El pueblo toledano de
Valmojado, que en otros tiempos perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de
Segovia, y dentro de ésta al Sexmo de Casarrubios, celebra desde antiguo una
fiesta llena de particularidades que tiene su punto álgido el Lunes de Pascua.
Se trata del “Día del Cordero” o “Fiesta de los Mayordomos”.
La fiesta y la
presencia del cordero que más adelante veremos, está muy influenciada por el
paso de la Cañada Real Segoviana por Valmojado, que era paso y puerto y punto
estratégico donde Segovia además tenía fijados unos puntos de peaje para el
ganado de la mesta. Vemos pues la importancia que la presencia del ganado ha
tenido siempre en Valmojado, de la que bien podría ser heredera esta fiesta.
Otro momento de gran
protagonismo de los Mayordomos es el tradicional “corte de las Aleluyas” que tiene lugar el Miércoles Santo. Las
Aleluyas son una especie de viñetas que componen una historia, y que son
herederas directas de los pliegos de cordel, muy extendidos en el Siglo de Oro
y siglos posteriores, y que eran cantados o narrados tradicionalmente por
ciegos, de ahí que también recibieran el nombre de “romances de ciego”. Me
cuentan que antiguamente en Valmojado se empleaban los de tema religioso,
pasando después a narrar temas eminentemente populares. Los Mayordomos
adquieren estas Aleluyas en Madrid y las lanzan desde el coro de la iglesia en
la Vigilia Pascual del Sábado Santo, siendo los niños quienes se afanan en
conseguir el mayor número para formar la historia completa.
Otro de los rituales de
gran interés etnográfico en el que participan los Mayordomos es el acto de “Vestir la Cruz” que tiene lugar el
Sábado de Gloria en casa de la Mayordoma Primera. La cruz se compone de un
armazón de madera que se encargan de vestir de manera magistral un grupo de
mujeres. El ritual se compone de pasos complejos en los que estas camareras
cosen y prenden diferentes joyas de gran valor que los Mayordomos han recogido
casa por casa a los devotos. En una lista anotan el nombre y apellidos de cada
persona que hace entrega de sus joyas para devolvérselas terminada la procesión
del “Encuentro” del Domingo de Resurrección. La Cruz se adorna con broches,
rosarios, alfileres… y con los tradicionales “yugos” o cintas de seda que las
mujeres cosen y prenden a la estructura de madera, que se remata con ramos de
flores de tela. En un tocón de madera con unas argollas de hierro, que me
cuentan que recibe el nombre de “bolo en
vísperas”, las mujeres sujetan la cruz para llevar a cabo tan laboriosa
tarea de ajustar todos los ornamentos que la componen. En la mañana de
Resurrección los dos mayordomos, acompañados por las mayordomas vestidas de
mantilla, portan la cruz hasta el lugar donde se produce el encuentro entre
Cristo Resucitado y la Virgen.
Desde este momento, los
nuevos mayordomos toman el mando, y reciben de manos de los mayordomos antiguos
un libro en el que durante todo el año han ido anotando cada paso de la fiesta,
donde se describe el desarrollo y los rituales de la misma. Tras haber
participado en otras festividades como son San Isidro o el Corpus, la primera
aparición de los mayordomos de manera oficial tiene lugar el 16 de julio,
fiesta de la Virgen del Carmen. En este día comienzan a salir a “pedir para el
Santísimo” por las casas del pueblo para recaudar dinero para sufragar la
fiesta y las diferentes celebraciones en las que están presentes a lo largo del
año, todas ellas de carácter religioso. Una parte de la cuestación la destinan
a la donación de un regalo para la iglesia. Es tradición que cuando las
mayordomas salen a pedir vistan el peculiar “traje de pedir”, compuesto por un vestido confeccionado con tela de
colchón, alpargatas, pamela y una especie de gran alforja de la misma tela que
el vestido, que llevan cruzada al pecho y en la que recogen los donativos. El
origen de esta alforja lo encontramos en tiempos pasados cuando en lugar de
dinero los mayordomos recogían trigo en las eras del pueblo para luego venderlo
y obtener dinero para costear los gastos de la fiesta. A partir del día del
Carmen son muchos los días en que se puede ver a los mayordomos haciendo
cuestación por las calles de Valmojado.
Agradezco la
colaboración de D. Enrique del Álamo, párroco de Valmojado, que me puso en
contacto con mi principal informante, David González Agudo, concejal e
historiador local (autor del libro “El
Cristo del Amparo, apuntes para la historia local de Valmojado”, que él
mismo me regaló), que me aportó datos muy interesantes sobre la tradición, y
con el que tuve el enorme placer de hablar durante un largo rato junto al
también concejal Nicolás Sánchez Díaz. Ambos me estuvieron hablando del tesón
de Valmojado por recuperar todo lo concerniente a su historia y tradiciones,
labor que me consta están realizando de manera digna de elogiar.
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| La Cruz vestida a la espera del Encuentro |
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| Los mayordomos esperando el Encuentro el Domingo de Resurrección |
| Los animales engalanados para el día grande |
| La oveja y el cordero se exhiben en la plaza |
| Los mayordomos abren el baile el "Día del Cordero" |
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