en hilera
camino del Milagro. Como marca la tradición, todos los carros cuando salen el
sábado por la mañana de Las Ventas camino de la ermita, han de dar tres vueltas
a la plaza, pues según dice la letra de una “milagrera” se ganan las indulgencias:
Al
llegar a la plaza
Se
dan tres vueltas
Que
dicen que se ganan
Las
indulgencias
Cuando por la tarde
llegan al Milagro, de nuevo el ritual se repite y se dan tres vueltas a la
ermita.
El folklore es también pieza clave de esta celebración. Cuenta esta
fiesta con unas coplillas y jotas tradicionales, de temática muy variada, que se cantan durante toda la romería. Reciben
el nombre de “milagreras”, y narran
acontecimientos históricos referentes a la Virgen, hablan de la gran devoción
que se la tiene en Las Ventas, de los diferentes momentos de la fiesta… Hay
otras de carácter más desenfadado y con cierto tono picaresco que normalmente
se cantan entre amigos y familiares en los ranchos, en los momentos de
convivencia. La presencia de los instrumentos es muy importante. Guitarras,
laúdes, bandurrias, guitarros, castañuelas, panderetas y panderos marcan el
ritmo de las canciones. Pero es sin duda el toque de los grandes panderos el
que hace que estos cantos sean diferentes del resto de los que se cantan en la
provincia de Toledo. Se trata de una verdadera manifestación de folklore local
que está presente en todos y cada uno de los momentos de la romería: la salida
de los carros, la parada en el Granujal, en el Puerto, en el Ofrecimiento… Hay
infinidad de cantares y jotas que los venteños aprenden desde la cuna y que año
tras año siguen entonando para mantener viva la tradición. Incluyo a
continuación algunos de ellos como muestra:
Hago
la guía
Y
empiezo la primera
Hago
la guía
Ayudadme,
ayudadme
Virgen
María
Desde
el Granujal, madre
Se
ve el Milagro
Las
penas que traía
Se
me han quitado
Virgen
Santa del Milagro
Le
dijo a la Pilarica
Mientras
yo tenga venteños
No
tengas miedo mañica
La
del Sagrario en Toledo
Virgen
de Atocha en Madrid
La
del Remedio está en Cuerva
La
del Milagro en mi pueblo
La fiesta dura tres
días, sábado, domingo y lunes, y se celebra el primer fin de semana de
septiembre. Ya en agosto, los “milagreros”
se reúnen algunas noches para recorrer las calles del pueblo cantando las milagreras y haciendo sonar los
panderos, para así anunciar la proximidad de la romería. El sábado del Milagro,
a primera hora de la mañana, tras haber recogido al mayordomo primero, que
encabeza la comitiva, todos los carros se dirigen a la plaza donde dan las tres
vueltas de rigor. En los carros, no dejan de sonar los instrumentos y los
cantares, todo es alegría, pues el día grande por fin ha llegado. Después se
ponen en camino para ir a la ermita, haciendo varias paradas donde se canta, se
baila, se come y se bebe. Son varias horas las que dura el trayecto, que con
los rigores del verano y la orografía propia de los Montes de Toledo, se hace
aún más duro. En torno a las cinco de la tarde los carros llegan al Milagro, y
de nuevo dan las tres vueltas, esta vez alrededor de la ermita. La Virgen sale
a recibir a todos los romeros a la puerta de la ermita y se reza el rosario, y
cuando todos los carros están colocados, tiene lugar uno de los rituales más
emotivos de la fiesta: el acto de vestir a la Virgen. En él sólo pueden estar
presentes las mujeres, ningún hombre podrá entrar en la ermita. La primera
mayordoma es quien se encarga de vestir a la Virgen con sus mejores mantos y
joyas, ayudada por el resto de mayordomas y por su familia. El resto de mujeres
acceden a la ermita que permanece cerrada durante este acto, para presenciar la
laboriosa tarea de poner guapa a la Reina de los milagreros. Cuando se acaba de
vestir a la Virgen, las puertas de la ermita se abren para que todos puedan
contemplar la inigualable belleza de la Señora que luce sus mejores galas para
los días de la fiesta grande. La ronda del Milagro entra dentro de la ermita
cantando milagreras, momento muy
emocionante, y salen cantando sin dar la espalda a la Virgen. Repiten el ritual
varias veces, finalizando con un ¡Viva la
Virgen del Milagro! A partir de este momento, toda la tarde-noche del
sábado la ermita permanecerá abierta para que todos los devotos puedan visitar
a la Virgen.
Familiares y amigos se
reúnen en los ranchos para degustar gran cantidad de productos típicos de esta
fiesta, como son los deliciosos embutidos elaborados con la carne de venao,
como son el tasajo y el somarro; el pisto, las tortillas, las
tradicionales tortas del Milagro… los
cánticos y las visitas a la ermita son constantes, y todo ello es muestra de la
gran devoción que se tiene a la Virgen del Milagro que, sin ser la patrona del
pueblo, mueve muchos corazones.
El domingo por la
mañana tiene lugar la misa y la procesión, y por la tarde el Ofrecimiento. La
Virgen se coloca detrás de la ermita, y los asistentes pasan a ofrecer su
donativo con la peculiaridad de hacerlo bailando la jota y siempre frente a la
Virgen, sin darla la espalda. Este es un acto de los de mayor participación,
pues las gentes que no se han hospedado allí durante la romería, también acuden
para venerar a la Virgen y cumplir la tradición. La jornada del domingo vuelve
a transcurrir entre cantares de milagreras
y jotas, y compartiendo agradables momentos de convivencia entre familiares y
amigos.
El lunes para el
milagrero es un día cargado de nostalgia, de añoranza y sobre todo de comienzo
de la cuenta atrás para un nuevo Milagro. Los carros de nuevo han de volver a
Las Ventas con Peña Aguilera, no sin antes aprovechar los últimos momentos de
la romería para seguir venerando y cantando jotas a la Virgen. Los cánticos de
despedida frente a la Virgen se ven ahogados por la emoción, nadie quiere
marcharse. La ronda se despide de la Virgen y sale sin darla la espalda como es
tradición, y Ella queda esperando otros 365 días para que sus venteños vuelvan
a estar con Ella. Dice la milagrera:
Se
queda sola
La
Virgen del Milagro
Se
queda sola
Entre
riscos y valles
A
lo pastora
Queda
contenta
La
Virgen del Milagro
Queda
contenta
Porque
sus mayordomos
La
han hecho fiesta
Los carros desandan el
camino que separa el Milagro de Las Ventas de la misma manera que lo hicieron
el sábado en la venida. Cuando llegan al pueblo, antes de ir cada uno a su
casa, han de darse de nuevo las tres vueltas como manda la tradición, pero esta
vez no serán a la plaza como en la ida, sino a todo el pueblo, repitiéndose en
tres ocasiones el mismo recorrido. Los carros vuelven a los corrales, los
panderos y demás instrumentos se guardan, pero la ilusión y la devoción siguen
vivas, porque el milagrero sabe que ha comenzado una nueva cuenta atrás para
estar con su Virgen.
Quiero expresar mi más
sincero agradecimiento a mi gran amigo Eduardo Rodríguez Carrobles y a su
familia, que este año han tenido el grandísimo honor de ser los primeros
mayordomos, por su invitación a la romería y por contagiarnos su enorme devoción a la Virgen del Milagro. También quiero agradecer la
invitación de mi amiga Victoria Utrilla y de su familia, con quienes también tuvimos la
suerte de compartir momentos milagreros. Para mí ha sido un verdadero placer
contemplar como se vive la devoción y la tradición en el pueblo de Las Ventas,
y haber podido compartir con ellos las vivencias de una parte de su fiesta.
Las mujeres visten a la Virgen |
Los tradicionales panderos |
La Virgen engalanada en su ermita |
La belleza de los carros |
En plenos Montes de Toledo |
Cruz del Milagro |
*Todos los textos, así como las imágenes y archivos de vídeo son propiedad del autor.
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